Detrás de la fama » Luke Hemmings.

Cinco.

Estaba terminando mi vaso que contenía Margarita, o lo que quedaba de ella, a pesar que la había estado bebiendo lentamente.

Sentí unas manos en unas de mis rodillas y casi caigo de la silla, pero por suerte no fue así. Una mano de Luke se encontraba en ella y éste la movía dándome una caricia. Estaba muy nerviosa, sus manos no eran tan grandes, pero sin embargo tampoco tan pequeñas, eran suaves pero no tanto como las de chica.

La sonrisa no dejaba su rostro y yo sólo quería lanzarme a él y llorar en su pecho, dolía, dolía mucho.

—¿Es natural?–, preguntó mientras su otra mano acariciaba mi rojizo cabello.

Mi cuerpo se estremeció por completo, su mano en mi rodilla y ahora otra en mi cabello, no grites Nina, no lo hagas.

—Sí—, Confirmé su sospecha y relamí mis labios para luego tomar el último trago de mi bebida. Mi cabello era de un tono rubio rojizo, pero no era tan claro y tampoco tan oscuro, intermedio. La diferencia era que yo no era como las típicas pelirrojas, no tenía un montón de pecas por todo mi rostro, vale que tenía una cantidad de lunares pero definitivamente no en mi rostro.

La mano de Luke empezaba a subir por mi muslo y yo sólo trataba de disfrutar la caricia lo más que podía, a pesar de que sabía cual era su propósito.

—¿Vamos?—, susurró en mi oído señalando hacia afuera—. Mi auto está allí, y... Será más privado.

Sólo diré que mi respuesta fue afirmativa.