PRIMAVERA

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La misma luz que enciende el alba
encendió esa noche mi alma,
la oscuridad que rodeaba mi lecho
era solo el velo que traía la calma.

Silenciosa y sutil era tu mirada
que esa noche mi cuerpo abrigaba;
envolvías mis sueños con tu voz,
susurrando a mi oído versos de amor.

¿Quién eras tú, caballero de luz?
Tan distante y cercano como el sol,
tan frío y tan cálido como el seol.
¡Un sueño! Eso es lo que eras tú.

Mientras mi mente caía en la trampa
de la noche fría y desolada,
mi corazón velaba y aguardaba
el momento de tu llegada.

En mi ventana se asomaba la brisa,
al parecer venía acompañada;
al parecer no tenía prisa,
de la mano de la soledad se paseaba.

Cuando el candelabro se apagó
así también mi esperanza,
hasta que la puerta se abrió
y en la oscuridad vi tu estampa.

Con el amanecer llegó la vida,
las aves entonaban sus melodías.
El invierno había acabado:
el tiempo de la canción había llegado.

Polvo de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora