Capitulo 20

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Andrea
No supe si darle la razón. Es que tenía tanto miedo a que jugara conmigo, creía que Valeria no dejaba de meterme ése tipo de ideas a la cabeza, "Andrea, los hombres son unos cabrones, nunca confíes en ellos" me decía siempre, y, aunque nunca hubiera tenido novio, sentía ésa
horrible sensación de que los hombres siempre me iban a hacer daño. Lo que mi padre había hecho, al parecer me había dejado marcada, y en ése momento, se estaba manifestando más.

Y ahí estaba yo, escuchando por enésima vez, mi canción favorita, As Happy As Could Be. Teniendo en mente, que en ésos instantes, Maximiliano Vásquez era mi maxima fuente de felicidad.

Me llegó un mensaje.

-sigues molesta? :c

Era Max. Era muy tierno que hiciera todo éso, y... que quisiera pedirme que yo fuera su novia... de ésa forma como el lo estaba planeando hacer, era digno de un principe... hubiera deseado no verlo besandose con ésa golfa, o, más bien, hubiera preferido que no se besaran.

El movil volvió a sonar.

-no me vas a creer?

Max de nuevo. Le respondí el mensaje

~Te veo en el parque en diez minutos. Necesitamos hablar.


Max

Por fin, era una oportunidad. Rapidamente llamé a la chica que se encargaba de los carteles que tenía seis hermanos y diecisiete primos.

-¿bueno?- contestó

-necesito que vayan al parque de por casa de Andrea Blake en diez minutos.

-¿qué? ¿ estás loco? No, no iremos.

-Ayy, porfavor... ¡les pagaré!

-¿qué? ¿de cuánto estamos hablando?

-cinco dolares a cada quién.

-me suena a que te quedarás sin novia.

-Aghh... Bueno, diez dólares a cada uno.

-trato hecho, nos vemos ahí.

Colgó, y yo no podía estar más emocionado.

Andrea

¿porqué cada vez que me juntaba con Max estaba tan nerviosa? Jamás me había sentido algo igual con alguien. Me sentía insegura, insegura de lo que podría pasar. Ya eran las 6:10 y Max no llegaba, creía que ya se había conseguido a alguien mejor que yo, cualquier chica era mejor que yo...

-¡Andy!- era Max. Su voz articulando mi nombre era música para mis oídos.

Max
-viniste- dijo con el semblante triste.

-claro que vine- dije enrrollandome las mangas y acto seguido, agarrando sus manos y dándole un casto beso en la frente- yo te amo.

-e-estás perdonado Max- abrí los ojos cómo platos.

-¿enserio?- dije sorprendido.

-s-si- dijo con sus orbes miel dilatados. Ésos hermosos orbes miel.

La besé.

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