Rock me baby! [AOKAGA]

Track 9

Perezosamente, Aomine se levantó, estirando sus brazos para encarar el recién día iniciado, lo primero en ser visto, fue el desayuno, tapado sobre la mesa, que traía una nota:

"Disculpa por irme sin avisar, pero has estado con una fiebre alta, no pude evitar quedarme, lamento haber usado tu baño sin permiso, te dejo el desayudo. Bye."

Cuando Daiki leyó la palabra <<baño>> no pudo evitar, ir a prisa, a comprobar que tanto su ídolo había usado este. Al entrar un perfume no habitual estaba invadiendo la instancia, él ya lo conocía, era aquel olor a ciprés que su chico ideal destilada todo el tiempo. Se alegró muchísimo, cuando se enteró que el paño, colgado para secarse, había sido empleado por su invitado ausente.

Se sentó sobre la tapa del inodoro, colocó la toalla en su rostro y empezó a disfrutar de aquel olor, el cual se había entremezclado con el jabón de su baño, instintivamente, su cuerpo empezó a calentarse, él sexualizaba todo con respecto a Kagami, recordar su voz, recordar la piel, el cuerpo semidesnudo de los conciertos, el cabello rojizo. Le encantaba que el hecho de que es pelirrojo, le parecía sumamente sensual, de hecho en la lista de otros ídolos favoritos, siempre habían sobresalido aquellos con cabello rojizo.

Además ahora tenía un nuevo incentivo, aquel beso, recordarlo, hacía que se estremeciera, cuando buscaba sus pezones debajo de su camisa blanca, sentía unos punzones placenteros que le invadían por todo su cuerpo, su entrepierna estaba otra vez hinchada. Aún con la toalla en su rostro, manteniendo sus ojos cerrados, trataba de repetir en su mente, aquel roce de lenguas, sentía que se iba morir por la agitación que estaba sintiendo. Su mano libre, ahora se hallaba buscando aliviar la erección, sacudiendo vivazmente su pene, con cada frotada vertical.

Empezó a morder aquella toalla, de forma salvaje, imaginándose a él mismo saboreando la piel de Kagami, en su imaginación remota pero lucida, siempre imaginaba su pene dentro del ano del voluptuoso joven, le veía con un rostro lujurioso y gozoso, por lo que siempre cuestionaba, si el hecho de ser penetrado, pudiese ser una actividad tan deliciosa. Esta vez, acompañado, por esta idea, ensalivo dos de los dedos, que antes estuvieron, rozando circularmente el prepucio extendido, y los insertó lentamente en su entrada.

Allí en donde sus dedos lentamente hurgaban, se sentía como si el calor de una vela estuviese acercándose, un escalofrío intenso recorrió su cuerpo, ahora, quería sentir más de esa sensación punzante y placentera, por lo que escabulló otro dedo en su siguiente embestida.

Su mano, que antes jalaba y apretaba sus pezones, provocándole cosquilleos placenteros, cambio de tarea y ahora sacudía con vigorosidad su pene, respirar era difícil, con costos, podía exhalar fuertes bocanadas de aire, que salían de golpe, sin embargo, aún con el trabajo se sus manos y caderas en ritmo, la toalla, seguía tapando la cabeza de Aomine.

-¡AAAah! Maldición...¡Ugggh! ¡Aaaaagh! Kaga-chhhan....

Justo al terminar de exclamar dicha oración, entre resoplos, creyendo que iba a expulsar su carga, cerró con fuerza sus ojos y justo en ese instante, luego de morderse los labios, el semen salió disparado en dirección a la pared frente a su inodoro. Cuando al fin creyó que había terminado, su eyaculación se volvió a repetir, aún sin que él tocara de nuevo su miembro, lo mismo ocurrió en ese instante, unas tres veces más. Aomine, sintió por unos momentos, que sus fuerzas le abandonaban, desfallecido, cerró sus ojos nuevamente y se reclinó sobre el inodoro, había sido asombroso, nunca antes había tenido un orgasmo tan largo.

Completamente desfallecido, entró al baño para despertarse por completó, se sentía sin fuerza, evitó pensar en cosas innecesarias y se bañó de forma normal, ya que si se excitaba nuevamente, probablemente, su cuerpo recién recuperado, no podría soportarlo. Nunca antes, había pensado que masturbarse fuera tan fatigoso, pero recordar que se había besado con Kagami era tan emocionante.