VI

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Di unos cuantos pasos hacia atrás intentando salir de ese lugar. Los extraños pasos de alguien me hicieron voltear. Vi como la silueta de Nick se acercaba acompañada de dos personas más. El hombre llevaba una camisa azul y la mujer llevaba un largo vestido color café que no perdía la elegancia.

-Te estuve buscando por todos lados, Elizabeth –Dijo Nick. Ya no tenía su gran bolso negro. La mujer y el hombre que le acompañaban sonrieron. La mujer posó su mano en el hombro de Nick. Traía una sonrisa mientras que pude percatarme del extremo parecido de él con Nick –Elizabeth, ellos son mis padres. Dijeron que querían conocerte –Comentó Nick. Sentí mis mejillas de pronto arder.

-No tengas miedo, querida. Mucho gusto, soy Clary –Dijo la mujer –Él es mi esposo, Tom –continuó. El hombre se apresuró hasta darme su mano y estrecharla mientras besaba mi mejilla.

-Nuestro hijo a hablado demasiado ti, muchacha –Dijo el hombre –Ya quería saber quién era la muchachita que distraía demasiado a mi hijo en el juego de hoy– Dijo el padre de Nick. El dio unas palmadas en la espalda de su hijo. El padre de Nick tenía casi la misma simpatía que el señor Clark, sólo que en este hombre confiaba mucho menos.

Nick le hizo un gesto a su padre para evitar que siguiese hablando. Y este lo comprendió. Emprendimos marcha hasta el estacionamiento, Nick caminó adelante con su padre, yo caminé con su madre unos pasos más atrás de ellos. Descubrí que la hermana de aquella mujer era dueña de la pastelería en donde mi madre trabaja. Nuevamente recibí lamentaciones por lo de mi padre. Supongo que Nick lo había heredado de ella, pero no me agradaba que sólo nos digieran "Lo siento demasiado" a mí y a mi madre. Ellos realmente no lo sentían.

Nick y su padre frenaron su caminar ante el auto. Era grande. Su pintura estaba como nueva, aunque se hacía notar que el auto ya llevaba varios años en marcha. El padre de Nick se ofreció para llevarme a casa. La madre de Nick se sentó en el copiloto, yo me senté junto con Nick en la parte trasera. Sus padres charlaron de bastantes cosas durante el trayecto, pero yo y Nick sólo pudimos poner silencio de nuestra parte.

-Es acá –Señaló Nick. Su madre le dio un vistazo a mi casa. Había algunas luces prendidas. Me removí en el asiento. El carro se estacionó en la vereda; todos emanaron un silencio cruel desde su ser.
-Adiós, fue un gusto –Me despedí saliendo del auto. Antes de que se marchasen moví mi mano.

Caminé lentamente hasta el pórtico, aún seguía demasiado temerosa por el asunto del entrenador. Tal vez estaba siendo demasiado severo, pero de una manera u otra me había sentido bien al ver a Finn en esa situación. Ahora lo había comprendido, Finn Clark también tenía miedos aunque tratase de ocultarlos.

Golpeé la puerta un par de veces y mamá me abrió desde el otro lado. Su expresión no era la de todos los días, hoy había algo más notorio en particular. Cansancio. Entré y dejé mi bolso que esta vez para mi suerte ya estaba vacío. Mamá se metió a su cuarto sin decirme nada, ya no me parecía extraño que lo hiciera.

Subí a mi cuarto y busqué desesperadamente mi pijama, me lo puse y me abalancé a mi cama como si fuera un inoportuno reencuentro entre ella y yo. Mi estómago crujía y bufé. Bajé as escaleras nuevamente y me dirigí hasta la cocina. Tres golpes en la puerta principal me hicieron estremecer en el momento que me disponía a abrir el refrigerador. Caminé temerosamente hasta la puerta y le abrí. Entró mucho viento a la casa, un joven se dejó ver a penas, su cabello se alborotaba con el pasar de él. Me hizo una seña con su mano para poder entrar, yo sólo me hice a un lado.
-¿Elizabeth Albot? –Pregunto el muchacho. Traía una playera negra pegada a su cuerpo y unos vaqueros también negros rasgados en la pierna izquierda. Su cabello era bastante largo, pero no cabía mencionar que se dejase de notarlo por las ondas que tenía sobrecalentó por él. Asentí.

Desde mi ventana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora