El druida Abieno mira alrededor, en dirección a las almas que se han reunido en Stonehenge para celebrar el Solsticio de Verano. Le fastidia que, milenios después, creerán que el templo fue construido por el mago Merlín, con la finalidad de festejar la victoria del rey Aurelio Ambrosio sobre los sajones. Es cierto que aquí está enterrado en uno de los hoyos de cremación, junto a otros notables, después de ser reducido a cenizas. Como lo estará, también, Uther Pendragon, el padre de aquel Arturo que conseguirá sacar a Excalibur de la piedra. Aunque para tal hazaña aún faltan décadas.
Stonehenge es mucho más antiguo y un sitio sagrado. Por tal razón le molesta que Merlín, su rival, consiga llevarse los honores eternos. Lo observa: está ahí, festejando como uno más. Tanta humildad lo exaspera.
La bruja Ceridwen no. Muestra el rostro grave, majestuoso. Quizá porque muchos de los presentes la consideran una diosa de Gales y debe comportarse como tal. Galesa igual que las piedras principales.
Ella, solemne y bella como este monumento a la muerte que todos aman, se dirige hacia la fosa exterior que rodea el complejo. Dentro, miles de futuras hogueras, separadas unas de otras por el largo de una mano, esperan a que Ceridwen las encienda.
Abieno no puede evitar sentirse atraído por su hermosura, en tanto ella hace que el fuego le brote de los dedos. El pelo rojo ondea con la brisa, igual que su túnica blanca. Es tan delgada que permite contemplar el cuerpo esbelto, perfectamente delineado. Incluso la mata elegante en el pubis, los pechos erguidos. Trata de contenerse pero no puede. La desea como nunca ha deseado a ninguna otra.
Ceridwen advierte la mirada lujuriosa del druida. No es de extrañar: entre sus poderes destaca la adivinación. Abieno es joven y muy apuesto, moreno y con ojos como esmeraldas. Pero ella está casada, tiene tres hijos y es mucho mayor que él aunque parezca más joven. Sin embargo, los ritos son los ritos y está dispuesta a cumplirlos a rajatabla.
La mujer tiene la misma edad que Merlín, aunque él sí que los aparenta. Muchos años antes, cuando el mago todavía era capaz de amar, fueron amantes y vivieron juntos por un lustro. Pero la vida y la magia los había separado al punto de que hoy, al contemplarlo, no entiende qué vio en él. Es un hombre débil, se ha excusado de dirigir la ceremonia. Ceridwen sabe qué hay que hacer y está dispuesta a llevarlo a cabo. Igual que Abieno.
Estira el brazo en dirección a la luna, los dedos aún lanzan llamas. Dice:
ᅳObservad cómo la niebla empieza a esconder nuestras piedras sagradas. Las brujas y los demonios malignos se acercan, aquí estáis a salvo. Pero os advierto: si deseáis continuar con vida, no pongáis un pie más allá de la fosa.
ᅳNo os preocupéis por los que morirán esta noche, amados fieles, en realidad ya están muertos ᅳcontinúa Abieno con la ceremonia, se ha colocado detrás de la Piedra del Sacrificio, justo frente a la Piedra Talónᅳ. Recuperarán su alma y volverán con otro cuerpo, para honrar nuestra querida tierra. Todos los que hemos venido hoy en procesión por la avenida ceremonial desde Woodhenge, el Templo de la Vida, esta noche honramos a todos los elementos. Y a la Vida y a la Muerte. Leeré el futuro en el viento y en los que mueran, preparaos para el sacrificio.
ESTÁS LEYENDO
Obsesión vampírica. CUENTOS DE VAMPIROS.
VampireEl atardecer empieza a dar paso a la noche. Los colmillos se afilan antes de caer sobre las víctimas. Te doy la bienvenida a esta recopilación de cuentos sobre vampiros. La idea de hacer esta obra surgió gracias a los Retos del Verano de Wattvampi...