-¡Mierda!- Se dijo a sí mismo, el chico moreno, mientras caminaba despavorido, al apartamento, pisando con fuerza sobre la acera, con tanta fuerza que las pequeñas huellas de la lluvia de hace una hora, aún chapoteaban levemente.
"Por qué tuve que recibir el micro, es tan vergonzoso, espero que Kaga-chan no se haya percatado de mi. ¡Ah! Me quiero morir"
Pensaba él joven, mientras arrugaba su entrecejo. Aún no se había dado cuenta, pero su frente tenía una pequeña cicatriz que ya empezaba a sangrar unas cuantas gotas, pero él estaba mucho más sumido en que su ídolo le hubiese visto de forma "patética" más que en el dolor de aquel golpe.
Su casa, un pequeño apartamento, quedaba realmente lejos del sitio del concierto, debía tomar tres metros para poder llegar, y aunque ya era de madrugada luchaba por no caer dormido en su asiento, solo el terror de perder su parada, le mantenía erguido.
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Al abrir la puerta, dijo un sonoro "¡Estoy en casa!" sin embargo, nadie le contestó, puesto que no habitaba nadie más allí, solo él y su gato de patrón atigrado, a quien nombro Taiga. Dicho felino, en lugar de venir a recibirle a la puerta, le miraba desde lejos y con una actitud altanera, se perdía detrás del comedor.
Estaba haciendo un frío considerable en las calles, por lo que Aomine estaba desesperado por quitarse su ropa, aún humedecida por el sereno; meterse entre su kotatsu a calentarse. La habitación del peliazulado, era muy sencilla, sin muchos muebles u adornos, sin embargo en su armario, de puertas correderas, se hallaba una prolífera colección de manga y revistas de ídolos.
Las paredes eran lo único que destacaban, ya que tenía algunos cuantos, en realidad bastantes posters de sus ídolos favoritos, tanto chicas como chicos, quizá el más llamativo, era uno de Kagami Taiga, que se encontraba en una posición central y era de unos dos metros de altura.
-¡Estoy de vuelta baby!- Le dijo a su poster de Kagami, luego con un modo feliz, le dio un beso a la imagen. Sin embargo después de abrir sus ojos, su semblante cambió, una cara de desesperación era ahora lo que mostraba, ya que en la mejilla de Kagami, una horrible mancha estaba posada allí.
Fue entonces cuando el moreno, se percató, que desde su frente salía la inmunda contaminación sanguinolenta. Rápidamente, fue por una franela a la cocina y con mucho cuidado, removió la húmeda huella, sin que quedaran sospechas de que alguna vez estuviese allí, complacido, miró su posesión, hasta quedar convencido de que estaba perfecta.
Repentinamente, recordó que tenía que tratar su herida, sin muchos miramientos, buscó una vendita y la colocó justó de donde salió la sangre. Sin darle mayor importancia, miró nuevamente su poster, tendió el futon sobre el tatami, y dejo sus pies debajo del kotatsu.
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Kagami, esa misma noche después del evento, estaba muy preocupado, no porque algo estuviese fallando en su carrera al estrellato, sino más bien, por el chico de cabello azul. Hubiese querido, empezar a seguirlo en esa misma noche y darle las disculpas como debería ser; aún cuando él pareciese un chico alocado y salvaje, en realidad es alguien, sumamente serio con respecto a su trato a los demás.
-¿Crees que sería muy difícil encontrar a alguien del público?
-¿De qué estás hablando?
-Verás, logré verle el rostro al chico que golpee con el micro, me gustaría encontrarle y disculparme apropiadamente.
-Siempre tan serio-Respondió Imayoshi, el chico de gafas encargado de la guitarra.
-¿Y qué tal si le preguntas a los del staff de preventas? Puede ser que alguno lo recuerde...Si mal no recuerdo fueron compras presenciales; recuerdas en que fila estaba ¿Verdad?
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Rock me baby! [AOKAGA]
Fiksi PenggemarUna historia llena de conflictos, romance y un poco de humor; protagonizada por Aomine, un joven quien a pesar de sus propios problemas, encuentra inspiración en la música. Además de ser un fanático de W.B. la banda de rock local, liderada por Kaga...