Capítulo 34.

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Nota primordial: Bueno señoritas primero que todo ¡Buenos días! En mí país son las 9 de la mañana y estoy en clases de castellano (que buena alumna soy, definitivamente me doy orgullo), en fin estoy muuuuy happy porqué ¡Llegamos a 2k gracias a ustedes! (Espero y lean esto porqué me di cuenta hace 8 minutos y decidí hacer un lindo cap) ¡Muchas gracias muchachonaaaaas! Eso sonó raro.

Espero y les guste.

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Los tres en un ascensor no era una buena combinación, porqué una Jenna molesta y un Martijn molesto no era nada bueno para un pacífico Justin tratando de aligerar el ambiente cantando una canción de Michael Jackson.

Jenna lleva su ceño fruncido y Martijn lleva una cara de frustración pura y notoria, y ahí está un confundido e incómodo Justin. Las puertas de acero y vidrio se abrieron revelando un pasillo con luces bajas.

-Bueno, me despido chicos.- dice Justin quitándose la gorra color negra y despeinando su cabello con su mano izquierda, y se adentra en la habitación.

Martijn cruje sus dedos y mira por el rabillo de su ojo a Jenna, ella lleva expresión molesta y ella se cruza de brazos y voltea a mirarlo.

-Deja de mirarme ¿algún día vas a abrir la puerta? Tengo sueño estoy cansada.

-Lo siento.- musita el ojiazul en voz baja, abre la puerta de color blanco y se hace a un lado para que ella entre.

Jenna va directo a su maleta y la abre sacando unos pantalones largos de pijama y una camisa de mangas largas de rayas grises y rosa pastel. Martijn la mira confundido y ve las prendas en su mano.

-¿Qué es eso?- dice el señalando la ropa en sus manos, ella enarca una ceja y la muestra.

-Ropa ¿acaso no vez?- dice caminando por la gran habitación, dirigiéndose al baño.

-¿Dormirás con eso?- ella asiente y se adentra al baño cerrando la puerta suavemente. Martijn camina hasta el baño y entra sin preguntar o tocar, ella estaba sin camisa.

Y sin brazier.

Martijn abre su boca en una 'O' y al parecer no encuentra como cerrarla, Jenna se da cuenta de que el ha abierto la puerta e intenta cubrirse con su suéter color menta, él chico camina rápidamente hasta ella y la toma de la cintura.

A pesar de que Jenna es casi del mismo tamaño de Martijn, sólo los diferencian unos centímetros y eso le da la ventaja a Martijn para mirarla desde arriba.

Él la abraza atrapando sus brazos entre sus cuerpos, y sus respiraciones están terriblemente agitadas, Martijn tiene los labios entreabiertos al igual que ella.

-Lo siento.- él la mira con ojos preocupados.

-No todo se arregla con un lo siento, Martijn.- musita ella sin mirarle.

-Dime cómo puedo arreglarlo, sólo dime.- soltó desesperado.

Ella mordió su labio para evitar hablar, el chico desesperado toma a Jenna de el rostro con delicadeza y le pregunta en un susurro inaudible.

-¿Qué puedo hacer para que me perdones?

Y eso fue lo único que hizo que ella perdiera los estribos, besándole, un pequeño roce de labios haciendo que el deseo dentro de ellos se encendiéra.

Él no la soltó, más bien deslizó sus manos hasta sus muslos cubiertos por los ajustados jeans y la alzó, ella enredando sus piernas en las caderas de él. Ellos aún besándose, cualquier diferencia o mal humor se había perdido con aquel beso.

Martijn la sienta en el lavamanos de mármol, y ella enrosca sus piernas y juega con el dobladillo de su camisa gris. Él alza sus brazos para ella ayudarle a quitársela, la tira a un lugar del baño y siguen besándose como si sus vidas dependieran de ello.

Las manos de ella acariciaban los hombros de él, más besos, más caricias. Y lo que Martijn anhelaba - aunque fuese lo obvio- es que ella lo perdonara por decir aquella atrocidad.

-Perdóname.- dijo dándole besos pequeño en el cuello.

-Te...- y no pudo terminar la frase porque un suspiro la delató, dándole ánimos a Martijn de seguir.

De darle todo el amor de él hacia ella.

La cargó en brazos y se dio el lujo de observarla, ella no traía absolutamente nada en la parte de arriba al igual que él, una rama muy profunda de deseo se instaló en él.

Estaba excitado y eso era obvio, pero con ella era distinto, si, estaba excitado pero no igual que cuando estaba con otras chicas con las que había estado antes. Con ella sentía más que deseo, sentía amor, sentía que con ella iba a llegar a las nubes de la mejor manera y que ella es el ángel más hermoso de su cielo.

Que con Jenna iba a llegar lejos costase lo que costase.

Él se sentó en la cama, ella tenía los ojos cerrados y estaba acurrucada en sus brazos, su respiración era agitada y sus mejillas estaban rojas, muy rojas.

Él pasó su mano por su rostro, delineando con sus pequeños dedos -parecidos a los de un niño- y las pasó por el contorno de sus ojos, nariz y barbilla, llevo sus manos a los labios de ella y se inclinó para dejar un pequeño beso en ellos, haciendo suspirar a la chica.

Las manos del ojiazul estaban cautelosamente bajando por el cuello, haciendo que Jenna temblara, las manos bajaron lentamente y se detuvieron justo en el pequeño espacio entre los pechos de la chica y ella comenzó a temblar, mordió su labio y los vellos de su piel se erizaron por completo.

Ella quería más.

Él chico como si leyera su mente, pasó desapercibido y bajo hasta su ombligo dejando a una muy frustrada Jenna en los brazos de un sonriente Martijn.

A él le encantaba verla queriendo más, siempre más y que sea sólo con él, saber que sólo él ha tocado ese hermoso cuerpo y que ella por cada roce tiembla bajo sus manos.

Simplemente le encantaba ella.

Las pequeñas manos del chico se detuvieron en el botón del pantalón, y simplemente bastó un ligero 'clic' para que empezará todo.

Porqué éste sería un buen cumpleaños, si de él dependiera.

***
N/A: ¡Lo he terminado y son las 5:20 de la tarde y tengo tarea por montón pero, todo por ustedes!

Agradezcanme con un lindo like y un comentario bonito, ustedes son las que me dan ánimos baes.

Las amo.

Papercut #Papercut .1 (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora