La policía había arribado al lugar y nos sacó en contra de nuestra propia voluntad. No entendía mucho que pasaba a mí alrededor, estaba aturdida y muy desconcertada. Afuera estaba lleno de bullicio con una multitud de personas que nunca vi en mi vida, intentando averiguar el enrollo de adentro. Y no me cabía que tanto les interesaba saber, ¿no tienen otros problemas en su vida que andar de chusmas?
Una mujer, creo que era policía, intentaba calmarme, acariciando mi brazo izquierdo. Hablándome tranquilamente y diciéndome que regule mi respiración. Pero no funcionaba para nada. Mi cara estaba llena de lágrimas secas, y tenía la cara pegajosa gracias a eso. Me chorreaba sangre por la nariz, y no me hubiera dado cuenta si no trataba de limpiarme la cara con los puños de la campera.
No me altere más hasta que otros dos policías pegaban una cinta de "Clausurado" frente al hospital y no veía salir a los chicos de ahí adentro.
Intentaba tirar de mi brazo fuertemente para zafarme del agarre de la mujer, pero se me hacía imposible. Tenia las defensas bajas y apenas podía mantenerme estable parada de pie agarrándome de las paredes.
—Señorita, por favor quédese quieta y sentada en el lugar o tendremos que sedarla. —me advirtió, cansada de mi actitud impaciente, pero no la obedecí.
—No, no puede. Mis amigos están ahí dentro. —enojada le grite, pero no muy fuerte y me miro con una cara neutra, sin expresión alguna.
—Estamos haciendo todo lo posible para ver quienes más quedaron adentro con mi equipo. —hablo calmadamente. —Ahora, quédese sentada aquí y trate de no hacer ningún esfuerzo o movimiento bruto. Voy a llamar a una enfermera para que le pare el sangrado de su nariz. Y cálmese por favor. Todo va a estar bien.
—Pero... —me queje pero ya se había ido. Solté un gemido de dolor por como la cabeza me empezó a latir fuertemente.
La gente hacia círculos y charlaba con otras. Unas hacían chistes, otras daban hipótesis que ni se asemejaban con la realidad, e incluso algunos se hacían los distraídos y se cruzaban de la calle y se metían dentro de la cinta de "No pasar" que rodeaba toda la vereda, solo para averiguar lo que ocurría.
Escondí la cabeza entre mis piernas y forme un abrazo en posición fetal tratando de alguna manera poder entrar en calor.
No tenía idea de que hora era, tenía frio y me dolía todo.
Las fuerzas de mi cuerpo desaparecieron y lo único que quería en ese momento era llorar. Pero no lo conseguía de alguna manera. Era como si ya no tuviera más agua que derramar. Y no tenía idea de porque quería hacerlo.
Todo había acabado desde el momento en el que cite mi elección. Entonces, ¿Por qué no estaba feliz? ¿Por qué me sentía incompleta? ¿Por qué quería llorar? ¿Por qué esto? ¿Por qué aquello?
— ¡Madeleine! –gritaron a lo lejos. No levante la cabeza. — ¿Cómo estás? —alguien se sentó a mi lado y enrollo sus brazos en mí. — ¿Te encuentras bien?
—Todo acabo ya. –sonreí casi sin ganas. — ¿Cómo crees que estoy, Michael?
—No lo sé tú dime. —lo mire e ignore sus palabras.
No estaba feliz, no estaba triste. No estaba bien, no estaba mal.
— ¿Dónde están los demás? —aparte los brazos de mis piernas y los enrolle en su torso. A comparación de mí, estaba caliente y su pecho era confortable.
—Aún están adentro. Les están haciendo preguntas, pero con lo que nos pasó no creo que les crean ni una pizca. —beso mi frente y me estremecí por unos segundos. Sus labios estaban suaves y tibios, mientras que yo parecía sacada del polo norte. —Igualmente, no es nuestro problema si ellos no nos creen. Nosotros lo vivimos, ellos no. Nosotros sabemos lo que paso, y ellos no tienen ni idea.
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WONDERLAND [Secuela de ROOM 336]
ParanormalSiempre hay dos muertes; la verdadera, y la que la todos conocen.