Track 7

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A pesar de tener, suficiente dinero en sus ahorros como para comprarse un auto, Kagami era de aquellos que preferían gastarlo todo en regalos para los demás, que en <<ese tipo de aparatos>>, por lo cual usaba el metro frecuentemente, agradecía no ser tan popular como para que lo notaran en esos sitios tan concurridos. En este instante, caminaba a prisa, había vuelto lo más rápido que pudo de su casa, y ahora se dirigía al apartamento de su fanático.

Ni si quiera él mismo sabía que hacía, pero realmente deseaba acercarse a aquel chico, cuando lo miró fugazmente, la noche anterior, comprendió que realmente le hubiese gustado protegerlo, era como si le causará ternura el hecho de que fuera tan obsesivo y más aún tan leal; no le había preguntado aún cómo fue que supo sobre W.B., qué es lo que le gustaba del grupo, de él mismo...Realmente tenía mucho que decirle, sin darse cuenta, estaba poniéndose colorado nuevamente, al pensar en el asunto, era como si realmente...

Dejó de sumirse en sus pensamientos, cuando se encontró frente a frente, la puerta del apartamento del medio. Tocó el timbre una vez, esperó un momento, se impacientó, ya que nadie le contestó, se detuvo a pensar en cosas realmente terribles y exageradas, continuó llamando, hasta que se rindió. Su paranoia, le llevó a tocar la puerta del vecino, se veía tan desesperado, que el sujeto de al lado le ayudo a contactar a la casera, ya que según versión del vecino, nunca escuchó que Aomine saliera.

La anciana de voz calmada y cara sonriente, muy amablemente, sacó su llave maestra para el conjunto de apartamentos, después de una leve demora. Acompañó, a los dos muchachos hasta la morada de Aomine y gustosamente abrió la puerta, al no verlo en la sala, Kagami quien había contado el estado de su fan, de una forma casi alarmante a los dos ayudantes, corrió a la habitación del susodicho chico en gravedad. Tras abrir la puerta corrediza, estaba el moreno tendido sobre el tatami, usando unos audífonos que aún sonaban a gran volumen, sin embargo, él estaba sumido en un sueño profundo, la cara de Kagami, ahora se encontraba más relajada, pidió disculpas a los dos recientes acompañantes y se sentó sobre sus rodillas a observarlo, una vez se encontraron a solas.

El chico de cabello azulado, dormía tan tranquilamente, que el ligero enfado de Taiga desapareció, aún cuando había planeado despertarle y reprocharle el incidente de hace unos momentos, la respiración calmada, el murmullo de la música que se filtraba, debido a su volumen, de entre los audífonos, le hizo reflexionar nuevamente sobre lo que le tenía que decir cuando despertara.

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Aomine, abrió sus ojos lentamente, a su lado, estaba Kagami, recostado sobre el tatami, durmiendo ligeramente, con su rostro justamente delante de la mirada azul del recién despierto. El moreno se impacientó, no podía mover ni un musculo, empezó a tragar hondo, después de calmarse, pellizco sus mejillas, restregó sus ojos, en busca de que su mirada no le estuviese haciendo alguna jugada...En efecto, el cantante estaba durmiendo sobre el tatami de su apartamento, al darse cuenta de tal hecho, Aomine trato de moverse menos, no quería despertarlo, lo empezó a mirar muy fijamente, tan fijamente, que no pestañeaba, observó los labios del pelirrojo, su cabello, su nariz, lo largas que se veían sus oscuras pestañas de cerca, las cejas partidas y pobladas, características del chico.

Como si una fuerza seductora, le atrajese, Aomine se estaba acercando mucho más al chico, olía demasiado bien, aquel olor a ciprés parecía ser casi la esencia natural de Kagami. Al olerlo, Aomine no pudo evitar empezar a excitarse, era como si un fuerte imán, le obligara a querer acercarse más y más, él realmente quería probar el sabor de aquella piel acaramelada que observaba, cuando su nariz estaba a pocos centímetro de rosar la del otro, el Aomine osado, nuevamente hizo su entrada triunfal.

Lentamente, con una suavidad magistral, los labios de Daiki, rosaron los del pelirrojo, sentir tal suavidad, contribuyó a que su erección antes insinuada, ahora realmente fuese firme, quería probar más, los leves resoplidos de Kagami, eran sentidos por una pequeña parte del rostro moreno, sin embargo, luego de que Aomine abriera sus ojos, aún sin apartar sus labios del otro par, para mirar de nuevo el semblante perfecto de su ídolo, su mirada, se encontró con una mala noticia, habías otros ojos abiertos frente así, para sus desgracia eran los de Kaga-chan, quien le miraba con un rostro de desconcierto.


Rock me baby! [AOKAGA]Where stories live. Discover now