Capítulo 9.

367 23 3
                                    

Caminó hasta la plaza donde me dijo que nos encontraríamos, aún me siento rara porque estoy a escasos minutos de conocer a mi ídolo, ayer llore, patalee, grité, reí, comí y canté después de hablar con el.

Siento que es algo estúpido el irme con un completo extraño, bueno yo creo que el peligro es para el, porque siendo por mi lo secuestraria y lo violaria.

Bueno, tal vez no lo violaria... o tal vez si.

En fin, sigo caminando, me puse mis mejores jeans para poder venir hasta aquí, son los únicos que favorecen mis flacuchas piernas y sacan algo de masa muscular y haciendo que mi trasero al menos se vea decente.

Llevo dinero que me dio mi abuela, mi cargador de mi celular, mi libreta de dibujos, mi celular y un gloss de brillos transparente como único maquillaje en mi bolso.

Un viejo bolso hecho de cuero, jeans rasgados y de talle alto, camisa blanca con la palabra Neverland en el centro y una chaqueta pequeña de cuero marrón igual que mi bolso y botas timberland.

Ando con mi ropa más decente, debo darme palmaditas en la espalda pero no es el momento. Mi cabello rojizo atado en una coleta, con pequeños mechones saliendo de esta. Mis pequeños aretes dorados y mis perforaciones en mis orejas, tres seguidas en cada una de ellas.

Camino un poco más rápido hasta llegar a la banca, me siento y miro a mi alrededor. Niños jugando, madres estresadas, madres con carriolas, empresarios, pero nada de djs famosos o ídolos en la calle.

Pasan minutos, y yo decido sacar mi celular y revisar mis redes sociales, hoy dejé de trabajar sólo porque el me invito y ahora me dejan embarcada.

Espero, pasan muchos minutos más, diez, quince, veinte y nada.

Decido esperar cinco minutos más o si no me iré.

Miro mi reloj en mi muñeca, y suspiro, me levantó sacudiendo mi pantalón y acomodando mi chaqueta.

Voy caminando con mi celular hasta que siento una mano en mi boca y me alarmó.

-Shh, sólo has silencio y camina tranquila que nos vamos al auto.

Me tenso, esa voz no la conozco, es rasposa y ronca.

Sigo caminando apretando mi celular, me muevo un poco y lo logró meter por el dobladillo de mi pantalón. Estoy asustada, maldición.

Nos paramos frente a una camioneta negra de vidrios polarizados, si tan sólo no hubiese venido en este momento no estuviera pasando esto.

Abren la puerta desde adentro, y veo el asiento sólo, y el me aprieta suavemente el brazo para que suba.

Yo sólo subo, y me siento, estoy temblando.

- Okay cariño, ahora comeremos una pizza.

Yo frunzo el ceño y volteó hacia donde esta el hombre y notó que se quita la capucha y tengo en frente al mismisimo Julian Jordan.

Voy a llorar.

Siento unas manos es mis hombros y me tenso, miro las manos y notó que son pequeñas y tienen las uñas muy cortas. Es el.

-Veo que te asustaste cabello lindo.

Yo me tenso y llevo mis manos a mi boca, siento mis ojos aguarse y ahora le agradezco mucho a Dios el no usar maquillaje porque si no estuviera como un Mapache.

Y si estoy llorando como tal Magdalena; ellos están riendo al no saber que lloro, pero al momento en que de mis labios sale un sollozo ellos me miran asustados.

Siento como Martin se pasa por encima del asiento hacia donde estamos Julian y yo.

Pero con el sólo tener a mis dos amores platónicos en frente, lágrimas se desplazan por mis mejillas.

Papercut #Papercut .1 (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora