Cap. 21

4 1 2
                                    

Querer algo es completamente distinto de desearlo.

En ese momento, justo en el preciso instante en que nuestros labios se rozaron, realmente deseé a Daniel.

Sus labios presionan contra los míos, quiero más. Intento inmiscuir mi lengua entre sus labios y me deja. Saben dulces. Muerdo su labio intentando decirle que me deje ir más allá, pero no lo entiende. Solo nuestros labios se siguen acariciando, por más que intento avanzar.

-No te voy a morder.-susurro entre besos- abre un poco tu boca.

Obedientemente hace lo que digo. Sujeto su rostro entre mis manos y enredo mis dedos entre los cabellos que cubren su cuello. Me tomo mi tiempo en besarlo y acerco, nuevamente, mi lengua a sus labios. Él se inclina hacia adelante para atraparla, pero retrocedo. Muerdo su labio y acaricio con mi lengua. Él gruñe. Me rio. Sujeto con fuerza su rostro e invado esa boca que tanto deseo. Su lengua sale a mi encuentro y me enfrenta en una cruel batalla. Ambos buscamos despedazarnos, consumirnos. Mi mano baja por su cuello y las suyas sujetan mi cintura. Muero su lengua y él tira de mí encerrándome entre sus brazos. Nuestros cuerpos chocan brutalmente, pero esa sensación de necesidad que transmite me enciende. Lo acerco más a mí. Él se levanta y queda a mi altura. Continuamos besándonos. Me aprisiona contra el camarote y mi cabeza queda reposada en la marquesa de la parte superior. Sus manos buscan la piel bajo mi polera y yo aprovecho para apretarlo contra mí. Torpemente me quita la polera. Me agacho y tiro de él. Caemos sobre la cama y él vuelve a besarme. Baja sus labios por mi cuello hasta mi pecho, haciéndome cosquillas.  Lo obligo a volver a mis labios y giramos sobre la cama.  A horcajas de él, me inclino para besarlo. Sus manos acarician mi espalda y bajan por mi cintura buscando algo. Muerdo su cuello y detengo sus manos cuando van a mi pantalón. Levanto su polera, comienzo a besar el borde de su pretina y subo por sus oblicuos. Voy dejando un reguero de besos por su piel.  Él acaricia mi mejilla con su mano y guía mi rostro al suyo. Recorro esa boca como si fuera su único dueño y no puedo evitar mover mis caderas sobre las suyas. Le escucho gemir contra mi boca y quiero reír. Él vuelve a girar dejándome bajo él y empieza a desabrochar mis pantalones. Lucha con el botón el tiempo suficiente para darme cuenta de lo loco que era lo que estábamos haciendo y lo mal que estaba.

-Daniel detente- no me escucha y sigue besándome. Tengo que empujarlo para quitármelo de encima.-¡Es suficiente!

Estoy realmente agitado y la realidad me pega de golpe, acabo de hacer una estupidez y ¡con la puerta abierta!. Antes de darme cuenta ya la estoy cerrando con llave. ¡Dios mío ¿Qué hice?!

-yo...ah...yo- las palabras se traban en mi boca y no tengo idea de qué decir- yo... lo siento.

-Ah...eh- Daniel me mira asustado. ¡Por supuesto que iba a reaccionar así! ¡Un hombre se le tiró encima!

-Por favor no te asustes- me apresuro a hablar- no lo volveré a hacer y no se lo diré a nadie, así que, por favor, no me mires así y no me grites.

-No, yo...

-No, está bien. No tienes que decir nada- le interrumpo, hablo tan rápido que me cuesta entenderme a mí mismo- por favor, no digas nada.

Cansado me tiro sobre la silla, ya que no sé qué más decir.

No puedo mentirme, realmente me gustó y no me importaría repetirlo. Pero él de verdad se ve asustado y lo menos que quiero es espantarlo o traumarlo. Querer... ahí va de nuevo esa palabra ¿Por qué mierda me estoy preocupando por él? Es lindo, pero bajo ningún motivo lo vería como un posible postulante a ser mi novio. No a él. No al ex de Noha. Quizás...como un amante...

Él me mira y va a decir algo, pero lo interrumpo.

-De verdad lo siento...yo...

Ahora soy yo el interrumpido. Y debo decir que me agrado mucho la forma en que fui completamente callado. Daniel me estaba besando, por su propia cuenta y más apasionadamente de lo que nunca me hubiese imaginado.

-¡Dios cuando te vas a callar!- exclamó riendo y continuó besándome.- no tienes que disculparte.

Nuestras narices se acarician de un modo demasiado cariñoso y empalagoso, nuestros labios vuelven a juntarse.

Con sus manos en mi rostro y mirándome fijamente a los ojos, vi lo más aterrador que había visto en mi vida.

-Yo creo que..

-¡NO!-grité- por favor no, no, no, no. ¡No lo digas! ¡Todo va bien hasta ahora! ¡No lo digas!

-¿Por qué no quieres que hable?- grito molesto. ¡Eso! Ese es Daniel. El gruñón, malhumorado, no lo que vi en sus ojos.

-Yo te encuentro atractivo- dije y él se sonrojo. Tan tierno- pero no quiero nada como una relación. Estoy bien con solo esto.

-¿Solo esto?- inquiere intrigado y algo divertido.

-Besarnos y esas cosas, nada serio.

Me mira un largo rato, en el que me siento como en un interrogatorio por asesinato. Presiento que él puede ver todo a través de mí y me aterra. Creo que tiene esa extraña habilidad de Noha, de ver todo lo que me atraviesa, como un papel a contraluz.

-Eres un mentiroso consumado- refunfuña. Se vuelve a acercar a mí y me abraza.- pero está bien...creo...no sé...recién nos conocimos y todo...pero se siente bien estar contigo. Sé que vas a decir que somos desconocidos y lo usaras para evadir lo que quiero decir, te entiendo... así que pienso que está bien que empecemos siendo amigos. 

No puedo evitar reírme en su cara y él se enfurece. Tan él. Siento que lo conozco de toda una vida y me da más risa pensar tan infantilmente, recuerdo que hay una palabra para ese tipo de sentimiento Koi no yokan, aunque es un poco absurdo y no encaja del todo en lo que siento.  Se sienta en la cama y parece un niño amurrado.

-Eres muy lento- no puedo parar las carcajadas. Me siento junto a él y lo hago caer de espaldas- solo amigos te tomara mucho tiempo. No hago este tipo de cosas con mis amigos. Digamos que son intocables.

Me acerco a su rostro y lo besó.

-Aunque...-alargó última vocal para darle algo de misterio, sé que es solo un juego inútil- podría hacer una excepción contigo.

-¿Ah sí?- exclama riendo y vuelve a besarme.

-Ya deberías irte- digo mientras me deleito con sus besos.- Es tarde.

-¿Volveremos a vernos?- susurra, sin parar de acariciar mis labios con los suyos.

De repente siento que estoy tranquilo. Sus labios se ralentizan al ritmo de mi corazón y todo se vuelve de cierto modo perfecto. Es agradable solo estar ahí con nuestras bocas acariciándose. ¡Me vuelve tan cursi y princesa! Me alejo un poco para mirarle. Él está un poco preocupado aún,  pero no hace nada. Solo me mira.

-¿De verdad no puedo decirlo?- murmura.

-No- susurró también.

-Bien. Entonces ve a dejarme abajo.

-Okey.

-Bien.

Ninguno se mueve. Y me acuerdo de una escena de Esperando a Godot ¿Pareceríamos igual de estúpidos si alguien  nos viera ahora?

Me giro quedando de espaldas y me tomo mi tiempo para levantarme. Luego estiro mi mano hacia él. Daniel la acepta y tira de mí. Me inclino a besarlo una última vez.

-Ya...

-Debo irme, lo sé.- me interrumpe y vuelve a besarme, sin dar atisbos de que se va a mover. Comienzo a exasperarme. Entonces él se aleja y se levanta. Toma sus cosas y se dirige a la puerta. Le sigo por el camino a la salida.

Ya en la entrada de la calle nos miramos. No sé qué decir y tampoco sé si sea necesario que diga algo. Esto parece demasiado...mal, simplemente mal, pero prefiero ignorarlo.

-Adiós- sonríe. Maldita sonrisa pepsodent. Maldito sol que le da en la cara. Malditos ojos que me encandilan. Maldita y perfecta cara.

-Adiós.- susurró. Él toma mi mano e intento soltarme de inmediato, pero no me deja. Se acerca un poco a mí y me besa rápidamente, apenas rozando mis labios. Con sus labios junto a mi oído, lo escucho decir las peores palabras de la vida. Y las que más odie hasta ese momento de mi vida.

-Me gustas.




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 01, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AY DIOS!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora