1ra. Sinfonia

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—Ponte mejor el pantalón negro mon petite, acentúa más ese trasero redondo que tienes.

Dominic soltó una risueña carcajada. Quejándose entre risas con su madre.

—Mére, deja de decir esas cosas que no voy a ningún desfile de modas. Voy a una consulta médica.

Ethien, con una sonrisa pícara, siguió sacando ropa del closet de su hijo, buscando lo más adecuado para resaltar el cuerpo esbelto y hermoso de Dominic.

—Gal dijo que tu médico era muy guapo y sensual, así que no vas a ir a esa consulta vestido de cualquier forma. Los Flament tenemos estilo.

Dominic negó con la cabeza, resignado a que el francés siempre se salía con la suya. Comenzó a meter las cosas en su bolso y luego se sirvió un vaso de agua, pensando en que todo había sido culpa de Gal, por andar diciéndole a todos que le había tocado un medico muy guapo. Sonrió con malicia, pues Gal había tenido su merecido, toda vez que por el alboroto causado por el médico de Dominic, Nicolai, muerto de celos le había prohibido volver a la consulta.

No sabía cómo harían esos dos cuando Gal decidiera embarazarse de nuevo, esperaba que Patrick Delaney no tuviera que enfrentar los celos de su hermano.

—Listo.

Exclamó Ethien con entusiasmo, mirando complacido las prendas que había puesto sobre la cama. Dominic, al girarse para mirar, casi se atraganta con el agua que estaba bebiendo.

—No voy a usar eso.

Cuando estacionaron el Aston Martin que conducía Ethien en el estacionamiento de Biofertiliti. Dominic aún no lograba que su madre le dirigiera la palabra.

—Mére.

Le llamó tomándolo de la mano con cariño. Ethien apagó el auto y lo miró con una infantil y deliciosa expresión de enojo.

—Es muy, muy importante que estés aquí conmigo hoy. Me hace muy feliz compartir esto contigo.

El rostro de Ethien se suavizó.

—Oh mon amour, mon cher fils. Yo también estoy feliz de estar aquí contigo.

Ethien besó su mejilla cariñosamente, y cuando iban a bajar murmuró con descontento.

—Pero aún me parece que con la ropa que te escogí estabas más guapo.

Dominic rió con ternura, a su madre no le gustaba perder.

Dominic y Ethien esperaban en la antesala del consultorio. A Dominic no le gustaba sentirse tan ansioso, pero no lograba controlar su inquietud, solo habían pasado dos días desde su última visita. Eran las especificaciones que le había dado el doctor Delaney, tenía que ir cada dos días para revisar el proceso.

No le molestaba tener que ir, le molestaba aquel hombre. Era demasiado guapo para su salud mental. No estaba preparado para fijarse en otra persona, tenía heridas demasiado recientes, pero Patrick Delaney no lo sabía y el evidente interés que había mostrado por él desde un principio, era desconcertarte para Dominic.

¿Cómo podía mostrar interés por un hombre que iba a su consulta para embarazarse?

Dominic suspiró negando con la cabeza, miró de reojo a Ethien esperando que no hubiese notado su gesto de frustración. Afortunadamente, este estaba muy entretenido con una revista de moda. Volvió a mirar a la puerta del consultorio esperando que el médico saliera y lo mirara con sus inquietantes ojos verdes. No, no es que el médico hubiese sido completamente abierto con su interés, al contrario, había sido completamente profesional, tanto en la revisión física, como en la ronda de preguntas que le hizo después.

Promesas y mentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora