Cap. 17

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-Es mi turno de ir arriba Noha.- sonreí. Él abrió los ojos sorprendido y me sonrió divertido, pero no dijo nada. 

Acaricié su miembro con mi lengua y lo raspe con mis dientes. Vi a Noha morder su labio y le ofrecí una media sonrisa. Esto solo empezaba. La metí en mi boca y comencé a chupar mientras la acariciaba con mi lengua. Una de mis manos ayudaba en la base y la otra jugaba con sus testículos. La respiración de Noha se aceleró y pude ver que esa oscuridad que llenaban sus ojos se hacía más profunda. Lo oí jadear.  Volví a raspar con mis dientes su hinchado miembro. Segui chupando y acariciando con más fuerza y cada vez más rápido. Su respiración iba muy rápido y cada vez era más frecuente oirlo jadear. Presioné con mi lengua la punta de su glande. Su espalda se cuvo con fuerza. No me di cuenta cuando una de sus manos sujetó con fuerza mi cabeza y jaló violentamente de mi cabello, alejándome de su miembro.

-Suficiente- su sonrisa era amplia. Sus ojos oscuros de deseo y su frente con una leve capa de sudor. Se levantó, quedando cada a cada a mí. Sus labios besaron con cariño la comisura de mi boca y descendió por  mi barbilla- no sabes lo mucho que quiero devorarte.

Fuí asaltado y quedé debajo de su cuerpo. Su mano acarició mi rostro y mi cabello. Podía sentir su aliento chocar contra mi rostro, dulce, caliente y húmedo. Alcancé sus labios con delicadesa.

-Creí que me ibas a dejar estar arriba.-susurré, raspando su mejilla con mis dientes. Sentí con mi lengua el cosquilleo que producía su barba incipiente.

-Soy amable, pero no tanto- río.- Además me gusta más cuando gimes debajo mío.

Acarició mi cuello con su lengua y sus manos descendieron por mi cuerpo. Mi espalda se curvó ante su contacto, necesitaba tanto sus caricias. Me abracé a su cuello mientras él acariciaba mi miembro. Mi voz no dejaba de salir excitada y era vergonozoso sentirse tan bien.

-Noha- susurré- el maldito que te rechazo, no tiene idea de lo que se pierde.

-Me imagino que sí- rió. Sentí sus dedos deslizarse por mi espalda hasta mi parte baje y acariciar mi entrada. Sonreí. Este tipo estaba desesperado, usualmente tardábamos más en llegar a ese momento.

Acaricié la piel de su rostro que quedaba a mi alcance. El borde de su oreja, su frente, su cabello. Fui dejando caricias por todo él. Mis manos recorrían la piel de su espalda y no podía evitar enterrar mis uñas cuando tocaba esos lugares que me volvían loco. 

Siguió dilatando mi entrada, pero ¡Maldita sea! ¡Me estaba volviendo loco! Sé que su excesiva lentitud era para eso, quería torturarme. No iba a funcionar. Con la fuerza que pude giré dejándolo debajo de mi cuerpo.  

-Tardas mucho Noha- susurré a su oído- mejor vamos al revés esta vez.

Él solo rió y volvió a girar, dejándome abajo. Se estiro tratando de alcanzar algo, momento que aproveché para besar su torso. Lo escuché bufar y sabía que él también comenzaba a perder la paciencia conmigo. Regresó a besarme. Una de los besos más exigentes y pasionales de toda mi puta vida.

-Tenemos mucho tiempo cariño- rió- no es necesario que te apresures. Ahora cierra los ojos.

Me sentí obligado a hacer lo que me decía, algo en sus ojos me aclaraba que era mala idea hacer lo contrario. Lejos del deseo y la pasión que en ese momento estaba sintiendo, era divertido. Tener sexo con Noha era una constante lucha de poderes y deseos. Mientras él trataba de someterme y yo de someterlo a él, poco a poco caíamos en un juego de pasiones que ninguno lograba evitar, llegado el momento en que nos rendíamos, el tiempo ya había pasado. Las aventuras con Noha no eran cosa de una hora y listo. Si no tenías disponible todo el día o toda la noche para él, simplemente olvídate de tenerlo. 

Sentí como sus manos acariciaban mis brazos y los alzaban por encima de mi cabeza. Sus labios recorrieron mi pecho acariciando mis partes sensibles. Sus dientes mordieron una de mis tetillas y mi espalda se curvo en un arco. Nuestros miembros se rozaban y Noha contribuía a la fricción. 

-Ahora puedes abrirlos.- murmuró con esa grave voz que me vuelve loco. Sus brazos me agarraron de la cintura acercando su cuerpo al mío y sus labios presionaron con fuerza contra los míos. Me quería aferrar a él, pero mis brazos no se alejaban de la pared. Frustrado, después de un par de intentos por alcanzarlo, me dí cuenta que me había atado las manos al respaldo de la cama.- Ahora sí voy a poder comerte Ignacio.-rió. Pero esta vez su risa no me pareció contagiosa. ¡Odiaba que me ataran! Yo podía hacerlo, pero que ellos me lo hicieran a mí, era impensado. 

-Suéltame Noha, si no quieres que te mande a volar hasta Inglaterra.- dice amenazante.

-Vamos cariño- sonrió,besando es parte de mi cuello que es especialmente sensible ¡Maldición!- solo quiero que juguemos un rato- bajo acariciando mi piel con su barba incipiente causándome cosquillas y una extraña electricidad. Su lengua encontró mi boca y no pude hacer nada más que derretirme en su tacto.- Me muero por ti Ignacio.

Sabía que era solo parte de su juego, pero todo lo que salía de su boca con esa voz siempre me parecía tan real.

Lentamente sentí su miembro penetrarme, mientras sus manos no dejaban de acariciar mi cuerpo y sus labios me quitaban el oxígeno. Comenzó a embestirme lentamente, tocando esos puntos que ya conocía que me hacían gritar de placer y luego, sus movimientos fueron más bruscos y rápidos. La violencia con que me hacía suyo simplemente me deleitaba, era como un animal salvaje tratando de dejar su marca en algo que cree suyo y la desesperación con que sentía que ocurría, me hacía creer que quizás era algo especial para él. En el fondo, Noha siempre se ha sentido solo. 

Luché con las amarras que me aprisionaban hasta que logré soltar el nudo y mis brazos rodearon de inmediato su cuello. Mis labios buscaron los suyos y luego repartieron besos por todo su rostro. Noha me alzó quedando sentado sobre su regazo mientras me penetraba. Desde esa posición tenía una vista perfecta a sus ojos, tan hipnotizadores, tan salvajes, iguales a los de un animal. Mi boca cayo sobre la suya exigiendo más atención de la que ya tenía. El deseo de monopolizar siempre surge cuando estás con alguien, porque el ser humano es de naturaleza egoísta. 

No recuerdo cuantas veces me hizo llegar al climax, ni cuantas malditas veces lo hicimos. Sé que se sintió como ir al maldito cielo y volver, y que cuando me dí cuenta que hora era, el día ya había acabado. 

AY DIOS!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora