Psychopath. © [#1] [Sin editar]

8.

Dallas

El hielo cruje bajo mis pies con cada paso que doy.

Camino rápido, sosteniendo el gorro de lana en mis manos.

Lo miro y me muerdo el labio para evitar sonreír.

La sangre del infeliz sigue ahí, tan fresca como la primera gota.

Me emociona y me apresuro a llegar a la cafetería mas cerca que encuentro.

El primer local que encuentro es Steven's Coffee y no dudo en abrir la puerta y buscar el baño.

Le pongo cerrojo a la puerta y abro el grifo de la llave.

El agua cae y hace ruido cuando impacta con el metal del lavabo. Meto las manos y me las lavo perfectamente.

Por suerte he sido cuidadoso con mi ropa que no hay necesidad de quitarmela.

Cuando termino de lavarme, meto el gorro en la mochila y me aseguro de mantener todo en su lugar.

Salgo de los baños y me acerco a la barra para pedir un café.

-Simple-digo y la joven de cabello rosado amarrado en una coleta lo anota en una pequeña libreta.

-¿Lo quieres acompañar de una dona o un café? Son nuestra promoción del día.-me informa.

-No.

Espero mi café de pie al lado de la caja.

Hay poca gente en el café, y soy el único en la fila.

-Cinco dolares-me dice.

Saco un billete arrugado del pantalón y lo pongo en la barra de mármol.-¿Eres de aquí?- me pregunta, al momento que deja el billete en la caja y me pasa un pequeño papel blanco.

-No-miento.

Me sonríe de lado y recarga los codos en el mármol.

-¡Genial!-exclama.-Me encanta conocer gente de otro lugar.

A mi no, pienso.

-¡Café simple!-grita un hombre desde la cafetera y la joven da un respingo.

Se acerca al hombre y este le pasa el café.

-Salgo en treinta minutos-me dice, dándome mi café.

No le tomó importancia y me dirijo a la mesa vacía que esta junto a la ventana.

Hace frío. Mucho frío.

Miro mi café. El humo se desborda por la taza y me incita a probarlo.

Le doy un pequeño sorbo y siento como el liquido quema la punta de mi lengua.

Saco el celular del bolsillo y lo primero que son veo los interminables mensajes de mi madre.

La mayoría pregunta donde estoy y el resto si estoy abrigado.

Le mando un breve mensaje asegurándole que estoy bien y avisándole que llegare tarde.

Devuelvo el celular al bolsillo y bebo de mi café.

Cierro los ojos e intento imaginarme al maldito bastardo que acabo de mandar al hospital.

Sus gritos de dolor aun resuenan en mi cabeza, como una melodía que no me molestaría escuchar toda la vida.

No sé cuanto tiempo ha pasado cuando mi taza de café esta a la mitad y la chica de pelo rosado esta frente a mi con una sonrisa radiante.

-Gracias por esperarme.-me dice.-Por cierto, soy Heather.-sonríe-¿Tu como te llamas?

Parlanchina curiosa, pienso.

-Harry.-miento.

Hace una mueca.

-Um...no es verdad.

-¿Por que no?

-No tienes cara de Harry-ríe.

La veo; es risueña, alegre e ingenia.

Pienso en la mejor manera de hacerla sufrir y, por supuesto, los gritos de dolor y suplica...

Agitó la cabeza, prohibiéndome a mi mismo pensar en ello.

Apenas la conozco. Sería demasiado sospechoso que desapareciera tan solo unas horas después de haber hablado conmigo.

-Cuentame, ¿qué te trajo a Queens?

-Nada.

Alza una ceja.

-¿Nada?-repite y asiento.-Bueno...¿como te llamas?

-Harry. Ya te lo he dicho.

-Me gustaría creerte.

-No me importa si me crees o no.

Hace un puchero fingido y no hago mas que mirar por la ventana.

Si esta chica sigue así, la única luz que verá mañana es la del hospital.

-¿Tan malo es?-me pregunta.

-No tengo tiempo para esto. Hay cosas mas importantes de las que preocuparme.

-¿Como que?

-No te importa.

-Eso tú no lo decides.

Ya esta, esta chica desaparecerá del mapa.

-Adiós, Heather.

-Harry...yo no ...

-Adiós.-repito.

Sus ojos azules me miran fijamente. Es un azul profundo, un azul...lindo.

¿Que diablos? Nada es lindo en este mundo. NADA.

Salgo de la cafetería y acomodo la mochila en el hombro.

El aire frío choca violentamente en mi cara, haciéndome entrar en frío rápidamente.

Veo el ventanal de la cafeteria y a una chica de cabello rosado despidiéndose de mi con la mano y una enorme sonrisa en el rostro.

Es la primera persona en el mundo que se alegra de haberme conocido.

Camino un par de calles mas y ruego que ojala no vuelva a ver mas a Heather.

Porque no la dejaré vivir la próxima vez.