En estas pequeñas historias podrás encontrar relatos en las que te encuentres junto a tu personaje favorito, ya sea heroe o villano. Rescuerden que las historias pueden llegar a ser modificadas y no sigan al pie de la letra según el respectivo anime...
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† Cuando te niegas a besarlo, cuando la molestia se lee en tu rostro, Dabi no siente frustración, se excita. Esa actitud desafiante lo enciende de inmediato. Sin mediar palabra, te toma del cabello con fuerza, te acerca de golpe y estampa sus labios contra los tuyos. El beso es áspero, dominante, una mezcla de rabia y deseo. Le gusta quebrar tu resistencia, sentir tus labios luchando, hasta que terminas cediendo. Siempre que hay pelea, todo termina en sexo, un encuentro intenso, donde sus cuerpos se buscan con ansias, donde el enojo se transforma en puro placer.
† Dabi sabe que tienes que estudiar, conoce la presión de los parciales y los trabajos. Aun así, no soporta verte tan concentrada en los libros. Aunque se tome el día para verte, no le gusta ser ignorado. Busca cualquier excusa para llamar tu atención, arranca una hoja de tus apuntes, hace avioncitos de papel y los lanza directo a tu cabeza. Si eso no basta, sacude la mesa para que escribas torcido y te obliga a reclamarle. Solo quiere que lo mires, que no lo olvides. Y cuando por fin lo haces, sonríe, seguro de que al final vas a buscarlo, de que vas a compensarle el tiempo perdido con algo mucho más que atención.
† Te niegas a tener sexo en tus días, pero para Dabi eso es solo un límite más que quiere romper. No le incomoda, más bien lo excita saber que en esos días tu cuerpo reacciona distinto, más sensible, más entregado. Sabe cómo hacerte temblar, cómo provocarte hasta que olvides tus reglas. Para él, esos momentos tienen un sabor especial, porque disfruta verte vulnerable, dispueste a dejarte llevar por el deseo, a dejar que él tenga el control total.
† Dabi tiene fama de insaciable, pero sabe que a veces simplemente no quieres. El cansancio, la rutina, el estrés pueden más que las ganas. Aunque parezca que no respeta límites, sabe esperar. Observa, espera, y cuando ve la oportunidad, te toma otra vez, rápido, sin pedir permiso ni explicaciones. Pero nunca lo hace si no lo disfrutas, para él, el sexo es una experiencia compartida, y solo vale si ambas partes lo desean. O al menos eso pienso contigo.
† Le encanta cuando tomas la iniciativa. Cuando decides dominarle, morder, apretar, llevar el ritmo. Pero no se deja someter del todo, si siente que pierdes el control, se revierte el juego, te atrapa, te sujeta con fuerza y te recuerda que puede ser quien marque el ritmo, quien lleve el poder en la cama. El sexo entre ustedes es una lucha de voluntades, un tira y afloja donde nadie se rinde fácilmente y los dos terminan satisfechos.
† Fuera de la cama, Dabi puede parecer frío, serio, distante. Pero en la intimidad, a veces deja caer la máscara. Puede buscar tu cuerpo, apoyarse en tu pecho, hablar con voz baja de cualquier cosa cotidiana, de sus amigos, cómo estuvo su día, etc... Son momentos breves, raros, donde la tensión sexual cede un poco y se permite bajar la guardia.
† No fue fácil que Dabi volviera a llevarse bien con su familia, pero lo logró. Tanto que ahora te invitan a cenar y a quedarte a dormir. En una de esas noches, cuando todos dormían, te vio cruzar hacia la cocina. No lo notaste hasta que sentiste su cuerpo pegado al tuyo, su aliento caliente en tu cuello. Te tomó por la cintura, te apretó fuerte contra la mesada y, sin decir una palabra, te hizo suya ahí mismo, con la adrenalina de saber que sus hermanos podían escuchar. Te mordió el cuello, te tapó la boca con su mano, y se movió dentro de ti con una brutalidad que solo él sabe darte, aprovechando cada segundo. El peligro le añade un morbo extra, una necesidad de poseerte en el lugar menos esperado.
† A veces lo ves tan concentrado, tan serio, que solo quieres desgarrarle la ropa y montarte sobre él. A Dabi no le gusta que lo molestes cuando está en lo suyo, trabajando, hablando por teléfono jugando a la play, o arreglando cosas de la casa. Pero tú disfrutas caminar en ropa interior delante de él, sabiendo que lo provocas. Cuando no aguantas más, lo arrastras a la cama, lo arañas, lo muerdes, hasta que él pierde el control y te toma como si fuera la última vez. Le encanta que lo busques, que lo necesites, pero odia dejar sus cosas a medias, así que a veces te castiga haciéndote rogar, prolongando el deseo hasta que te tiemblan las piernas.
† Dice que no es celoso, pero no puede ocultarlo. Cuando te ve hablar demasiado animada con algún chico de la uni, no lo soporta. Llega, te toma de la muñeca y te arrastra fuera, a su coche, donde te besa con rabia, con furia, como si quisiera borrar a todos los demás de tu piel. Hubo una vez en una fiesta, donde un tipo te rozó por accidente, y Dabi le quemó la mano sin pensarlo. No lo dice, pero te quiere solo para él y hará lo que sea para que el mundo lo entienda.
† Tus muslos son su debilidad. No puede vivir sin morderlos, apretarlos, sin hundirse entre ellos. Si te ve acostada boca abajo, se lanza sobre ti, te aprieta fuerte, hunde la cara entre tus piernas y respira hondo, embriagándose con tu aroma. Sus manos se clavan en tus nalgas, las muerde, las lame, ignora tus amenazas de patearlo. Solo se detiene cuando lo decide, cuando te siente temblar y suplicando. A veces, justo cuando crees que va a tomarte, se aparta, te besa la frente y se va, dejándote ardiendo, deseando más, odiándolo y amándolo al mismo tiempo.
† A Dabi le fascina verte llorar de placer. No puede evitar sentirse un poco culpable por ello, pero el simple hecho de verte perder el control, de escuchar tus sollozos y gemidos, solo hace que su erección crezca más. Le besa la cara húmeda por tus lágrimas, lamiendo el rastro, y luego fusiona tu boca con la suya, devorándote, alimentándose de tu vulnerabilidad.
† Una vez, en broma, mencionaste la idea de un trío. Bastó con ver cómo le cambiaba el rostro para entender que el tema no le hacía gracia. Solo la idea de compartirte, aunque fuera por un instante, lo pone de mal humor. No importa si se trata de otra mujer o de otro hombre; la sola posibilidad lo irrita. Esa noche, te costó cambiarle el humor y convencerlo de que solo fue una broma, que no hay nadie más que le interese.
† No le importa el lugar ni las reglas. Si lo buscas, lo encuentras, sin importar si están en una habitación, en su trabajo, en una reunión familiar o de amigos, o en cualquier salida nocturna. Ya lo han hecho en un boliche, en un baño, y por poco, esa vez en la boda de tu prima en el bosque, cuando confesó que tu vestido lo excitaba tanto que casi terminan follando entre los arbustos.
† No le gustan los juguetes en la cama. Lo ha dejado claro, no va a desperdiciar un solo orgasmo tuyo en cosas que no sean sus propias manos o su cuerpo. Quiere sentirte venir estando dentro, quiere provocarte con sus dedos, su lengua, su aliento. No le interesa compartir ese placer con nada que no sea parte de él.
† Seamos realistas, el pene de Dabi es perfecto para ti. Grueso, venoso, con un tamaño que roza el límite entre el placer y el dolor. No tienes quejas, salvo cuando la excitación es tanta que el dolor se mezcla con el deseo y terminas pidiendo más, aunque no puedas soportarlo.
† A veces Dabi comparte contigo pensamientos impulsivos, otras veces no... fantasías como si tuvieran un hijo, cómo sería, si se parecería más a él o a ti, tener sexo en un rascacielos, o incluso probar la leche después de amamantar a su bebé. Sus ideas son tan extremas como él, pero sabes que, con Dabi, nada es imposible.
† Dabi tiene una obsesión con verte en el espejo mientras te toma por detrás. Le gusta ver tu cara, tus gestos, cómo te desarmas mientras él lleva el ritmo, y disfruta aún más si mantienes la mirada fija, desafiándolo a no parar.
† No es de palabras dulces, pero a veces en medio del sexo te susurra cosas sucias al oído, te dice exactamente lo que va a hacerte o cómo le gusta verte arrodillada, temblando o gritando su nombre.
† A Dabi le gusta pasar la noche contigo. Disfruta de una cena juntos, ver alguna serie, dormir acurrucados, sentir tu respiración al lado. Para él, eso es paz. La única manera de descansar, de sentir que el mundo puede detenerse un momento, es teniéndote cerca, desnudos o no, compartiendo el silencio después del caos.
† Desde que están juntos, Dabi suele llamarte “preciosa” o “amor” cada vez que están a solas, esas palabras salen de su boca con una naturalidad que casi parece imposible en alguien como él. Sin embargo, cuando quiere molestarte, no duda en cambiar el tono y usar su apodo favorito, “pelo”. “Hola, pelo." "¿Cómo estás, pelo?” Dabi suele decirte asi desde aquel día en que caíste de lleno en el barro, caminando junto a él bajo la llovizna. No dejó de reírse en todo el camino de vuelta a casa, disfrutando cada segundo de tu desgracia. Aunque te bañaste varias veces, el pelo se te quedó tan duro y enredado que no tuviste otra opción que ir directo a una peluquería. Desde entonces, ese apodo quedó marcado, y Dabi lo usa siempre que quiere molestarte o romper el hielo, con una sonrisa burlona que solo él puede llevar tan bien.