26.... Hora del diablo....

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Cuatro paredes desconocidas rodeaban su cuerpo, su ropa estaba tan sucia como si se hubiese revolcado en lodo, se encontraba descalzo cosa que casi nunca pasaba,no sabía cómo había llegado a aquel lugar pero al parecer se encontraba solo. Únicamente escuchaba el sonido de su respiración, inhala, exhala, inhala, exhala... El piso de madera se extendía bajo sus pies, moteado con pequeñas salpicaduras de sangre como si esta goteara desde un tubo. Cristales rotos permanecían a lo largo del suelo, los cuales evitaba pisar, había logrado observar a lo lejos una habitación iluminada y sin duda alguna llegaría hasta ella.

Moviéndose de un lado a otro como si de una danza se tratara se acercó lentamente a aquel lugar. Se descuidó por un segundo y pisó sin querer algunos vidrios con bordes irregulares que se introdujeron en la planta de sus pies cortando su piel y haciéndola arder. Reaccionó enseguida retrocediendo un poco para observar la magnitud del daño, le dolía pero su curiosidad le ganaba a ese pequeño e insignificante dolor. De pronto, el rechinido de una puerta lejana llamó su atención a la vez que el compás de unos pesados pasos hacían su aparición en las escaleras de al lado. Sabía que estaba en problemas, a pesar de no saber como había llegado ahí sabía que no era su casa y que estaba invadiendo la privacidad  de alguien. Corrió a la habitación encontrándose con una hermosa cuna hecha de roble, de ella colgaba un llamativo móvil con nubes y aves de colores llamativos.  Caminó lentamente hacia esta y se encontró con un pequeño niño rubio, de ojos grandes y verdes, no como los suyos, era un verde mas claro. El pequeñín miraba hacia la pared vacía enfrente de ambos y reía. Dulces y sonoras carcajadas pequeñas llenaban la habitación y Harry comenzó a percibir un agudo escalofrío a lo largo de su espina dorsal, ahí no había nada y los pasos jamas se acercaron.

La risa del bebe paró en seco para darle paso a un doloroso llanto que inició justo antes de que las luces de la habitación comenzaran a fallar. El chico tomo en brazos al pequeño rubio intentando calmar su llanto mientras la pequeña criaturita se aferraba a su cuello totalmente asustado.

Las luces se apagaron dando paso a que el silencio reinara en el lugar, todo se encontraba en completa oscuridad, el llanto del bebé cesó dejando en el pequeños espasmos. Harry no sabia que había asustado tanto al niño pero lograba percibir que aquello no había sido muy agradable.

Pasados unos cuantos minutos de solo escuchar los latidos de ambos corazones, el ojiverde lo sintió... Dedos esqueléticos rozaban la piel de sus brazos, el toque congelante lo hizo estremecer y abrazo con fuerza al rubio en cuanto sintió como aquellas huesudas manos intentaban arrebatarle al infante.

Un arduo forcejeo se dio entre ambos, mientras gritos de terror salían potentes de la garganta del pequeño. Los dedos delgados y finos estaban acompañados de largas uñas las cuales comenzaron a rasguñar los brazos tatuados del chico. Causaban dolor y podía sentir como su piel resultaba herida, no aguantó mas y el niño fue arrebatado de sus brazos. Al percatarse de esto extendió los brazos en su búsqueda hasta que una horrible punzada hizo su aparición bajo su costilla izquierda, dolía, era realmente profunda.

La luz se encendió y su curiosidad lo llevo a mirar la casa de aquel horrible dolor. Se sorprendió al ver sus propias manos empuñando uno de aquellos cristales, cortando la piel de sus palmas e introduciéndose en lo más profundo de su cuerpo, dejando salir su sangre por la herida y en cada gota un poco de su vida.

La falta de aire lo hizo despertar de aquel terrible sueño, miró el reloj que permanecía en su mesa de noche, las "3:33 a.m" indicaba con pequeñas luces rojas. Era la hora del diablo como su abuela solía llamarla. Pero.. ¿Porque la hora del diablo?  Según aquellas charlas que solía tener con su abuela, a esta hora los demonios y los espíritus se manifiestan con mas fuerza. En ese entonces Harry aun hablaba como un niño normal pues era bastante pequeño pero no lo suficiente como para no entender el tema, así que uno de tantos días decidió quitarse una pequeña duda que rondaba por su pequeña cabecita cada vez que escuchaba sobre el tema, porque a las tres de la mañana? Su abuela lo sentó en su regazo y le contó que esto se debía a que las tres de la mañana son el inverso de las tres de la tarde, hora de la muerte de Jesús, por lo que los demonios escogieron esta hora para hacer burla de su muerte, también burla de la trinidad y burla de la edad y hora de su muerte (treinta y tres años, a las tres) esto sin dejar de lado que el numero 333 es la mitad del conocido "numero de la bestia" el 666.

Luego de aquel sueño, no resultaba muy apropiado recordar aquellos datos y mucho menos a esa hora así que decidió intentar pensar en otra cosa hasta que sintió algo pasar por sus pies descalzos, una cosa peluda rozó su piel dándole un susto de muerte al rizado quien se encontraba nervioso por todo lo que lo había estado atormentando en el mundo de nos sueños. De nuevo sintió esa cosa pero ahora subía por sus piernas las cuales se aflojaron al instante gracias al terror, sentía pequeñas garras y pensaba que era su fin y que su sueño o mejor dicho su pesadilla se haría realidad.

Cuando estaba a punto de gritar lo vio, vio a la criatura de garras y pelo, Chippie apareció frente a su cara permitiéndole respirar.
Decidió dejar de pensar en cosas raras y centrarse en otra cosa como por ejemplo ¿donde rayos se había metido Louis? Se volteo y se sorprendió al mirarlo acostado a su lado, con su ceño un poco fruncido y sus labios entre abiertos. Quiso acariciar su rostro pero no lo hizo, en su lugar acerco su rostro al del fantasma, cerro los ojos e intento dormir...

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Quizás apesta, quizás no... Subiré otro muy muy pronto ;D gracias por leer, por votar y sobre todo muchísimas gracias por comentar ❤

Psicofonia *Larry Stylinson*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora