Aun no he corregido
Ya había pasado dos semanas desde aquella noche de domingo en el que Akashi abrazo a Kuroko mientras estaba dormido, desde entonces las cosas entre ellos habían cambiado considerablemente bien. Debes en cuando se enviaban mensajes de texto, los fines de semana Akashi iba a visitar a Kuroko y salían a pasear por los alrededores o a comer, a veces iban solos o invitaban a la generación de los milagros y Kagami. Su relación se estaba haciendo fuerte, por lo cual no pasaba desapercibido por sus amigos.
Akashi se dirigía al gimnasio para ir, como siempre, al entrenamiento, cuando su celular comenzó a vibrar, lo saco de su pantalón y sonrió al instante en que sus ojos vieron el nombre de "Tetsuya" en la pantalla.
—Sei-chan —lo llamo Reo.
— ¿Si, Reo?
— ¿Con quién hablas?
Lo volteo a ver, pero sin quitar su sonrisa, lo cual le sorprendió al pelinegro.
—Con Tetsuya —regreso su mirada al teléfono y contesto el mensaje con rapidez.
— ¿En serio?
— ¿Algún problema con eso? —lo miro con la una ceja levantada.
—No, solo que como sonreías, creí que era alguna novia o enamorada.
El pelirrojo regreso su vista al frente.
—Más bien enamorado —susurro.
— ¿Dijiste algo?
—Nada —se encogió de hombros.
Reo lo miro confuso.
...
Los entrenamientos en Serin habían comenzado y como era de costumbre Riko los tenia a todos muertos de cansancio, aunque Kuroko tenía un régimen de entrenamiento diferente a los demás, por su enfermedad. El pequeño cuerpo del peliazul se encontraba acostado en el suelo del gimnasio descansando.
—Kuroko-kun —le llamo Furihata.
El mencionado lo volteo a ver.
—¿Si, Furihata-kun?
—Tu celular está sonando.
—Gracias —y con algo de dificultad se levantó de donde estaba y se acercó a la banca donde tenía su bolsa de deportes y chamarra, y de esta saco el celular.
Leyó lo que estaba escrito y se alegró al saber la respuesta.
— ¿Con quién hablas? —se le acerco Kagami.
Cerró el aparato.
—No es de su incumbencia Kagami-kun —contesto guardando el aparato.
—Oye —se quejó este.
— ¡Volvamos al entrenamiento! —grito Riko con el silbato en mano.
Kuroko, alegre, regreso a su entrenamiento.
...
Era sábado por la mañana cuando el carro —o más bien mini limosina, estaciono enfrente de la residencia Kuroko. Una pequeña casa de dos pisos, color verde limón con un hermoso jardín. Akashi bajo del transporte y camino hasta donde se encontraba el timbre, lo toco y solo le resto esperar unos cuantos segundos antes de ver como se abría la puerta y mostraba a Kuroko vistiendo unos pantalones de mezclilla y una camisa color naranja y detrás de él un señor de cabellos negros y ojos azules.
—Buenos días Akashi-kun —saludo el peliazul.
—Buenos días Akashi-kun, soy Kuroko Hotaka —saludo el hombre haciendo una leve reverencia.
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Atardecer
Romance❝Tanto Kuroko como él no estaban bien: uno estaba por morir y el otro iba a ver como eso pasaba.❞