Sei

41 8 0
                                    

Al sonar el timbre de salida, el cual esperaba con ansias, la mayoría había salido del salón menos los muchachos y June. Hablaban muy animadamente de alguna película.

-¡June, Alessa!- Wes llamó nuestra atención. June estaba por salir del salón pero yo aún arreglaba mis cosas.

-¿Si?- June se acercó.

-¿Quieren ir a comer con nosotros?- preguntó Zack.

-Claro- June sonrió.- ¿Vienes, Alessa?

-No puedo... debo irme a casa.

-Para la próxima será.- dijo Johnny sonriendo. La fuerte pero dulce mirada de Jason estaba clavada en mí sin producir ninguna expresión en su rostro. No me incomodaba, no me intimidaba, me agradaba, no le tenía miedo.

Me despedí de ellos moviendo la mano y esperé a que los pasillos se despejaran un poco para salir. Caminé hasta la puerta mirando como algunos se iban caminando y otros eran recogidos por autos. Buscaba a Chris con la mirada pero no lo encontraba. Empezaba a desesperarme. ¿Se había olvidado de mí? Es decir, tiene que buscar trabajo y yo solo estorbo. Además estoy grande para esas cosas pero la sola idea me aterra... de que vuelva a suceder lo que pasó hace un tiempo.
Hacía un poco de frío, me abracé a mí misma sosteniendo el libro de química contra mi pecho y miré el cielo, el cual estaba gris. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos y su sonrisa volví a respirar. Corrí hasta donde él y por impulso lo abracé aunque me separé de golpe. Su perfume era delicioso.

-¡Viniste!- sonreí mirándolo a los ojos.

-Te lo prometí.- sonrió dulcemente. Empezamos a caminar con miradas sobre nosotros, lo miraban a él, luego a mí y volvían a mirarlo. Miré el suelo para evitar las miradas.

Quizás eran sus tatuajes.

-¿Qué es tan gracioso Alex?- me miró con una media sonrisa.

-Es extraño verte así vestido y con tus tatuajes.- reí.- te ves genial.

Bajó la mirada con la sonrisa más radiante que le había visto hasta ahora.

-te... te ayudo...- trató de quitarme mi mochila pero no lo dejé.

-Yo puedo, no te preocupes.- realmente no pesaba nada. Me quitó el libro que cargaba en mis manos sin ser brusco.

Cada vez que teníamos que cruzar la calle encontraba la forma de agarrarme sin incomodarme, lo que me hizo sonreír... y sonrojarme un poco. Mientras pasábamos por el parque noté su mirada perdida.

-Chris, ¿qué tal tu día?- busqué su mirada.

-No del todo mal.- me miró y sonrió.- Ya he dejado mi currículo en 5 lugares. En 2 de esos lugares me fue bien, solo debo esperar a que me llamen, si es que lo hacen.- sabía que no quería preocuparme pero no lo había logrado.

-Seguro te llaman, y si no lo hacen no saben de que se pierden.- dije con la mirada baja. Sentía que era por mi culpa, lo sabía.

-¿Qué tal el tuyo?- me miró fijamente.

-Te cuento después.

Tomamos un taxi y llegamos a casa en poco tiempo. Al entrar fui directo a mi habitación, dejando mi mochila en el piso, me cambié. Bajé sin ánimos y me senté en el comedor viendo cómo Chris preparaba el almuerzo. Partía tomates en pedazos pequeños y los ponía sobre pan, luego ponía queso encima y los metía al hornito. Iba a hacer alguna otra cosa pero se detuvo y me miró. Lavó sus manos y se acercó a mí.

Are You Mine?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora