Detrás de la fama » Luke Hemmings.

Nueve.

—¿Cómo sabías que vivía aquí?—, fue lo primero que salió de mi boca mientras veía a Luke. 

Ahora su cabello estaba un poco aplastado en su rostro,  y no pude evitar pensar que se veía muy adorable e inocente así. Pero su barba de días le quitaban lo inocente haciéndolo más sexy de lo que ya era. Maldito seas Hemmings.

—Mmmh... tu amiga la castaña que estaba con Ashton. Ella me lo dijo—. Tendió mi teléfono móvil hasta mí y yo suspiré cuando lo cogí. 

Trataba de no hacer contacto visual con él, pero vamos, todos sabemos lo débil que soy ante el muchacho. Pude notar también que ahora no me miraba al rostro si no a mi cuerpo, y allí fue cuando recordé que apenas llevaba una blusa blanca de tiros, un short que hacía juego y sin nombrar que no llevaba sostén y se me notaban los pezones. Era una noche fría.

—¿Tienes frío, amor?—, preguntó él descaradamente, y quise darle una cachetada pero en vez de eso enrojecí quedando como patética. 

— Gracias por traérmelo,  creo que ya no tienes nada que hacer aquí—, murmuré. No sabía de dónde había sacado tal valor. 

— Mmgh, sí... —, se aclaró la garganta—, ¿Me prestas tu baño?

Y ahora puedo decir que Luke Hemmings orinó en mi baño.