CAPITULO 5.

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Polarie POV:

Era ya de noche, estaba durmiendo tranquilamente hasta que siento que alguien me mueve y me llama. Abro mis ojos y veo a Lucy con una vela en sus manos.

— ¿Lucy? ¿Qué pasa? — le pregunté yo algo adormecida.

— Voy a volver a Narnia, ¿te vienes conmigo? — me dijo ella.

— Claro. — le sonreí, me coloqué unas botas negras y mi bata para no tener mucho frío.

Salimos de nuestra habitación y nos fuimos caminando por los pasillos hasta llegar a la habitación con el armario. Entramos dentro del armario apareciendo otra vez en aquel hermoso bosque nevado.

— ¿Dónde vamos? — le pregunté mirándola.

— Vamos con el Señor Tumnus. — dijo y yo asentí sonriendo.

Edmund POV:

Ya era tarde y todos dormían, yo me levanté de mi cama y fui al baño. Cuando salí vi a Lucy y a Polarie yendo hacia la habitación con ese armario "mágico", como dijeron ellas, decidí ir a darles un susto así que las seguí. Ellas entraron en la habitación y cuando entré yo... ya no estaban, me acerqué a ese armario lentamente.

— Lucy... Polarie... ¿dónde estáis? ¡Bu! — dije eso último abriendo el armario pero no escuché nada, así que decidí entrar. — Lucy, Polarie espero que no tengáis miedo a la oscuridad.

Seguí caminando y llamándolas hasta que vi... una rama de un pino, que raro. Continué caminando lentamente hacia delante, las llamaba pero ninguna contestaba. De repente me tropecé y caí en el suelo frío, al levantarme miré mi alrededor y era el bosque del que habían hablado ellas.

— Lucy, ¿dónde estas? Polarie... Me parece que ya os creo. — miré por todos los lados llamándolas.

Caminé hacia delante y vi una farola que iluminaba un poco, me acerqué para observarlo de cerca. Seguí hacia delante llamándolas y mirando por todas partes mientras exploraba un poco este extraño lugar, hasta que escuché unos cascabeles. Miré hacia el lado de donde venia el sonido y un carruaje el cual era tirado de unos renos blancos apareció delante mía, me aparté de un salto y miré el carruaje. Al rato un ¿enano? bajaba de este y venia hacia mí, me levanté del suelo y corrí pero el enano hizo que me tropezara utilizando el látigo que tenia en sus manos y me puso un cuchillo en el cuello.

— ¡Déjame en paz! — le chillé.

— ¿Qué pasa ahora? — habló una voz femenina.

— ¡Dile que me suelte, yo no e hecho nada malo! — le grité a aquella voz.

— ¿Cómo osas dirigirte así a la Reina de Narnia? — preguntó ese enano.

— ¡No se quien es! — le dije.

— Pues desde ahora vas a saber quien es. — dijo y levantó el cuchillo dispuesto a clavármelo para matarme.

— ¡Alto! — gritó la voz, levanté la cabeza y vi a una mujer rubia, alta y pálida de piel, tendría que ser la Reina de Narnia. — ¿Cómo te llamas hijo de Adán?

— Am... Edmund. — le respondí levantándome del suelo.

— ¿Y cómo, si puedo saber, entraste en mis dominios?

— No, no lo se. Solo estaba siguiendo a mi hermana y a mi amiga. — le expliqué algo asustado.

— ¿Tu hermana y tu amiga? ¿Cuántos sois? — volvió a preguntar.

— Seis, Lucy y Polarie son las únicas que ya han estado aquí y dicen que han conocido a un fauno llamado... Tumnus. Peter y Susan no las han creído pero el hermano de Polarie, Luke, sí y yo ahora también. — hablé.

Las Crónicas De Narnia: El León, La Bruja y El ArmarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora