-Yo... Yo lo siento, no pretendía molestar- digo con una sonrisa de disculpa.
La chica ladea la cabeza y frunce el ceño mientras me observa. Su pelo es rubio rojizo y lo lleva suelto y ondulado y sus ojos son color miel. En su pequeña nariz aparecen salpicadas minúsculas pecas que le dan un toque infantil, aunque su gesto serio la hace parecer una adulta. Sin embargo, no creo que tenga más de quince años.
-Más te vale sentirlo, estaba echándome una siesta- contesta-. Si no querías molestar...entonces ¿qué quieres?
-Es que alguien me ha dicho que me ayudarías- miro a Eian-. Aunque no sé muy bien cómo.
Ella mira a su derecha con expresión dubitativa y, cuando ve algo que la convence, asiente y vuelve su mirada hacia mí.
-Ven conmigo, te enseñaré algo- dice emocionada, me coge de la muñeca y con la otra mano agarra su bandolera de cuero marrón.
Me lleva a una pequeña cabaña hecha de troncos viejos y ligeramente quemados. Dentro hay solo unas sillas, una mesa y cenizas por todo el suelo. Me hace un gesto para que tome asiento y le hago caso mientras ella se posiciona en el centro del cuarto. "Atenta", susurra. Con un movimiento de manos hace como si acariciase una esfera invisible. Entonces una chispa surge de sus manos y luego otra. Y otra más. Pero no son como las chispas de colores de cuando Gael me curó la pierna. Son chispas de fuego.
La miro asombrada mientras las chispas se convierten en una pequeña llamarada. Aumenta la velocidad de sus manos y la llamarada se hace más fuerte. Cuando para, el fuego deja de aparecer y la llama se extingue por completo. Doy un salto hacia ella y le toco las manos, que arden, así que rápidamente las aparto.
-Vaya- digo.
-Eso no es todo, cuando ya hay un fuego encendido soy capaz de controlarlo totalmente, pero generar un fuego gasta mucha energía así que solo consigo hacer eso.
-Es increíble, ¿yo también puedo hacer eso?- pregunto.
-No, solo yo controlo el fuego ¿Tu drin no te ha dicho cuál es tu elemento?, aunque solo te quedan tres: aire, agua y tierra- contesta sonriente y a continuación se pone muy seria-. Esto no se puede hacer delante de nadie que no sea como tú o como yo, por eso vengo a practicar aquí, no puedes confiar en nadie, hay topos por todas partes.
"No puedes confiar en nadie", otra vez esa dichosa frasecita...
***
Después de un rato hablando con ella, descubro que se llama Autumn y que, a pesar de mi primera impresión de ella, tiene dieciséis años. Yo soy la primera guardiana de los elementos (sí, así nos llamamos según la Profecía) que conoce, y lo sabe gracias a su drin, que siempre la ayuda con estas cosas. La envidio porque, aunque solo conozca a Eian de un par de horas, no me ha demostrado ser muy cooperativa, es muy misteriosa conmigo.
Autumn vive en otro asentamiento de rebeldes, no muy lejos del que hay aquí, "a tres bosques de distancia hacia el sur", fue la expresión que utilizó. Me contó que en la Profecía solo se habla de un grupo de yunos y yunisias con poderes especiales que salvará el mundo contemporáneo. Nadie, excepto los guardianes de los elementos, conoce el poder especial y debe ser así para que los Gobernantes, que cuentan con infiltrados en los asentamientos rebeldes, no descubran el poder secreto que acabará con ellos. Charlamos mientras comíamos unas deliciosas magdalenas de chocolate que sacó de su bandolera. Me sentí muy a gusto con ella, en estos últimos días solo me había sentido así de bien con alguien cuando estuve con Luc...as, Lucas. Ese chico no es bueno para mí, por lo que dijo Lucía, aunque, mientras yo esté aquí, no podré verle así que todo irá bien.
Ahora estoy con Eian de camino al asentamiento, ella me guía, y menos mal, porque no tengo ni idea de dónde está. Está oscureciendo y lo único que he comido hoy han sido las magdalenas de chocolate así que apresuro el paso mientras las tripas me rugen. Cuando por fin llegamos a un sitio que me resulta algo familiar, Eian se para.
-El asentamiento está bajo tierra, solo se puede acceder mediante las entradas transportadoras, pero yo no conozco su paradero- dice.
-Genial, ¿y ahora qué hacemos?
-Tengo una idea- contesta una voz procedente de un árbol cercano. Inmediatamente me doy cuenta de que es Gael-. Podría ayudarte a entrar.
-¿Podrías?- respondo burlona- No sería algo propio de ti.
Sonríe.
-Bueno, lo primero que debes saber de mí es que soy una caja de sorpresas.

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Los cuatro elementos
Novela JuvenilAbril siempre ha sido la invisible, aquella chica en la que nadie se fija hasta que un día la desaparición de su madre la lleva a Salamanca con su hermana mayor. Allí conoce a su prima Lucía quien le abrirá las puertas a un mundo mágico donde tendrá...