Capítulo 14

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Harrysalió de la oficina un poco después de las tres. Tina ya se había marchado, porsupuesto, y él no tenía ganas de trabajar más. Cuando llegó a casa de su tíaBev, vio el coche de Louis aparcado enfrente, y al verlo, se sintió incómodo.Todavía no entendía qué había ocurrido entre ellos. No era posible que Louiscreyera que le había contado sus secretos a Rudy, o que él fuera capaz detraicionarlo.

Sinembargo, por mucho que se dijera a sí mismo que el mal humor de Louis no era suproblema, no le servía de nada. Sólo quería ir a hablar con él y arreglar lascosas entre ellos, y ni siquiera pensando en la emocionante entrevista que leesperaba al día siguiente conseguía sentirse mejor.

Subiólos escalones del porche y entró en casa de su tía.

—Soyyo —dijo en voz alta.

Sabíaque, si Louis estaba allí, Emily estaría con él.

—¿Harry?—respondió Bev desde el piso de arriba—. Hoy llegas muy pronto. Estaba durmiendouna siestecita. Bajaré en un segundo.

—Muybien.

Harryse quitó los zapatos y dejó el bolso en una silla. Entró en la cocina, vio unplato de galletas y tomó una. Después se sirvió un vaso de leche y se sentó ala mesa de la cocina. Detestaba sentirse de aquella manera tan rara. Nadaestaba terriblemente mal, pero tampoco había nada que estuviera completamentebien.

—Laculpa la tiene mi padre —dijo en voz alta.

—¿Porqué? —dijo Bev, mientras entraba en la cocina—. Oh, bien. Ya has visto las galletas.

Harrytomó otra.

—Estánbuenísimas.

—Emilyy yo las hemos hecho esta mañana. Esa niña tiene mano para la cocina.

Mepregunto si no deberíamos decirle a Gracie que va a tener competencia.

Harrysonrió.

—Unaobservación interesante.

Bevse alisó la falda de su vestido y se colocó bien la trenza. Harry observó cómoacercaba una silla a la mesa y sesentaba.

—Estásmuy guapa hoy.

—¿Deverdad? —preguntó su tía—. No he hecho nada especial. Ni siquiera me he maquilladodemasiado.

Y,sin embargo, pensó Harry, tenía un precioso color en las mejillas y lebrillaban los ojos.

—¿Quédecías de tu padre? —le preguntó Bev—. ¿Por qué todo es culpa suya?

—¿Qué?Oh, él es el que me convenció para que viniera a trabajar aquí temporalmente.Si me hubiera quedado en San Francisco...

¿Quéestaría haciendo, exactamente? ¿Viviendo en un hotel y lamiéndose las heridas?¿Pensando en la venganza?

Alguien como tú ~ Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora