Capitulo 11. El corazón que nadie quiso aceptar

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Sus largos dedos viajaron lentamente sobre la cama, sintiendo la suave tela de su sábana blanca, olisqueando un poco el lugar que ahora le pertenecía a Tom. Sonrió abriendo los ojos, para encontrarse en su campo visual, una imagen panorámica del trasero de su chico mientras éste se subía los bóxers. Era una bonita vista que adoraría ver todas las mañanas, los días... a todas horas. Tom tenía las nalgas respingaditas, bastante pequeñas pero muy bonitas a comparación de las suyas que eran un poco –o mucho- más pequeñas, él era plano. Pero le gustaban tanto pues también eran tan suaves como el trasero de un bebé.

Todavía sentía que todo lo que estaba viviendo era una especie de mundo paralélelo en el que Tom era ese chico perfecto que esperó toda la vida. Sin embargo, ya se había pellizcado incontables veces convenciéndose de a poco, que la vida lo bendijo con Tom y ahora se sentía en la plenitud de su juventud, se estuvo perdiendo de mucho antes de que ese chico en bóxers que tenía en frente llegara a su existencia a cambiarlo todo. El miedo se estaba evaporando a medida que las cosas iban a avanzando, nada iba lento pero a pesar de todo eso, le gustaba lo que pasaba.

Aun nadie lo sabía, las dos semanas que llevaban juntos había pasado con lentitud. Pero era fin de semana y era por eso que el castaño estaba en su departamento, en donde nadie los molestaría, donde podían amarse hasta que el sol naciera de nuevo y la luna se escondiera. Sonrió por su último pensamiento, amar era una palabra demasiado grande.

Le cambió las cerraduras a su hogar, para que su madre no pudiera entrar y alguna vez encontrarlos. En un principio se sintió mal por hacerlo, pero necesitaba privacidad pues todavía no estaba preparado para decirle su pequeña relación con Tom.

¿Qué iba a decir en realidad?

"Mamá, conocí a Tom hace más o menos un año, estuve observándolo desde entonces, lo quería pero ya sabes lo que pienso acerca de tener algo con un compañero de trabajo, pero un día él comenzó a acercarse a mí, me pasaron un montón de cosas torpes pero al final me invitó a salir, me acosté con él y henos aquí, follando como conejitos, intentando armas una relación. No llevamos más de dos semanas y un día así que bueno..."

Ella no le diría nada, pero a él le daba un poco de temor pues algo le decía que no era el momento. Estaba seguro que quería a Tom más de lo que podía imaginar, pero el miedo, casi evaporado, aun seguía paralizándolo un poco.

«Maldito paralizante natural»

Sin duda alguna, todo era mucho mejor que antes y eso de las "5 señales de que tu cuerpo pide sexo" seguía siendo para él, pero no porque estuviera necesitado y al borde de un colapso, si no porque todo había cambiado por completo. Su apetito sexual iba en aumento y en las últimas semanas se dio cuenta que en todos esos días había follado lo que no en cuatro años.

Un móvil comenzó a sonar, era el de Tom pues el politono de su móvil era un sonido estridente y bastante apegado a él. Notó que Tom no se había dado cuenta que estaba despierto por lo que entrecerró los ojos y observó atento los movimientos del castaño mientras se sentaba en una esquina de la cama dándole la espalda.

—Te dije que no volvieras a llamarme. ¿Qué parte de eso no entendiste? —su tono de voz era bajo, no lo suficiente como para que no lo escuchara. Bill abrió los ojos frunciendo el ceño. ¿Quién lo llamaría? — No, no voy a... —hubo una pausa larguísima, la cual lo hizo sentirse de alguna manera desesperado por saber quién estaba del otro lado de la línea y porque de repente, Tom había dejado de hablar— Estaré ahí en una hora —su tono de voz se suavizó dos octavas — adiós.

Tom dejó escapar un suspiro y se volteó a mirar a Bill, el platinado se sobresaltó y cerró los ojos de inmediato haciéndose el dormido de nuevo. Su pecho estaba desnudo, mostrando el tatuaje en el centro, el corazón en su hombro y un poco del que tenía en el costado izquierdo. Sintió como Tom se sentaba a su lado y acariciaba con el pulgar, cada línea de su corazón, literalmente, era la representación del verdadero, aquel que había sido herido, destrozado y que por eso llevaba en ese lugar "El corazón que nadie quiso aceptar"

5 señales de que tu cuerpo pide sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora