Capitulo 12

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Con el cuerpo relajado pero un poco agotado. Tom abandonó con pesar el departamento de Bill y se dirigió al estacionamiento en donde yacía su camioneta. Se subió y emprendió camino hacia el centro comercial en donde la odiosa lo citó para hablar de algo que le era de suma importancia y le costaría muchísimo su trabajo, hasta su relación con Bill.

La segunda le preocupó más que cualquier otra cosa. No le costaba admitir que, en los días que tenía con Bill, había descubierto que tenía sentimientos serios para con él.

Y él no era de esos que se ilusionaban con cualquier persona. En sus veintisiete años, no podía decir que hubiese tenido una relación en la que no sintiera nada real por esa persona, y bastante contadas eran esas relaciones. Podía contarlas con los dedos de una sola mano. Cuatro para ser exacto.

La única persona que de verdad había amado, lamentablemente no le correspondió nunca.

Pero Bill, él era otro universo, uno que era único para los dos.

Lo cierto era que, estaba arrepentido de todo lo que había hecho con la amiga de Bill –si es que a eso se le podía llamar amiga- y estaba dispuesto a hacer todo lo que estuviera a su alcance para mantener la relación con el rubio.

Personas que llenen los espacios en blanco de tu corazón no se encuentran en cualquier lado. Y cuando finalmente están a tu lado, lo que menos quieres es lastimarle o que desaparezcan.

Ahora que Bill le había entregado gran parte de su corazón, no podía defraudarlo.

Usó el manos libres de su celular y marcó al móvil de su hermana. Necesitaba hablar con ella de todo lo que pasaba, antes que nadie, ella era su mejor amiga y necesitaba decirle lo que había hecho.

Ya no podía aguantar más. La culpa se lo comía y, a pesar de querer decirlo todo, el miedo de perderle era mayor.

Estaba en un problemón.

Tammy es conocedora de su gusto por Bill, se lo mencionó en una llamada reciente. Pero jamás profundizó en decirle que se sentía más que atraído por el chico y que por eso, ahora mantenían una relación. Ella no tenía ningún problema con que fuera hombre pues ella decía todo el tiempo que el amor no conoce el sexo, ocurre porque así debe ser.

Y cuando le comentara lo que había hecho, sería seguro que la pelinegra le cortará la cabeza en diez pedazos y alimentara a los cerdos con ella.

Y él no se opondría, sabía que había hecho mal. Si alimentar a los cerdos, lo libraría de una muerte sin Bill, entonces lo haría.

Se sentía un jodido imbécil, uno de esos que odiaba tanto leer en las novelas que le prestaba su hermana Isabella. Un chico que apostaba acostarse con alguien para después dejarle. Pero él no era como ellos, su intención, de verdad, era acostarse con él porque le parecía atractivo. Apartando que, la odiosa le "pagó" mil dólares para que lo hiciera, su motivación era la atracción física que sentía por él.

¿Quién no podría haberse fijado en esa carita de ángel disfrazado de hombre mayor?

Joder, alguien pobre de mente.

Bill tenía los rasgos tan estilizados, era tan agradable a la vista del ser humano. Cada vez que subía al piso donde trabajaba su pelirrubio, lo observaba desde cualquier lugar en el que no pudiera darse cuenta que lo veía. Solía reírse de cómo hacía pucheros frente al computador o las veces que mordisqueaba el bolígrafo mirando hacia un punto fijo, como si estuviera en otro mundo.

Era adorable.

Cuando Ana hablaba de él, le gustaba la forma en que se expresaba de su amigo, ella hablaba de Bill como si fuese un hermano que nunca querría perder. Ella le había comentado pocas cosas y él, no quería preguntar mucho para no levantar sospechas de que se sentía interesado en ese chico. Y no se acercaba a él por una sola razón, no creía que un chico tan serio como Bill, saliera con uno como él. Jamás pasó por su cabeza la remota idea de llegar y decirle "Hola, soy Tom. ¿Te gustaría salir conmigo?" habría sido un desastre para ambos.

5 señales de que tu cuerpo pide sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora