La vida no es color de rosa

Treinta y cuatro

-Ven un momento Sunshine tenemos que decirte algo.

-Es que tengo que limpiarme tengo un poco de sangre.

-Sunshine ven por favor hay algo importante que debemos decirte.

-Pero es que voy de afán y...-fui interrumpida por un grito.

-¡Sunshine hija de la chingada cuando te encuentre te juro que te vas a arrepentir!

Abrí los ojos como platos corrí histérica primero a la derecha luego a la izquierda luego al frente luego hacia atrás estaba tan confundida.

-Ven, ven- me susurraba Carlos y Emma mientras se levantaban y corrían hacia mi.

-Y me van a ayudar después de todo eso.

-Se que esto es nuevo para ti pues nunca tuviste amigas de verdad.-dijo Emma.

Golpe bajo okay okay empezó el juego.

-Son geniales osea me van a ayudar pero reprochándome.

-Si claro porque te lo mereces voy a vengar a cada una de las chicas que hiciste sufrir.

-Esta bien chicas esta bien no van a solucionar nada así.

No se porque razón pero le di un abrazo a Emma y le dije perdón por hacer sufrir a tantas chicas solo para sentirme mejor que ellas.

-Esta bien Sunshine me llenaste de sangre umm puedes soltarme.

-O si claro perdón por llenarte de sangre.

-Bueno nos vamos o no. -Intervino Carlos.

Nos fuimos a la casa de Emma estaba sola parecía estar mucho tiempo sola.