Capitulo 19

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Después de recoger todas sus cosas, Tom se sentó en el mesón de la cocina, donde varias veces demostró físicamente el amor que tenía por Bill, donde entre juegos, abrazos, besos y caricias terminaban por unirse tanto física como de manera espiritual. Una lágrima se resbaló por su mejilla, miró el vaso con agua que tenía en frente y lo lanzó fuera de su vista.

¡Había sido tan idiota! Un completo idiota y para ser sincero consigo mismo ya estaba cansado de lamentarse, porque sabía muy bien que todo había sido su culpa.

No había escapatoria, la verdad le golpeó fuerte y aún, le seguía dando bofetadas que lo mareaban.

La puerta sonó, se apresuró en abrir, con la esperanza de que fuese Bill y pudieran hablar de nuevo, estando más calmado quizás lo hiciese entrar en razón. Para su desdichada sorpresa, al abrir, se encontró con Ana, quien sonriente pasó, inocente de todo lo que había pasado, de la tristeza que había alrededor.

—Hola, Tomto —saludó acercándose a él para besar sus mejillas.

En otro momento habría contestado con otro apodo, pero no había ánimos.

—Hola Ana —respondió con desgano, cerrando la puerta.

Ana pudo sentir la tensión en el aire. Se detuvo a mirar a Tom con detalle, algo no iba bien, sus ojos estaban llorosos, su nariz roja... Eso sólo podía significar algo, él le había hecho daño a Bill, eso la puso alerta.

— ¡¿Qué le hiciste a Bill? ¡Tú, desgraciado idiota! —le señaló con el dedo.

Tom abrió los ojos por la sorpresa, pero cambió de postura al darse cuenta que Ana sólo defendía a Bill.

—Puedo explicarlo todo— Alzó las manos en señal de paz.

— ¡Eres un...! ¡Ah! Seguro que si era verdad, ¿Te acostaste con Laura? ¡Es eso! —ella se lanzó hacía él para pelear con uñas y dientes por su mejor amigo.

Inmediatamente él negó con la cabeza repetidas veces mientras ella seguía hablando sin parar, la tomó por los hombros para zarandearla, Ana no paraba de despotricar contra él.

— ¡No me acosté con esa bruja!

Ana detuvo su alharaca, mirándolo con los ojos entrecerrados.

— ¿Qué hiciste Tom?

—Me dejé llevar por una estupidez y ahora estoy pagando las consecuencias —suspiró, Ana sería una gran ayuda si la tenía de su lado para que Bill le perdonara— por favor escúchame.

—Te voy a escuchar Tom y más vale que sea algo creíble y cierto, de no ser así, te juro que pagarás haberle hecho daño a Bill.

Y sabía que ella se lo haría pagar, Ana era de armas tomar, no cualquier chica. Era una verdadera amiga.

***

—Bill, tienes que comer algo.

Cuando la noche cayó, el peso de toda una tarde sin soltar una lágrima se le vino encima y lo único que quería en esos momentos era descargar el dolor que se lo estaba comiendo vivo.

Aun estaba intentado procesar todo lo que Tom le había dicho, la palabras que soltó, y que, aunque se creyó preparado para escucharlas, no había sido nada más que una mentira que se hizo creer a sí mismo en un intento de ser valiente. Pero no lo era del todo, dolía más que la primera vez que fue dañado, más que la segunda vez pues no venía de parte de cualquier persona. Además, él se había imaginado que Tom se acostó con ella, estaba preparado para eso y dispuesto a hablar con él sobre lo acontecido, iba a perdonarlo porque lo ama. Pero ahora era diferente, lo ama tanto, sin embargo no era capaz de pensar con racionalidad después de saber todo.

5 señales de que tu cuerpo pide sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora