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"AÚN TE SIGO AMANDO"
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Los días con Keigo pasaban más rápido de lo que imaginaba.
No por la rutina, ni por la comodidad... sino por el simple echo de que estar con él me hacía bien.
Después de que le dieron el permiso para salir del hospital bajo cuidados personales, no hubo mucha discusión. Yo me ofrecí a cuidarlo, él aceptó, y su traslado fue inmediato. Tenía el vendaje aún en la pierna derecha, una férula rígida que le impedía moverse con libertad. Las alas seguían casi ausentes, apenas unos restos cicatrizados bajo gasas estériles, y aunque su actitud se mantenía entera, su cuerpo pedía descanso a gritos.
Yo lo vigilaba como una enfermera y lo cuidaba como alguien que ya no quería verlo herido. Las madrugadas eran más suaves desde que compartíamos silencios, y el café matinal sabía distinto con él del otro lado de la mesa, aunque no dijéramos nada. Me sorprendía lo fácil que era acostumbrarse a él.
Hoy, como cada día, volví con bolsas del supermercado. Lloviznaba apenas, pero el aire estaba frío. Entré a casa con el cuello del abrigo alto, el bolso al hombro y el cansancio colgado en los ojos.
—Ya llegué —dije en voz alta, sin pensar demasiado.
Peludo fue el primero en recibirme. Corrió desde alguna parte de la casa y se me lanzó encima con las patas, pidiendo atención. Le acaricié la cabeza mientras dejaba las compras sobre la mesada.
—También mueres de hambre, ¿no? —le dije en voz baja, sonriendo.
Cuando me giré, lo vi.
Keigo.
De pie.
Caminando.
Sin muletas.
—¿Qué estás haciendo? —pregunté de inmediato, con la voz entre alerta y reproche— ¿Dónde dejaste las muletas?
—En el sillón. Me aburrí de verlas todo el día.
—Keigo…
—Estoy bien —insistió, y se acercó con pasos lentos pero firmes— De verdad.
Yo lo miré con el ceño fruncido, como quien no cree, pero tampoco quiere empezar una pelea.
—Y si te caés, ¿qué? ¿Vas a pedirle a Peludo que cargué?
—Podríamos intentarlo —sonrió.
Antes de que pudiera seguir hablando, llegó hasta mí. Me abrazó por la espalda, despacio. Apoyó el mentón en mi hombro como si ese fuera costumbre. El gesto me hizo cerrar los ojos por un instante.
—mmm…y sabremos que, a pesar de todo,
es como si entre nosotros…
nada fuera a terminar~…
No pude evitar reír bajito. Me giré para mirarlo.
—¿Dónde escuchaste eso?
—Tú, hace unos días. Cantabas bajito en la cocina.
—¿Y ahora te dio por ser cursi?
—Me dio por ser honesto.
Volví la vista a las bolsas y suspiré.
—Ya que estás tan sano, podrías ayudarme a cocinar.
—¿Qué vamos a hacer?
—Pensaba en unas chuletas con ensalada.
—¿Ensalada? —repitió con un tono exagerado, casi ofendido— ¿Me vas a hacer comer ensalda?
—¿Y por qué no?
—Porque yo quería otra cosa —respondió, mirándome con esa mezcla entre broma y provocación.
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★ 𝐎𝐍𝐄𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒 𝐁𝐎𝐊𝐔 𝐍𝐎 𝐇𝐄𝐑𝐎 +𝟏𝟖
RomanceEn estas pequeñas historias podrás encontrar relatos en las que te encuentres junto a tu personaje favorito, ya sea heroe o villano. Rescuerden que las historias pueden llegar a ser modificadas y no sigan al pie de la letra según el respectivo anime...
