11 Capitulo

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Los ruidos de aquella casa con los pisosde madera, los gritos a altas horas de la noche y las pesadillas inoportunas hicieron que Axel se despierte también con una sacudida alborotada.Maddie es Amadine... Maddie es Amadine... Maddie es Amadine... sonaba en su cabeza. De pronto, sintió que abajo corrían unos pasos apresurados y descalzos. En seguida salió de la cama para ver lo que estabapasando._ ¿Dónde estás? -dijo Maia ingresando a la habitación con el cuchillo en la mano ¡No voy a dejar que dañes a mi hija! -gritóUn brazo fuerte le apretó la muñeca y le quitó el cuchillo, ella volvió a gritar, pero Edith no se despertó._ ¿Qué mierda estás haciendo? -Exclamó en voz baja Axel, tirando el cuchillo lejos del lugarElla no supo qué contestar, ni tampocoquería._ Yo... no es lo que parece. -DijoAxel soltó una carcajada nerviosa._ Imagínate cómo hubieses reaccionadotú si hubiera dicho eso cuando viste lasfotos. -Se acercó más a ella y la penetró con sus ojos furiosos Escúchame bien, si le haces algo a Edith, los vas a lamentar de verdad. -Percibió en el rostro de la mujer una increíble cantidad de miedo y se retiró con la seguridad de que nada más sucederíaCuando se dice que las cosas no pueden estar peor, se vuelven peores. Escuchó a Axel subir las escaleras, mientras ella se dirigía a su cuarto. Vio el tajo agrandado en el empapelado de la pared y metió la mano dentro, pero no había carta alguna._ ¿Dónde la he metido? -Dijo en voz alta buscando por todos los lugaresSe fijó en los rincones, debajo de la cama y hasta en la encimera de la cocina, pero la carta no estaba. Volvió a su cuarto._ ¿Estoy quedando loca? ¿Todo ha sidoun sueño? ¿Me lo he imaginado?La noche transcurrió como si no hubiesepasado nada.El sábado nació soleado y precioso, parecía un día primaveral. Maia creía que lo que había pasado ayer era una especie de sonambulismo mezclado entre el sueño y la vigilia, lo más raro de todo era que nunca le había pasado algo así, nunca podría determinar cuándo había comenzado y cuándo dio fin.La oreja pequeña de Edith estaba pegada en la boca de Maddie._ ¿Quieres ir a la hamaca? -Le preguntó la niña Está bien, vamos.Corrió alegre con saltitos infantiles hacia allá.Aunque Maia se había obligado a convencerse que lo que había pasado, era una mala jugada de su conciencia, ordenando la cama, ojeaba sigilosamente por los rincones por si encontraba la carta fantasma, pero no la halló por ninguna parte.Axel se estaba haciendo un emparedadopara llevar al trabajo, a pesar de que era sábado tenía un horario muy apretado durante la tarde. Mientras untaba mayonesa sobre el fiambre, su atención de desvió cuando encontró justo cerca de sus pies un sobre amarillento sin bloquear. En seguida, lo levantó. Extrañado por haber encontrado algo tan inusual en la cocina de su casa, lo abrió y retiró de su interior el papel grueso doblado en cuatro que al abrirlo supo que se trataba de una carta, escrita en manuscrita con una especie de delineador de ojos de color rojo. Allí mismo, lo comenzó a leer:"Amor mío. No te imaginas cómo me gusta escribirte por este medio, este tipo de códigos, el sobre, la carta y el delineador rojo me causan tanto morbo que me éxito en escribirte.Te quiero decir que todo ha salido a la perfección. El idiota de Axel todavía no se pregunta cómo es que una estúpida niñita de cinco años pudo haber tomado tales fotos. La verdad esque me has sorprendido con tus enfoques, por fin lo hemos capturado con las manos en la masa. Él ni siquiera se imagina que tú existes y encima se cree culpable de nuestra situación. Ahora que lo pienso, soy muy buena actriz llorando o quizás sonmis increíbles ganas de mandarlo a la mierda que me hace desempeñarme como una actriz eximia.Todo marcha a la perfección.Sólo nos queda esperar que crea que estoy loca y que quiero matar a nuestra estúpida hija para que ambos se larguen de aquí y así nosotros podamos vivir tranquilos en nuestra casa nueva.Pronto te traeré nuevas noticias.Te amo, Maia."El descubrimiento hizo sumergir a Axelen un océano infinito de ira y dolor. Caminó casi corriendo hacia la habitación donde ella estaba, al mismotiempo que Edith quedaba sola en la hamaca, sin Maddie.Axel se asomó con precisión en la puerta, vio que su esposa buscaba algo casi sin descanso mientras daba una barrida descuidada en el cuarto._ ¿Buscas esto? -Preguntó levantando el brazo con el sobre en la manoElla vio el sobre y sintió un ligero palpitar, no sabía si sentirse feliz por el hecho de que no estaba enloqueciendo, o mal por haber descubierto que se habían mudado a la casa indicada._ Sí -contestó con firmeza, eso es lo que busco. Supongo que ya lo has leído.

MaddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora