Tercer Acto - Tercera Parte Fuego y ruina, Una conclusión, La peor parte

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Miss Fortune mira hacia la bahía desde la cubierta de su barco, el Sirena. Las llamas se reflejaban en sus ojos mientras trataba de asimilar el nivel de destrucción que había causado.

Lo único que quedaba del barco de Gangplank eran escombros en llamas. La tripulación había muerto en la explosión, ahogada entre todo el caos o devorada por una colonia de peces navaja.

Había sido un momento apoteósico. Una descomunal bola de fuego rodante había iluminado la noche como un nuevo sol.

La mitad de la ciudad lo había presenciado; Gangplank se había asegurado de que así fuera, tal como ella lo esperaba. Tuvo que humillar a Twisted Fate y a Graves en frente de todo Aguasturbias. Tuvo que recordarle a todo el mundo por qué es mejor no cruzarse con él. Para Gangplank, las personas solo son herramientas que puedes usar para mantener el control. Esta fue la carta que ella utilizó para matarlo.

Los gritos y las campanadas hacían eco por toda la ciudad portuaria. La noticia se propagaría como reguero de pólvora.

Gangplank está muerto.

Las comisuras de sus labios dibujaron una sonrisa.

Esta noche solo era el fruto de todos sus esfuerzos: contratar a Fate, avisarle a Graves, todo solo para distraer a Gangplank. Cobrar su venganza le había tomado años.

La sonrisa de Miss Fortune se esfumó.

Desde el momento en que él irrumpió en el taller de su familia a rostro cubierto con una pañoleta roja, ella se había estado preparando para este momento.

Sarah perdió a sus padres ese día. Aunque ella era tan solo una niña, él de todos modos fue capaz de dispararle mientras veía cómo sus padres se desangraban en el piso.

Gangplank le había enseñado una dura lección: sin importar cuán seguro puedas sentirte, todos tus logros, tus metas, tus seres queridos... en fin, tu mundo, puede derrumbarse en un abrir y cerrar de ojos.

El único error que había cometido Gangplank fue no haberse asegurado de que ella muriera. Su ira y su odio le habían permitido soportar esa dura y fría noche, y así todas las noches después de esa.

Durante quince años se dedicó a reunir todo lo que necesitaba, esperando hasta que Gangplank la olvidara, bajara la guardia y se encontrara cómodo en la vida que había construido. Solo entonces podría realmente perderlo todo. Solo entonces sabría cómo se siente perder tu hogar, perder tu mundo.

Debería sentirse dichosa, pero solo se sentía vacía.

Rafen se une a ella en la borda e interrumpe su ensimismamiento.

—Ya está —dice—. Se acabó.

—No —responde Miss Fortune—. Aún no.

Dejó de ver hacía la bahía para poner la mirada en Aguasturbias. Sarah esperaba que terminando con él acabaría con su odio. Sin embargo, lo único que logró fue desatarlo. Por primera vez desde ese día, se sentía realmente poderosa.

—Esto apenas empieza —dice—. Quiero que me traigan a todos los que hayan jurado lealtad ante él. Quiero las cabezas de sus lugartenientes colgadas en mi pared. Quema cada burdel, taberna o bodega que lleve su marca. Y quiero su cadáver.

Rafen se estremeció. Había escuchado palabras como esas alguna vez, pero nunca de su boca.

Aguas turbias mareas del fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora