Un día como todos, me levanté a las 7:00am. De verdad no tenía muchas ganas de ir al instituto.
Como todos los días.
Era desagradable ir a soportar a todos los profesores.
Cuando al fin me pude levantar de la cama, me fui a darme una ducha.
Me quite la camiseta blanca que me llegaba un poco más arriba de las rodillas. Abrí el agua poniéndola a la temperatura perfecta para no quemarme ni congelarme. Me metí cuidadosamente para no caerme. Enjuague cada parte de mi cuerpo con la esponja. Y así pasó un buen rato.
Cuando salí de la ducha, me enrolle con una toalla blanca y puse otra a mi cabello.
Estaba en mi habitación secando cada parte de mi cuerpo para luego ponerme crema por todo. Cuando termine, mire mi armario para ver que prenda podía ponerme y opte por unos jeans, una sudadera de color blanca y unos zapatos Vans de color negros. Me mire al espejo, para ser sincera me veía simple pero realmente bien. Me cepille el pelo cuidadosamente para no hacerme daño, lo tenía largo, me llegaba un poco más arriba de la cintura. Me deje el pelo suelto y me encrespe un poco las pestañas, a veces simplemente no me apetecía maquillarme tanto.
Cuando al fin estaba lista, baje a la cocina para tomar desayuno.
Encima de la mesa había una nota.
"Cielo, a las 6 de la mañana con tu padre tuvimos un imprevisto de trabajo, así que tuvimos que tomar un vuelo con destino a Barcelona. No sabemos cuando llegaremos ya que tenemos mucho trabajo allí. Estamos en contacto. Te amamos. Mamá."
No me sorprendía, mi padres nunca estaban en casa, ya que los dos son abogados y siempre están de viaje.
Arrugué la notita y la tire a la basura.
Para desayunar me hice tostadas y un vaso de zumo de naranja. De verdad estaba muy bueno. Disfrute cada mordisco que le daba a las tostadas, y saboreaba cada sorbo del zumo.
Estaba tan tranquila desayunando, hasta que mire la hora en mi móvil.
Marcaban las 07:49am.
Mierda, llegaba tarde.
Deje todo en el lavavajillas y me fui corriendo al baño. Me cepille los dientes, y luego antes de salir me mire al espejo y me puse un poco de pinta labios y sonreí inocentemente.
Cogí mi bolso y las llaves de mi coche. Mi instituto no quedaba tan lejos, en coche eran como unos 7 minutos. Pero siempre tardo en encontrar un aparcamiento libre. Me ponía muy nerviosa.
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Del odio al amor.
Hayran KurguChanel Johnson, una chica de 17 años que iba al instituto como le correspondía a los jóvenes. Un día, su vida cambio gracias a un chico llamado Justin Bieber, que ella odiaba y luego lo amaba como a nadie nunca antes había amado.