Capitulo 17

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Sara

Me desperté y no sabía en donde estaba, me dolía mucho la cabeza, no me acuerdo en haber llegado a un cuarto y ni siquiera me acuerdo en haberme montado en un automóvil.

Giré mi cabeza con cuidado y al lado derecho estaba Erick, y solo llevaba puesto un par de boxers negros, tiene unos abdominales espectaculares y sus músculos están muy formados. Me dio mucha vergüenza y hasta creería que me sonroje de la pena que tenía.

Me examiné y vi que tenía una camisa blanca y en la parte inferior solo llevaba puesto mis cucos, así que cogí la almohada más cercana que tenia y le pegué a Erick en toda su hermosa cara, él sonrió ante mi ataque y le seguí pegando hasta que la me dolían los brazos. Lo que me gané fue un dolor de cabeza más intenso y que mis brazos me dolieran.

- Bonita forma de decir buenos días – dijo todavía un poco dormido.

- Pero a ti que te pasa – dije un poco alterada – ¿Quién te dijo permiso de quitarme la ropa?

- Tenías toda tu ropa vomitada, qué querías que hiciera, que te dejara con la ropa vomitada y que mancharas mi cama – dijo con un tono de sarcasmo todavía acostado en la cama y yo sentada al lado de él.

- Pues me hubiera dormido en el sofá o en el piso si era necesario – dije ya calmada.

- No iba a permitir que te quedaras en el sofá, lo siento, pero no te iba a dejar dormir con esa ropa tan incómoda pero a la vez tan sexy – dijo con un tono de sensualidad.

Me sonrojé cuando dijo que mi vestido era sexy, pero decidí disimularlo.

- Necesitas llevarme a casa de Dani – dije cogiendo un pedazo de sabana para cubrirme mis piernas descubiertas.

- Ok – se levantó de la cama estirándose y mostrándome tu cuerpo tan perfecto, creo que se dio cuenta que se lo estaba mirando de arriba a abajo y me sonrojé – sé que estoy bueno pero disimula un poco – dijo entre risas.

En vez de decir algo me tapé la cara con la sabana y me eché hacia atrás dando a entender que estaba muy avergonzada.

Me destapé los ojos y Erick estaba en arriba mío mirándome fijamente a los ojos.

Mi respiración se aceleró, me coloqué nerviosa y no tenía escapatoria porque los brazos de él estaban al lado de mi cabeza y sus piernas estaban al lado de mi cadera para que no callera todo su peso en mí.

Nos mirábamos frente a frente sin decir ninguna sola palabra, sentía que tal vez se iba a acordar de mí en cualquier momento y que me abrasaría por verme de nuevo, pero yo misma me estaba metiendo en una ilusión que tal vez no se haga realidad y al final terminaré destrozada.

- Tienes unos ojos muy lindos – dijo Erick acercándose más a mí.

- Gracias – dije un poco sonrojada.

- ¿Qué tienes planeado hacer hoy? – dijo más cerca de mi boca.

- Debo irme – dije saltando de la cama – recuerdas que me tienes que llevar a casa de Daniel.

- Si – hizo un puchero – apenas son las siete de la mañana, si no fuera por ti yo todavía estaría durmiendo.

- ¿A qué hora te acostaste?

- Como a las cinco de la mañana.

- Oh por Dios no has dormido nada, y todo es mi culpa – dije alterada y avergonzada.

- No te preocupes me acosté a esa hora porque estaba admirando lo tierna que te ves durmiendo.

- Me podrías llevar, por favor – me sonroje cuando me dijo que me veía tierna así que cambié de tema inmediatamente.

- Bueno, alístate salimos en diez minutos.

- Ok.

Erick me prestó unos pantalones que ya le quedaban ajustados y me coloqué la misma camisa con al que había dormido, olía muy bien, olía a él.

Mientras que él se cambiaba me quede en el salón principal de su casa, allí me encontré a su padre el señor Nick Peterson que estaba leyendo el periódico. No había cambiado mucho, lo único que le veía era que había manejado su mal humor y que se veía feliz viviendo en Los Estados Unidos con su nueva esposa. Al parecer él no me reconoció porque cuando me vio me saludó con una sonrisa y siguió leyendo el periódico del día.

Me senté al frente del señor Nick, había un silencio incomodo al principio pero ese silencio se rompió cuando él me dijo:

- ¿Te conozco de alguna parte? – dijo dudando lo que estaba pensando.

- No lo creo señor – mantuve firme mi postura a pesar mi dolor de cabeza debido al alcohol.

- Es que se me haces muy familiar – dijo curioso.

- Tal vez me está confundiendo con otra persona.

En ese momento escuche un ruido que venia del piso de arriba, Erick estaba bajando a toda prisa.

- Buenos días – dijo con un tono de mal humor.

- Van a salir a esta hora, es temprano.

- ¿Y? – dijo de mala gana – vamos Sara, llevare a tu casa – dijo bajando es tono.

- Bueno, fue un gusto haberlo conocido señor – dije de educación.

- Adiós – dijo es padre de Erick, creería que pasó un mala noche.

Nos subimos al automóvil de Erick, él me ayudo con la puerta como todo caballero y mientras él le daba la vuelta a su medio de trasporte me di cuenta que mi dolor de cabeza seguía aumentando, la vista se estaba nublando, me podía mover y tampoco podía hablar.

Con Una Nota Me Bastó Conocerla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora