Pasado el incidente tanto Hayato como Kisumi se tomaron la molestia de invitarme a tomar algo a su casa, al final miramos una película y Hayato terminó durmiendo sobre mi regazo. Kisumi lo tomó entre sus brazos para subir a su habitación y dejarlo sobre la cama.
Mientras él se ocupaba de su hermano yo comenzaba a llevar los trastes a la cocina y lavarlos, para que cuando bajara pudiéramos tener un momento a solas.
-______, ¿quieres...- Kisumi apareció en la entrada, miro lo que termine de hacer y cruzo sus brazos frente a él, dejo todo su peso en la pierna derecha y fruncio el entrecejo -Hey, no se supone que debes limpiar. Me haces sentir un mal anfitrión.
-¿Q-que? No es así- Lave mis manos y gire para encontrarme con esa mirada azulada fijamente en mi -, tampoco iba a dejarte toda la carga.
-No eran tantos, después de todo.
-Exacto- Sonreí mientras avanzaba hasta él y me detenía a su lado -, no eran tantos.
Sonrió.
-¿Quieres ver algo de televisión?- Preguntó relajando sus hombros y suavizando su gesto.
-Bueno, creo que...- Inconscientemente mire mi muñeca, donde debería estar mi reloj pero al recordar que lo había perdido me volví para ver la hora en el reloj que colgaba de la pared de la cocina.
-Espera, ¿los has perdido?
Volví a mirarlo, un poco extrañada por su pregunta pero cuando lo vi señalar su muñeca entendí que se trataba de mi reloj.
-Si, hace un par de días. Creo que lo perdí en el Club de Natación pero he buscado por todas partes y no lo he encontrado.
Me miro un segundo, sus ojos se abrieron antes de que saliera disparado a la planta superior de la casa. Lo seguí con la mirada hasta perderlo entre la oscuridad del lugar para después mover ligeramente la cabeza y avanzar hasta la sala de estar donde se encontraba mi bolso y mi sudadera. Era algo tarde para quedarme, y el último tren partiría pronto así que tendría que darme prisa y encaminarme antes de que pudiera perderlo.
Los pasos presurosos de Kisumi me indicaron que estaba bajando las escaleras, camine hasta donde él y lo sostener algo entre las manos.
-¿Que es eso, Kisumi?- Pregunte curiosa.
-Creo que... Te pertenece.
Acerco sus manos hasta mi y poco a poco dislumbre mi reloj descansando sobre ellas.
Sonreí y lo tome.
-¿Como es que lo tienes?
-El primer día que lleve a Hayato recuerdo haber chocado contra alguien, no lo vi muy bien, sólo supe que había perdido algo, y ese algo es... Ese reloj- Sonrió tímido.
-Kisumi- Me abalance sobre él, rodeándolo por el cuello permitiéndome sentir todo de él -, no sabes cuanto te lo agradezco. Estaba desesperada por encontrarlo.
-¿De verdad?
-Esto es algo importante para mi- Dije con un nudo en la garganta -, me lo dio mi abuela cuando cumplí quince años.
-¿Y que sucedió? Nadie dice algo así con esa expresión.
Sonreí tratando de contener el llanto que se aproximaba, baje la vista ocultando mi rostro de los hermosos ojos de Kisumi pero sus manos tomaron suavemente mis mejillas para poder evitarlo.
-______- Musito.
-Ella... Murió.
Sus orbes azulados se abrieron de par en par, y al mirarme soltar la primera de muchas lágrimas se apresuro a estrecharme contra su pecho, llevando sus manos a mi espalda y cabellos acariciándolos tiernamente.