CAPITULO 3.

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Polarie POV:

Llegamos a una casa gigante en menos de diez minutos. Nos bajamos del carruaje y entramos en la casa, mientras la Señora Mc Ready nos está guiando hacia las habitaciones y nos está diciendo unas normas que, la verdad, no me importan mucho pero aun así presté atención a lo que está diciendo.

— El Profesor Kirke no está acostumbrado a tener niños en casa, así que, por ese motivo hay ciertas normas que se deben respetar. No podéis gritar... ni correr. Ni utilizar el montaplatos indebidamente. — dijo y yo pienso, ¿cómo vamos a usar un montaplatos indebidamente? Bueno de Luke me lo espero, pero los demás... En fin. — ¡No, tocar los objetos históricos! — gritó eso último porque Susan quiso tocar un tipo de busto que parecía hecho de marfil, o eso me parece a mi, y yo me acerqué mucho a unas espadas que habían colgadas en la pared. Los chicos cuando vieron como nos asustamos las dos se rieron un poco. — Y sobretodo está prohibido molestar al Profesor. — siguió hablando.

Después de habernos instalado en las habitaciones que nos dijo, yo dormía con Susan y Lucy, cenamos y luego nos fuimos al cuarto donde dormíamos nosotras. Lucy estaba tendida en la cama, Susan estaba mirando algunos de los objetos de la habitación, Luke estaba tendido en el suelo mirando el techo, Peter y yo estábamos escuchando la radio, aunque yo estaba al lado de mi hermano mientras que Peter estaba viendo por la ventana, y Edmund... ni idea, no estaba ni en la habitación, pero supongo que está en la habitación donde dormían los chicos.

— La aviación alemana bombardeó Gran Bretaña la pasada noche. El ataque aéreo que duró varias horas... — Susan apagó la radio y Peter se iba a quejar, pero ella hizo una seña con la cabeza hacia Lucy y mi hermano hacia mí. Yo en cambio, estaba feliz de que la hubiera apagado, porque eso solo me recordaba a que nuestra madre sigue estando en peligro si otra guerra se inicia y también como murió mi hermana pequeña.

— Estas sábanas raspan. — dijo la pequeña Lucy.

— Las guerras no duran toda la vida, volveremos pronto. — le dijo Susan para animarla un poco.

— Sí, si la casa sigue ahí. — dijo apareciendo Edmund, este niño logra ponerme de los nervios algunas veces, y eso que yo me pongo de los nervios pocas veces y encima lo acabo de conocer.

— ¿No se supone que estabas en la cama? — le preguntó seria Susan.

— Sí mamá. — contestó este irónicamente.

— ¡Ed! — le advirtió Peter.

— Ya vale, ¿has visto los jardines Lucy? — lo primero se lo dije a los dos hermanos Pevensie.

— Este sitio es enorme, — hizo mi hermano un gesto exagerado con las manos, a lo que yo y Lucy soltamos una pequeña risita. — lo pasaremos genial. — siguió y ella lo miró algo desconfiada.

— De verdad. — le dijo Peter haciendo que sonriera un poco de lado.

— Vamos a dormir ya, mañana será otro día.

— Hombre no. — dijo sarcástico mi hermano y lo que se ganó es un golpe de mi parte en la nuca y una mirada seria. — ¡Oye! Que tú pegas fuerte.

— Genio piensa antes de hablar, algunas veces no me creo que seas mi hermano. — me burlé de él, haciendo que los Pevensie se rieran y él me miró mal mientras yo me encogía de hombros.

— Ja ja, que maja, en fin. Buenas noches Larie, te amo. — dijo dándome un beso como siempre, en la frente, y sonriéndome. — Y buenas noches a vosotras también. — se dirigió hacia Lucy y Susan.

— Buenas noches chicas. — dijo Peter dándoles un beso a sus dos hermanas y a mi un abrazo sonriéndome. Es la sonrisa más preciosa que he visto en mi vida, ¿pero qué estoy diciendo? Le devolví la sonrisa.

— Buenas noches. — dijimos las tres al mismo tiempo.

Los chicos salieron de la habitación, Susan y yo cambiamos nuestra ropa normal por un pijama que trajimos en nuestras maletas y nos metimos en nuestras respectivas camas, yo dormía en la cama de al lado de la ventana, Susan en la de medio y Lucy en la que estaba más cerca de la pared.

— ¿Polarie? — me llamó Lucy tímidamente.

— Dime Larie, pequeña. — le sonreí tiernamente.

— Vale. Larie, ¿te caemos bien? — preguntó jugando con su manitas.

— Claro que sí pequeña. ¿Por... — iba a seguir preguntando pero Susan me interrumpió.

— ¿Y qué te parece mi hermano Peter? — dijo mirándome divertida mientras yo me sonrojaba por la pregunta.

— Em... — no sabía si mentir o decir la verdad, porque la verdad es que sí me gusta Peter. Pero no sé si yo a él le gusto.

— ¿Te gusta, cierto? — me miró con una ceja levantada y con un sonrisa divertida, Lucy me miraba igual. Yo solo suspiré mientras asentía con la cabeza.

— Em... sí. — dije susurrando pero al parecer me oyeron las dos ya que pegaron un pequeño grito.

— Genial, no me molestaría que fueras mi cuñada. — volvió a decir divertida mientras que Lucy asentía riéndose, yo me sonrojé aun más haciendo que se riera aun más.

— Mejor vamos a dormir. — dije y ellas se rieron.

— Ya tendremos una charla de chicas. — dijo Lucy guiñándome el ojo izquierdo yo asentí sonriendo.

— Buenas noches chicas. — dije soltando una pequeña risa.

— Buenas noches Larie. — me dijeron igual las dos hermanas.

Las Crónicas De Narnia: El León, La Bruja y El ArmarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora