6ta. Sinfonia

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—Ese bebé está perfecto y grandote, mide casi veintiséis centímetros, está como dos centímetros por encima de lo normal. Va ser un niño fuerte y sano.

Dominic sonrió con el entusiasmo de la Doctora, veía las imágenes del ecógrafo, mientras esta charlaba y charlaba. Su bebé estaba creciendo sano e iba a ser grande. Tenía de donde sacar aquellas maravillosas características, Franco era un hombre fuerte y bastante alto.

Dominic apartó los pensamientos de su mente, pensar en Franco en aquel feliz momento solo haría que su felicidad se esfumara. No era que la estuviera pasando mal, después de que hablaran la noche anterior, se había establecido entre ellos una tensa tregua. Durmieron juntos sin casi decir palabras. Franco se despertó muy temprano, le preparó el desayuno y fue él quien le recordó que tenía cita con la Doctora Brown.

En el comedor, hablaron acerca de la salud de Ethien y cuando ya Franco se marchaba, llegó la nueva ama de llaves. Una mujer robusta y mayor, que sonreía con facilidad. Melinda Thompson, se encantó enseguida con Dominic y se mostró maravillada por su embarazo, eso había causado tanta incomodidad en Franco que se marchó casi en seguida, con una escueta despedida.

—Puede que te sientas más cansado estos días, procura dormir de lado para que no te marees en las noches. Te mandaré más vitaminas y nos veremos en un mes.

Dominic volvió a la realidad con las recomendaciones de Amelia, le sonrió. Fue más fácil de lo que pensaba, adaptarse a un nuevo médico. Ella era amable, risueña y no preguntaba más de la cuenta. Cuando salió del consultorio, se preguntó qué haría con Patrick, no podía evitarlo para siempre. Se sobresaltó al escuchar el teléfono.

— ¿Te dijo tu informante que ya salí de la consulta?

Preguntó con sarcasmo, harto de sentirse presionado por Franco. Al ver su nombre en el identificador de llamadas estuvo a punto de no contestar, pero temía a las consecuencias.

—De hecho te iba a preguntar si ya habías salido, quería invitarte a almorzar.

La voz de Franco le llegó natural, sin ninguna nota de reproche, lo que lo hizo sentir mal por su actitud desafiante.

—Salí hace unos minutos... ¿A...a dónde quieres ir a comer?

Franco suspiró aliviado. Estaba esperando una confrontación, quizás una negativa, pero al parecer Dominic estaba dispuesto a intentar que las cosas mejoraran entre ellos.

—Podemos ir al de comida taiwanesa en Chinatown, te gusta comer allí.

Dominic sintió que su estómago se revelaba contra la sugerencia, la comida taiwanesa era muy condimentada y no se le antojaba. Sonriendo se le ocurrió otra idea.

—Mejor a Soho, al...

—Restaurant de sándwich y ensaladas. —Terminó Franco por él, con una tímida sonrisa. — ¿Envío al chofer por ti?

—Tomaré un taxi, estoy cerca.

Dominic colgó el teléfono y miró en todas direcciones buscando un taxi, se sentía como si fuera a tener una cita y no le buscó sentido a sus sentimientos, para no arruinar la expectativa, que lo llenaba de una intensa emoción.

Llegó primero que Franco y se tomó un té frio mientras esperaba. Su celular volvió a sonar justo en el momento que Franco cruzaba la entrada del restaurante. Su cuerpo se tensó, deseando que no fuera Patrick el que llamaba.

— ¿No vas a contestar?

Preguntó Franco con seriedad, sentándose a su lado. Dominic sacó el teléfono del bolso y sonrió aliviado al ver que era Jean Luc quien le llamaba.

Promesas y mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora