Track 6

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Ni siquiera el mismo Aomine, se había percatado de lo que acaba de hacer, realmente sentía que su cuerpo estaba poseído por alguna especie de fuerza malévola, que transformó su amor por Kaga-chan, en un izquierdazo que cayó de lleno en la cara de aquel sujeto de gafas oscuras. Sin darle ni siquiera, tiempo para erguirse nuevamente, el otro, estaba metiendo su puño repetidamente en el abdomen del chico moreno. Este no dudo en responderle y así una cadena veloz de golpes dados y recibidos, dio inicio.

Sus amigos trataban de sostenerle, sin embargo, era inútil, el forcejeo del chico de cabello azul, no cesaba, más aún se intensificaba con cada insulto que ambos peleadores, se propiciaban el uno al otro. El moreno, no había notado que de su boca, la sangre estaba emanando, ya que quizá, alguno de los golpes, lograron que sus dientes, gracias a la presión del impacto, rompieran el interior. Alrededor del suceso, como sucede generalmente, un grupo de espectadores se estaban amotinando, gritando desde insultos, hasta palabras de apoyo para los combatientes, generando una especie de barra que atraía a cualquier transeúnte despistado.

El hombre que Aomine había golpeado antes, ahora se había reincorporado al asunto, que su acompañante continuaba en aquel instante. Pero, algo andaba mal, debido a la euforia, producto de los golpes y las sustancias adictivas disueltas en su sangre, por el cerebro de nuestro protagonista, el dolor de una herida mucho más alarmante, aún no era su prioridad. Era un asunto urgente, el primer sujeto golpeado, entre el vaivén de los golpes, los insultos y la horda bulliciosa, había logrado asestarle una puñalada a Aomine, quien ahora se sentía débil.

-¡Maldita sea! ¡Aomine esta sangrado mucho!- Gritó Ito a grandes voces. Las personas cercanas, pronto empezaron, luego de oír la noticia, a dispersarla.

-¿Es en serio? Como sea, tenemos que salir de aquí.

Después de las efusivas palabras de Tomoe, acompañadas de una cara acongojada, las sospechas del nuevo peligro se hicieron realidad, a lo lejos, dos agentes de policía, venían directo a enterarse de la situación. A duras penas, los sujetos con pinta de punks, empezaron a andar a prisa, apoyándose uno del otro. Lo mismo hicieron Aomine y compañía, el primero, casi al borde de la inconsciencia.

Mientras iba apoyado de los hombros de Yunya e Ito, con sus ojos algo entre cerrados y ya sintiendo el mareo por la pérdida de sangre, un rostro le resulto familiar, en efecto, a la salida del circulo de personas, que entorpecían la huída del grupo de amigos, sin duda alguna, el rostro de un pelirrojo, quien Aomine conocía muy bien, se dibujaba claramente a la distancia, no tuvo tiempo para contemplarlo tendidamente, sin embargo, le llamo la atención la mirada de Kagami; una especie de tristeza y angustia se reflejaba en aquellos ojos vidriosos, los cuales solo por un momento, el moreno confirmó le estaban siguiendo, para después terminar perdidos tras de sí.

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Los ojos del chico moreno, se abrieron lentamente, le dolía fuertemente la cabeza, posó su mano frente a su rostro y se dio cuenta de que estaba vendada casi por completo. Dio un vistazo a su habitación, estaba completamente solo, apoyándose sobre su propio codo, logró reclinarse sobre la pared cercana a su futon, al hacerlo, un estridente dolor invadió su torso. Recordó entonces, de forma algo confusa todo lo que ocurrió ayer, sin embargo, no se arrepentía de nada, estaba feliz de haber golpeado al maldito que insultó a Kagami. Más aún, una sonrisa evidente, se dibujó en su rostro.

"¡Él me vino a ver, se recuerda de mí! Estaba preocupado por mí, le importo... ¡Ah! Como me gustaría volver a verlo".

Con estas ideas llenando su cabeza, se volvió a tumbar sobre su espalda, miró fijamente al techo y empezó a reírse a carcajadas, sentía una inmensa felicidad, era como si nunca hubiese sentido tal satisfacción, solo comparada quizá a la del deportista que logra su meta luego de esforzarse o el estudiante, quien trasnocha día a día y obtiene el mejor resultado.

Nuevamente sus usuales fantasías le invadían una y otra vez, solo que ahora, la idea de que Kagami fuera cercano a él, ya no era una idea que descartaba de su realidad inmediata, más aún, quería proponerse así mismo no dejar ir la felicidad esta vez. Por un instante, se percató que pronto dejaría de ser el fanático del pelirrojo, y ahora sería su enamorado... Nunca lo había cuestionado antes, pero sentía en verdad, que sus sentimientos habían evolucionado, ya no eran los del coleccionista compulsivo que perseguía una imagen, si no del chico enamorado, obsesionado con la idea de amar.

Pronto, su sumida filosofía del amor, fue interrumpida, por el sonoro tono de su celular, sin muchas prisas, el urgido aparato, tendido al lado del pelizulado, fue silenciado:

-¡Alo!

-¡Disculpe por llamarle repentinamente! Pero estaba muy preocupado, soy Kagami Taiga. Sé que no tengo derecho de llamarlo así de la nada, pero no pude quedarme quieto.

Aomine estaba paralizado, aunque hace unos instantes, sentía que podía moverse con facilidad; era aquella melodiosa voz la que escuchaba a través del teléfono, su cara estaba colorada nuevamente, empezaba a sudar con abundancia, todos los síntomas, producto de cualquier cosa relacionada con la acción de interactuar con Taiga.

-¿Alo?

-¡Buenas, es Aomine!- Instintivamente, usó el saludo de la tarde, aunque claramente era de mañana, según la hora, que antes había visto en la pantalla del móvil.

-Supe que anoche, se vio involucrado en una pelea, no es mi idea regañarlo ni nada, pero por favor deje de hacerlo, uno de sus amigos, cuando le detuve me dijo que ¡Le cortaron incluso!- Replico con voz alarmada el pelirrojo- Yo me tomé la libertad de pedir su teléfono, tengo que agradecerle en propiedad a su amigo por la amabilidad.

-¡MUCHISIMAS GRACIAS!...-Dijo ya con lagrimas Aomine, en una voz estruendosa.

-Como sea, por favor cuida de tu cuerpo y no te sobre esfuerces ¿Entendido?

-¡SI!...

Aomine quería decirle que no fue gran cosa, que no se preocupara, sin embargo, las palabras no le salían, estaba profundamente conmovido, su ocurrente cabeza, le obligaba a pensar, en lo lindo que sería ser cuidado por Kagami, sin embargo eso ya no se oía como una idea atroz, en cuanto escucho el comentario final de su amor, ya no tan lejano:

-¡Quédate en cama! Ahorita estoy en ensayo, justo cuando termine iré a visitarte. ¿Estás escuchando?- Ante la ausencia de respuesta, Kagami asumió lo que ocurría y culminó- ¡Solo no hagas ninguna locura, bye!

El celular de Aomine, cayó suavemente de sus manos.


Rock me baby! [AOKAGA]Where stories live. Discover now