Me di la media vuelta, para verlo de frente. Sus ojos estaban cristalizados, a diferencia de los míos que ya estaban inundados y mis mejillas completamente empapadas.
- ¿Que si te amo?- no había pregunta más estúpida, apenas y me podía sostener en pie por el dolor que sentía en mi interior y él se atrevía a preguntarme si lo amaba. -Yo ya te había dicho que cuando decía que te amaba no jugaba- le dije seriamente a pesar de que todo mi interior se contorsionaba
-Entonces no me lastimes asi y déjame explicarte lo que sucedió- dijo en tono de suplica al mismo tiempo que me tomo de las manos
-N... no es el momento ni el lugar...- le dije quitando mis manos
-Cualquiera es el lugar y el momento para recuperarte- tomo mi rostro entre sus manos, quería tragarme todo mi orgullo y devorar esos labios rojos, sus caricias sobre mi piel, embriagarme con ese aroma tan especial y perderme en esos hermosos ojos como tantas veces lo había hecho.
- ¿_____ (tapdo) porque lloras?- era Ana - ¡Rayos!- pensé, volteé a verla y me miraba consternada
-No pasa nada solo me sentí algo mal- mentí y le sonreí forzadamente
-Si quieres podemos irnos ya- me dijo tomando al cachorro
-Si... será mejor que nos vallamos- le dije
-Las llevamos- dijo Edward mirándome
-No hace falta traigo el auto- le conteste
-Pero no puedes conducir asi- se estaba aprovechando de la situación
-Claro que puedo- le dije molesta -Ya me siento mejor
- ¿Segura?- no lo lograría - ¿Tu qué dices Ana?- le pregunto y esta rio tímida - ¿Las llevo? O ¿la dejas conducir?- lo mire fulminantemente -Podemos pasar por un helado- le dijo moviendo rápidamente sus cejas, los ojos de Ana se iluminaron. Ama el helado.
- ¡Sí! ¡Tú nos llevas! - Dijo feliz -Gracias hermana- pensé sarcásticamente
-Entonces ustedes vallan por el helado y yo me iré a casa en MI auto- me cruce de brazos
-mm...- dijo poniendo su mano en su barbilla como pensando -Eso no se puede...-
-Ja- reí sarcásticamente -Ahora tú me vas a decir que puedo hacer y que no- le reclame
-No, pero te daré dos opciones- ambas pequeñas nos miraban divertidos -Podemos ir en tu auto, te llevo a casa y luego yo regreso por mi auto...- dijo sonriente -O podemos ir en mi auto por un helado, dejamos a Ana en casa al igual que a Rosalie y regresamos tu y yo por tu auto- levanto su ceja izquierda y sonrió
- ¿No hay una que no implique a ti y a mi juntos?- le dije y se escucharon las pequeñas risitas
- Entonces... ¿recuerdas la última vez que no quisiste subir a mi auto? - Sonreía torcidamente, pero yo solo lo miraba seriamente -No quería volverte a hacer pasar por eso pero...- dijo y de un momento a otro me cargaba sobre su hombro
- ¡Edward!- grite mientras el corría - ¡Bájame ahora!- le ordene
-Ana... ¿la bajo? - se detuvo para preguntarle a mi hermana quien reía a carcajadas
- ¡No!- dijo riendo
- ¡Ana!- le reclame y solo seguía riendo - ¡Bájame ya!- todos volteaban a vernos y se reían o incluso nos miraban enternecidos.
Dejo de correr más no lograba ver más que su espalda, la cual era víctima de mis golpes, pero escuche como desactivaba la alarma, habíamos llegado a su auto.
Abrió la puerta del copiloto y me metió en el auto, sonrió victorioso y tomo el cinturón de seguridad y se acerco para asegurarlo y justo cuando paso le susurre un 'Idiota'
Cuando se escucho el clic del cinturón se acerco a mi oído.
-Yo también te amo...- susurro riendo
Cerró la puerta pero no sin antes poner el seguro infantil para que la puerta no se abriera desde adentro. Rodeo y subió del lado del piloto volteo y me sonrió pero yo rodé mi rostro y dirige mi mirada hacia la ventana.
Puso en marcha el auto, cada vez que paraba en los semáforos, giraba hacia mí para verme, mas yo solo lo ignoraba.
-Llegamos- dijo parando el auto en el estacionamiento de una heladería
Todos bajaron y yo seguía adentro del auto, entre mis planes no estaba bajarme. Pero Edward me abrió la puerta y tendió su mano hacia mí, como solía hacerlo siempre.
-No voy a bajar- le dije cruzada de brazos
-Te comprare un helado- me dijo sonriente, no entendía como podía actuar como si nada hubiera pasado.
-A mi no me compraras con helados- le dije sin voltear a verlo
-Vallan a adentro y pidan ahorita voy yo a pagar- les dijo a Rosalie y a Ana ambos corrieron hacia el interior de la tienda - ¿Entonces que necesito?- se puso en cunclillas
-Edward solo quiero que me dejes en paz, ya te lo dije.
-Pero yo no quiero hacerlo...- tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos -Yo quiero estar contigo- atrajo mi mano a sus labios y beso el dorso de esta.
-Pero yo ya no quiero estar contigo- le dije fríamente
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Mi Niñero.
Teen FictionUna historia de una chica normal de 17 años y la inesperada llegada de ¿Su Niñero?