Soneto 3ro.
Abrió los ojos con pereza, todo su cuerpo gritaba al unísono con un ligero dolor y un enorme éxtasis. Sonrió emocionado y sonrojado por tener la certeza del porque la protesta de su cuerpo. Buscó con la mirada al culpable y lo encontró parado frente al ventanal de la habitación, con lo que debía ser un vaso de whisky en su mano. Aprovechó para empaparse con su estampa. Franco era alto, con un metro ochenta y ocho distribuido en un cuerpo de líneas fuertes y definidas, sin llegar a ser musculoso en exceso, más bien atlético. Su piel mostraba su herencia mediterránea, con un bronceado permanente que lo hacía lucir embriagadoramente sensual.
Dominic miró entonces el cabello castaño claro que hasta hacía pocas horas había estado enredado entre sus dedos, la potente barbilla que había recorrido con sus labios, la boca grande y sensual que le había llenado de besos. Observó enamorado el perfil masculino y fiero y se detuvo en los ojos azules, de un azul tan claro que parecían grises. Franco era un hombre recio y provocadoramente sensual. Serio, prepotente, frío y calculador, pero con él era diferente, con él era como si bajara todas sus defensas y se permitiera ser humano.
Dominic amaba esa parte de Franco, ese lado humano que solo a él le mostraba. Muchas veces lo había visto trabajar, discutir con los abogados a su cargo. Como dueño de un prestigioso bufete era implacable y aplastaba a sus enemigos sin misericordia alguna. Quizás era eso lo que más le gustaba a Dominic de Franco, el sentirse protegido detrás de aquella férrea fortaleza.
—Si me sigues mirando así voy a pensar que no quedaste satisfecho pequeño ángel y entonces tendré que tomar medidas para arreglar eso. —murmuró Franco cuando lo encontró mirándolo con deseo. Se acercó a la cama y metiéndolo entre sus brazos le susurró entre besos— .Si te sigo haciendo el amor me temo que vas a pasar unos cuantos días en cama.
Dominic lo rodeó con sus pequeños brazos y le sonrió con malicia.
—Si me tengo que quedar en cama será divertido, porque entonces tendrás que cuidarme y te quedarás en la cama conmigo. Por donde lo veas mí querido abogado, yo salgo ganado.
Y ganó, Dominic ganó placer para su cuerpo durante largos días. Franco hizo una pausa en su trabajo y se dedicó a amar aquel delicado cuerpo con pericia, con maestría, enseñándole a Dominic los placeres del sexo, amoldándolo a sus gustos, ajustándolo a su pasión.
Franco era un maestro dedicado y Dominic un alumno entusiasta. Pero con el tiempo Dominic también descubrió que Franco no solo lo guiaba en los placeres de alcoba. También en las demás facetas de su vida era Franco el que llevaba la voz cantante. Dominic se encontró arrastrado por una poderosa corriente, adormecido en el placer, en el amor que sentía por Franco, no supo oponerse al hombre que lo guiaba como a un discípulo y no como a un amante.
No encontró jamás problema en que Franco decidiera por él, al contrario, lo tomaba como algo natural pues había entre ellos trece años de diferencia, que le concedían a Franco más madurez y experiencia. Además Dominic se conformaba con las pequeñas cosas en las que Franco le daba carta abierta, el manejo de la casa, la decoración de la misma. Dominic disponía del dinero de Franco a su gusto, pero siempre tenía cuidado de no excederse y de mantener a su novio informado de cada gasto que hacía.
Así pasaron un idílico año. Dominic no exigía de más y Franco estaba a gusto con la relación que llevaban. Pero la vida evoluciona, y Dominic comenzó a sentirse estancado en su papel de ama de casa. Fueron pequeñas cosas las que comenzaron a obrar el cambio. Pequeños detalles que poco a poco se fueron acumulando.
—¿Franco, no crees que deberías tomarte unas vacaciones? Podríamos ir a las Bahamas, siempre he querido ir allí.
Dominic hizo aquella petición esperanzado, pues eran escasas las salidas y de pronto comenzaba a sentirse encerrado en aquel enorme departamento.
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Promesas y mentiras
RomanceFranco le había prometido amarlo y protegerlo. Le había prometido no fallarle jamás. ¿Que había sido de aquellas promesas? Dominic se encontró de pronto en una tortuosa encrucijada y su corazón por más valiente que fuera, aún era joven e inexperto p...