Tienes que aprender a ser rechazado y a rechazar la aceptación; el problema es que es más fácil adaptarte a ser rechazado porque de alguna manera u otra, te acostumbras y llega un momento en el que o lo aceptas, o lo aceptas, no queda otra. Aprendes, —por decirlo de alguna manera— a ir tu solo por un camino sin importarte la opinión de los demás o el qué dirán, tomas tus propias decisiones sin dudas de esperar la perspectiva de otras personas. Mientras que rechazar la aceptación es sumamente difícil porque todos te "aman" e "idolatran" de alguna rara manera, te sientes bien con eso y al sentirte de esa manera, esperas que siempre sea así. Pero al final del día, ¿para qué sirve sentirnos admirados?
Bueno el caso era que a mí me estaban excluyendo y no lo quería aceptar. Mi cerebro no lo aceptaba, yo no lo aceptaba. Me negaba a aceptarlo.
Después de esa rara charla con Michael nada sucedió, todo iba normal; hablábamos como si nada hubiera pasado con Ashton todos los días en la cafetería y me sentía sumamente agradecida de eso. Hasta que un día más tarde cuando llegue al comedor, él estaba sentado, con otras personas. Ni siquiera se había tomado el tiempo de decirme que no se sentaría conmigo. Simplemente no sé... sucedió; ya no me hablaba, y si nos chocábamos en los pasillos, ni siquiera se atrevía a mirarme. Ashton hacia lo mismo, pero... él y Michael si se saludaban cuando se veían, aunque se sentaran en diferentes mesas con otras personas.
Pase tres días, tres días sentada sola en una mesa que estaba en rincón totalmente destartalada y fuera de servicio. Se inclinaba hacia la izquierda y parecía que se te venía encima.
Y ahora, exceptuando que me sentía sumamente sola y observada entre todos, nadie siquiera notaba mi presencia. Luke no había vuelto a dejar sus notas, de Calum apenas sabía noticia y lo prefería así.
Calladito era más bonito.
[...]
Era lunes, un lunes como todos los días, como los miércoles, como los viernes o los domingos; aburrido. La rutina era la de siempre; levantarse, ir a desayunar, ir al cuarto, esperar hasta la merienda, tomar la merienda y volver al cuarto, luego de ahí se esperaba hasta la noche y comer la cena. No había actividades para realizar, ni chismes con los que cuchichear (o alguien con quien comentarlos) era algo tan simple y tan enfermizo a la vez.
Suspire, estaba helado en la habitación; mire el reloj (que por milagro se habían dignado a darme uno, aunque era increíble) faltaban cinco minutos para la merienda pero supongo que no pasaría nada si llegaba un poco más temprano.
Algunas personas iban de aquí por allá, y de allí a por ahí. Todos estaban en grupos y conversaban, algunos intercambiaban sus comidas o chocaban sus bandejas en la fila. No había mucha gente pero supuse que aunque algunas mesas estuvieran desocupadas no podía estar en ellas porque ya tenían a un grupo de personas asignado que todos los días se juntaban y hablaban ahí.
—Seria genial que te corrieras del camino ¿sabes? —me empujaron por la espalda y me corrieron de un empujón.
— ¡Jesse!, —lo regaño una chica. —Se más amable la próxima vez. —lo miro desaprobatoria mente y el chico rodo los ojos de una forma sumamente rara que me hizo reír, al ver que estaba sonriendo el anteriormente nombrado me miro expectante y apreté los labios. —Lo siento, Jesse es un patán de nacimiento. —se disculpó.
—No, está bien de todas maneras. —me encogí de hombros. —Estaba parada en el medio de la puerta, obstruía el paso.
—Ves Lynn, tienes que dejarlo ser. —refunfuño eh... ¿Jesse?
—Si lo dejo ser vas a terminar con un ojo morado y una pierna menos. —Lynn agrego con molestia.
—Lo que sea. —gruño.
La escena se me volvía bastante graciosa, me hacía recordar a Ashton y Michael.
Ashton y Michael...
—En fin, discúlpanos una vez más... ¿Cómo es tu nombre? —pregunto mientras ponía una mano sobre mi hombro.
—Madeleine.
— ¡Uh, genial! —sonrió. —Espera, espera, espera ¿Madeleine? ¿Madeleine como la chica que entro hace unas semanas?
—Eh... —no sabía que responder. Podía ser yo, o podía ser otra Madeleine que entro hace unas semanas.
— ¿Kleyn? —articulo Jesse.
—La misma. —afirme.
—Guau, esto es genial. Ni Dan ni Scarlett crearan esto. —hablo emocionado dirigiéndole una sonrisa a Lynn.
— ¿Hay algo que deba saber de lo cual aún no estoy enterada o...? —fruncí el ceño.
—Las personas hablan mucho de ti aquí ¿nunca te pusiste a escuchar atentamente? —no supe porque, pero Lynn empujo a Jesse en las costillas con su codo. Este apenas se quejó y le devolvió el empujón un tanto más suave.
—No sé cómo sentirme al respecto, —comente desorientada. — ¿Por qué hablan de mí?
—Entraste con Clifford e Irwin ¿verdad? —Jesse me apunto mientras achinaba los ojos. Yo asentí y Lynn lo regaño con algo así de que era de mala educación apuntar. —Bueno querida, créeme que eso te hace popular.
—Popular. —enfatice.
—Ajá.
— ¿Por qué? —negué con la cabeza. Esto es más ridículo de lo que parece.
—Clifford e Irwin son amigos de Hemmings. —se apresuró a contestar Lynn.
—Eran. —corrigió su amigo pelirrojo.
—Eran, lo siento. —se corrió el cabello llevándoselo a la espalda y prosiguió. —: Hemmings fue paciente hace algunos años aquí, y bueno... eh... dicen, pero es lo que todos comentan, yo te lo transmito: fue el peor residente en Luxury desde su creación, nunca tuvieron a alguien tan malo y peligroso como él.
—Espera, espera... —la detuve. Era muy rápida con las palabras. — ¿Luke fue residente aquí?
—El peor. —negó Jesse. —No sé dónde estará Dan, pero su hermano estuvo los mismos años que Hemmings y él le comento todo lo que se mandaba. Es...
—Horroroso. —termino Lynn. —Quemó a una enfermera solo por gusto.
—Y eso no es todo, ni lo peor. De hecho, eso inimaginable lo que ese muchacho ha hecho. —Jesse suspiro.
-
Este capítulo es horrible pero estoy re al pedo y no sé qué hacer (¿?) Además de alguna manera, la pobre de Perraleine tenía que conseguirse otra ranchada jajá.
¿Alguien quiere dedicación? Comenten :)
Y... ¡feliz día del niño! (no sé si en todos los países es el mismo día pero bueno :p)
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WONDERLAND [Secuela de ROOM 336]
ParanormalSiempre hay dos muertes; la verdadera, y la que la todos conocen.