El entrenamiento del equipo de Serin había comenzado. Todos corrían de una esquina a otra de la cancha; dando lo mejor de ellos, pero había alguien que se encontraba descansando: una de sus manos apoyadas en una de sus rodillas y la otra en su pecho. Se sentía muy cansado, cada aspiración que daba era más difícil que la anterior, el dolor en el pecho era algo insoportable y su cuerpo se sentía muy pesado, era como si sus huesos hubieran sido remplazados por unos de hierro. Sabía que no tenia una buena condición física como la de sus demás compañeros, pero desde hacía más de un mes su condición había estado bajando considerablemente.
—¡Kuroko! —grito la entrenadora, Riko Aida.
—¿Sí? —contesto con dificultad.
—Sigue corriendo.
Él asintió levemente antes de seguir con el entrenamiento, pero no se concentraba, estaba más distraído que de costumbre y es que un pequeño dolor de cabeza no lo dejaba de molestar.
—¡Kuroko! —llamaron todo, pero fue demasiado tarde, el balón le había dado de lleno en el rostro.
El golpe no fue tan fuerte como para tirarlo, pero si provoco que se pusiera de rodillas. «Genial» pensó; el dolor de cabeza había empeorado. Sus compañeros de equipo se acercaron a él.
—¿Te encuentras bien? —pregunto Hyuuga.
—S...sí —contesto poniéndose de pie algo mareado.
Los presentes lo miraron y se sorprendieron. La piel de su compañero de equipo estaba más pálida que de costumbre.
—¿En serio te encuentras bien? —insistió Koganei.
—Sí estoy bien —contesto serio.
Los chicos se miraron antes de volver a retomar la práctica, Kuroko iba detrás de ellos pero fue detenido por la castaña.
—Kuroko, es todo por hoy para ti, vete a cambiar y te vas a casa a descansar.
—¿Por qué?, estoy bien —contesto brusco.
Riko frunció el ceño.
—No lo estas. Has estado muy distraído el día de hoy, es mejor que vuelvas mañana, por ahora es todo para ti.
Abrió su boca para decir algo, pero solo frunció el ceño y soltó un leve gruñido antes de irse a los vestuarios enojado.
...
Caminaba por las calles en dirección a una librería, ahora que lo pensaba, no estar en el entrenamiento había sido de alguna manera favorable. Desde hace tiempo atrás quería comprar el libro nuevo de su escritor favorito, pero con las salidas tarde del entrenamiento no había podido ir a conseguirlo.
Al entrar a la librería se dirigió a la estantería donde eran para historias de fantasía, pero al llegar allí no se espero encontrar con su ex capitán.
—¿Qué hace aquí, Akashi-kun? —pregunto colocándose a espaldas de él comenzando a ver los libros.
—Lo mismo pregunto, ¿no tienes entrenamiento? —contesto con calma.
—La entrenadora me dijo que me retirara.
—¿Por qué?
—Dijo que estaba bastante distraído.
—Mmm...
—¿Y tú?, también tenia entrenamiento, supongo.
—Se cancelo.
Kuroko asintió quedando en silencio durante un momento.
—¿Qué libro buscas? —se coloco a su lado Akashi.
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Atardecer
Romance❝Tanto Kuroko como él no estaban bien: uno estaba por morir y el otro iba a ver como eso pasaba.❞