Once

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Cuando entre al cuarto a buscar el dinero para los helados encontré una carta en la mesita de noche no le di mucha importancia cuando la vi por primera vez pero me daba curiosidad así que la leí.

Mamá 

Te escribo esta carta para decirte que no te quiero asustar pero tengo mucho miedo recibo amenazas constantemente ya no puedo dormir tranquila pensando que algún día no pueda despertar. -las lagrimas salieron de sus ojos se sentía tan culpable pero aun así siguió leyendo la carta. -ya no se que pensar no se si contarle a Sunshine o no, no quiero preocupar la pero ya no se que hacer necesitaba desahogarme con alguien solo espero no haberte echo perder el tiempo y espero no haberte preocupado.

Con mucho cariño hay maldita sea no sirvo para esto solo te lo mando tu hija.  

Sunshine empezó a arrojar todo lo que tenia la rededor y a gritar.

-¡Porque no me dijiste desde un maldito principio si lo hubieras si me lo hubieras dicho nada de esto hubiera pasado, porque, porque maldita sea porq...!

El llanto la interrumpido y cayo sobre la cama de su abuela, se acurruco en el suelo y empezó a llorar como una niña pequeña y empezó a buscar refugio en alguien o en algo.

Carlos esperaba fuera y al oír el estruendo entro a la habitación y al verla en el suelo corrió hacia ella y la abrazo ella lo abrazo a el tan fuerte como pudo y lloro sobre su pecho descubierto el no sabia que hacer o que decir así que solo conservo el silencio que había en aquella habitación. Sunshine alzo la mirada hacia el detestaba que la vieran llorar rápido se seco las lagrimas y se alejo de el un poco ambos seguían en el suelo ella acomodo su despeinado cabello.

-¿Podemos irnos ahora quiero olvidar todo lo que acaba de pasar aquí?.

-Bueno pero vas a estar bien si quieres nos podemos quedar aquí no pasa nada, de echo tu abuela me dejo en la casa.

-No, no quiero estar aquí. -dijo mientras se limpiaba las lagrimas.





La vida no es color de rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora