Sanguijuelas

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-¿Qué haces?- preguntó Michael mirándome por el espejo retrovisor.

-Sólo escribo.

-¿Ya no te duele el brazo?

-Un poco, además me lastimé el derecho y soy zurda...

-¿Qué escribes?

-¡¿No tienes nada mejor que hacer?!- le dije entre burla y enojo. Mike rió y Jeny sólo dormía.

   Había pasado un día desde el accidente. Luego de pasar la noche en una gasolinera abandonada, por suerte no nos pilló allí, nos secamos y buscamos alimentos. El plan por ahora era llegar a la siguiente ciudad que supuestamente no ha sido destruida.
   En un lado de la gasolinera encontré una libreta y Mike tenía un bolígrafo. No escribía mi historia tontamente para que en caso de mi muerte alguien sepa que existí. Escribía el tipo de criaturas con las que nos habíamos topado, para así ayudar a quién la encuentre en caso de... Por si la encuentran.
   El camino había estado un poco desfigurado, seguramente por que Soria había pasado por allí. Iba concentrada escribiendo cuando nos detuvimos de golpe y choqué de cara contra el asiento de Michael.

-¡¿Qué mierda?!- grité fuerte, mi nariz se había roto y me escurría sangre. Jeny se había caído del asiento, pero estaba bien e igual de sorprendida que yo.

   Michael y Mike bajaron del vehículo. Me bajé poniendo mi mano sobre la nariz rota. Cuando llegué a su lado vi a un hombre tirado en el suelo y con un charco de sangre formándose cerca de su cabeza.

-¡Salió de la nada!- gritó Mike. Se acercó a él y tomó el pulso en su cuello.- sigue vivo, ¿qué haremos con él?

-Lo llevaremos con nosotros.

-¡¿Estás loco?!, ni siquiera lo conocemos.

-Dime que tú y yo, o esa niña- dijo Michael apuntando a Jeny en la camioneta- somos conocidos.- Mike miró al suelo y arregló su gorra.

-¿Arriesgarías tu vida, o la de esa niño para salvar a quién no conoces? - me molestó un poco su expresión contra mi.

-Si puedo, lo haré- dijo cortante.

   Michael era extraño, tenía una obsesión con salvar personas, no sé qué se cree.
   Michael se acercó al hombre y lo subió a su hombro derecho. Lo llevó a la parte trasera de la camioneta y lo puso allí.

-Iré con él aquí atrás- dijo Michael.

-Yo puedo hacerlo- le dije. Él pareció dudar.

-Está bien.

  Sacó una cuerda de uno de los bolsillos de su chaqueta y le ató las manos, por si a caso.

-Ten- me dijo mostrándome una navaja.- sólo es por si despierta de mal humor, no hay que confiarse. - la tomé y la guardé en mi cinturón.

   El camino seguía disparejo y de vez en cuando la camioneta daba saltos bruscos.
   Este hombre era bastante extraño, se veía de unos treinta, pero lucía como un vagabundo loco. ¿Qué hacia en medio de la nada? Recordé que tenía un pañuelo en el bolsillo de mi pantalón, lo saqué y le limpié la frente, la cual tenía mucho sudor y sangre seca de la herida que se había provocado. Cuando llegué a rozar su herida, se retorció como en un mal sueño y empezó a despertar. Apretaba con fuerza la navaja en mi mano. Golpeé el vidrio que estaba allí para que me oyeran.

-¿Qué...?, ¿Dónde estoy?- decía apenas.

-¡Despertó!- grité lo más fuerte que pude para que me oyeran. Jeny me vio y le informó a Michael. Pararon la camioneta y Michael llegó. Tomó al sujeto por la camisa y lo remeció.

NO ONE IS SAFE© PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora