Capitulo 10

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La tarde junto a Tom resultó en un regaño para ambos por haber tardado después de su hora de almuerzo, tanto el jefe de Bill como el de Tom, los reprendieron por su tardanza. El jefe de Bill le encargó más trabajo del que normalmente haría en todo el día pero eso lo traía sin cuidado, podría con eso y con todo lo que se propusiera hacer pues se sentía en paz consigo mismo, en armonía con su cuerpo. Después de la sesión de sexo en la azotea, se tragaría el planeta entero sin importarle nada.

Suspiró, dejando descansar su espalda contra el respaldo de la silla, estaba en un campo a las afueras de la ciudad, saltando sobre nubes suaves. Por un momento se sintió ridículo, no iba a negarlo, todas esas hormonas desplazándose por todo su cuerpo, el corazón latiendo con fuerza, parecía haber regresado a la adolescencia. Sin embargo, todo eso era nuevo para él, con nadie se había sentido tan a gusto, tan libre y especial, con Tom era de esa manera. Solo habían pasado pocos días pero para él esos eran los mejores en muchísimo tiempo.

Años atrás, era eso lo que buscaba, estabilidad y sentir todas esas sensaciones que lo recorrían en ese momento. Pero Julio, su ultimo novio, jamás había sido exactamente un buen chico, ni siquiera recordaba que él se tomara la libertad de llevarle a su casa o de besarlo en público. Él era un poco seco, frío y bastante exigente, pero se sentía "enamorado" por eso soportaba sus histerias y algunos malos tratos.

Además, Julio en ese tiempo era un tipo guapísimo, de ojos claros, alto, con el cabello rubio y ondulado. Era un modelito que había conocido en el campus de la universidad, y del que todas sus amigas estaban enamoradas. Julio era rustico en todo lo que hacía, delante de sus amigos quería tratarle como una puta y eso que todavía no habían tenido relaciones sexuales. Bill era un chico conservador en ese tiempo y para estar con él, tenían que pasar ciertas cosas que lo llevaran a confiar en que nada malo pasaría después de eso.

Cuando tuvieron su primeras vez juntos, Bill estaba tan borracho, a penas recordaba algo de lo que había ocurrido en el asiento trasero del auto de Julio antes de que lo penetrara, lo único que estaba grabado para siempre en su memoria, sería el dolor que sintió cuando él entró en su cuerpo de forma brusca, rompiéndolo, haciéndolo chillar y gritar para que se detuviera, él no lo había hecho, solo reía observando el rostro de Bill enrojecerse y llorar por lo que estaba sintiendo.

El platinado podía recordar muy bien, la sonrisa de autosuficiencia de Julio cuando acabó y salió de él sin ningún tipo de tacto, ni un beso, ninguna caricia, mientras él lloraba e intentan recuperarse de lo que acababa de pasar, su entrada anal dolía un infierno, ni siquiera podía sentarse bien sin chillar.

—No seas llorica Bill, tampoco fue para tanto, pensé que serías mejor en el sexo —había dicho él con su mirada divertida.

Bill lo había odiado a muerte, se acomodó los pantalones y observó con la poca luz de la luna, como sus bóxers estaban manchados con sangre. Se sentía violado, pues en un principio él estaba muy borracho, su reacción fue después que lo penetró tan violento. Había sido la peor experiencia de su vida. Después de eso Julio se había ido a otro estado y él se había quedado muerto por dentro.

Pero ahora llegaba Tom, tan diferente al resto, tan fuera de lo común. Un chico con el que podía estar para siempre sin aburrirse. En él encontraba un equilibrio casi perfecto, aun le falta conocerlo un poco más. Pero sin duda alguna, ese chico había caído del cielo. Ni en sus mejores sueños hubiese pensado que un hombre como Tom estaría con él, mucho menos que fuese exactamente lo que él buscaba en uno.

Le daba miedo, estaba aterrado, todo estaba pasando más que rápido pero dicen que la persona que no arriesga no gana nada. No creía que Tom fuese como Julio, ni siquiera le llegaba por los talones, pero tenía que ser precavido, apenas se conocían y ya estaban intentando armar una relación.

5 señales de que tu cuerpo pide sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora