Detrás de la fama » Luke Hemmings.

Dieciséis.

—B-bueno...— no sabía por qué empezaba a tartamudear, demonios.

—O bueno, ya sé, ¿Esperabas que te comiera a ti?— sonrió después de pasar su lengua por sus labios.

—¿Q-qué? ¡No!— exclamé con el rostro caliente, y estaba segura que era a causa del sonrojo que sus palabras había causado en mí. Y aunque esa no era la razón por lo que la cocina estaba falta de alimentos, sabía que muy dentro de mí, el me comiera, no literal, a menos...

—Bueno, entonces tendré que irme ya, si no me vas a alimentar...— hizo un puchero, que lo hacía ver inocente... -Algo que no era- y adorable.

Admitía que cuando me desperté sin él a mi lado, pensé que se había ido, y vale, me había equivocado, pero una cosa no entendía, ¿sólo se quedaba para desayunar aquí?

—Puedes quedarte y desayunar cereal con leche, o irte a un starbucks a desayunar— dije mientras me encogía de hombros y me ponía de puntas para así alcanzar el cereal, no todos somos muy altos como Luke. Además, era su... Ugh, groupie, así que nos volveríamos a ver.

Pero... ¿Y si no le gustó lo de anoche y sólo se irá y no lo volveré a ver?

Luke miró la hora en el reloj que adornaba la pared.

—Me iré a mi casa mejor, tenemos una entrevista en una hora, joder lo había olvidado— bufo corriendo a la habitación y volvió al poco tiempo ya vestido —Uhm, la pasé bien anoche rojita— se acercó a mí agarrandome de la cintura pero sus manos bajaron hasta mi trasero y sus labios se acercaban a los míos.

Mis labios estaban entre abiertos esperando por el tan ansiado beso, que nunca llegó, o bueno, sólo mi mejilla pudieron sentir sus labios.

—Nos vemos gatita— guiñó un ojo hacía mí y sin más salió por la puerta dejandome sola.

Había algo que no dejaba mi mente... ¿Volvería a verlo?