Cuando llego a casa las lágrimas ya han cesado, pero no por mucho tiempo, veo la carta en el sobre que Dani me escribió encima de mi mesa.
Sé que me voy a torturar pero no puedo evitar leerla.
Empiezo a llorar desconsolada, a pesar de todo fue bonito, sé que Dani me quiere y me duele que no haya funcionado. Leo y releo la carta y noto como me engullen las paredes de mi habitación. Dejo la carta donde estaba y me bajo a la calle, ya está anocheciendo así que en vez de irme lejos empiezo a andar y al dar la vuelta a mi edificio me acuerdo de cuando estaba Dani aquí sentado esperandome cuando me entregó la carta.
Me siento en ese mismo bordillo y me apoyo contra la pared, pasa el tiempo y no sé si llevo horas minutos o segundos llorando, solo sé que no puedo parar. Para colmo empieza a llover, pero no me importa, por lo menos no sé si mi cara está mojada por lágrimas o lluvia.
No sé como voy a poder verle todos los días en el instituto sin que me duela el corazón, y sin sentir esa necesidad de darle un abrazo para consolarle.Deshecho todos los pensamientos, de Dani, del instituto y de todo. Lloro de rabia, de tristeza, de confusión y dejo que la lluvia me moje entera y no deje ni una parte de mí seca, necesito quitarme todo el peso de encima.
Ya es de noche, miro la hora y son las diez, debería subir a casa pero no siento fuerzas, ahora mismo no me importa que pensaran mis padres y que mañana tenga que levantarme temprano.Oigo pasos a lo lejos que se van a acercando por esta calle y no quiero ni levantar la cabeza, los ignoro, ya no me importa tampoco lo que piense la gente. Una sombra pasa por delante mío y se sienta a mi lado.
Un momento, ¿se ha sentado alguien a mi lado? Me entra el pánico y levanto la cabeza, cuando veo quien es me pego más a la pared y abro los ojos como platos.-¿Hugo?
-Yo mismo.
-¿Qué haces?
-Eso mismo debería preguntarte yo, yo solo estaba andando cuando me he encontrado a una niña con la cabeza caída sentada en medio de la lluvia.
-No soy una niña, ¿y por qué te sientas aquí?
-Me has dado envidia.
-En serio, no estoy de humor, solo quiero estar tranquila y en silencio.
-Bueno, entonces buscamos lo mismo, nos podemos hacer compañía el uno al otro.
Paso, no pienso seguir con esta conversación, apoyo la cabeza en la pared y cierro los ojos. Pasa el tiempo y continuamos así, lleva el pelo mojado y le cae un poco sobre la cara, haciendo que caigan gotas sobre ella, no parece el tipo chulo de siempre. Luego escucho el sonido de un mechero y veo que se está encendiendo un porro, no puede ser. Me quedo mirándolo con curiosidad, como si fuera un espécimen que no conozco, no sé cómo pero le arrebato el porro de los labios y le doy una calada.
-¡Oye! Eso es mío -dice quitandomelo- además tú no fumas.
-¿Y tú que sabes? -digo tratando de no atragantarme con la calada, la verdad esque solo habré dado unas pocas en toda mi vida pero me apetecía hacerlo.
-No te pega.
-¿Ah, no?¿Por qué?¿Porque soy esa pija con una vida perfecta que no ha tocado un porro en su vida?
-No, porque eres una deportista que aunque le guste salir de fiesta también se cuida -vaya, no podría haber acertado más, me ha dejado sin palabras- toma -dice ofreciéndomelo.
Le doy dos caladas más y le digo que ya no quiero más. Cuando se lo acaba se me queda mirando, está a pocos centrímetros de mi cara y puedo sentirlo, me giro hacia su lado y nos quedamos cara a cara.
-¿Qué miras? -le digo en voz baja.
-Nada solo que... -no termina la frase y me mete un mechón de pelo por detrás de la oreja.
-Gracias.
-De nada.
No sé que pasa, pero no puedo dejar de mirarle, estamos callados y mirandonos fijamente pero no siento vergüenza ni incomodidad.
-¿Quieres contarme por qué estás así?
-Lo he dejado -digo sin pensarmelo, mierda, no pretendía contárselo, ahora me va a decir que se lo merecía, etc. Y no estoy dispuesta a oír eso, sin embargo me siento como si se lo puedo contar, como si pudiera escucharme en el fondo.
-Lo siento -me dice en cambio.
-¿Cómo? Si tú le odiabas.
-Y lo sigo haciendo, te ha hecho daño y no ha sabido valorarte, pero sin embargo es normal que estés triste, aunque con el tiempo te darás cuenta que es lo mejor, al final esa gente no la necesitas cerca.
-Tú eres esa gente, no me valoras y me hiciste daño.
-¿Te lo hice?
-Sí, cuando me dijiste eso al salir de inglés.
-Creía que no te importaba lo que te decía.
-Y yo creo que no te importo, pero de todas formas no lo puedo evitar que me moleste.
-Me importas -me lo dice tan serio... Quiero creerle, necesito hacerlo.
-¿Y por qué eres así conmigo?
-Ya te lo he dije, pero no me quisiste escuchar. Vanessa, me haces hacer y decir cosas que nunca creí que podía hacer, desde el primer día hablamos como si te conociera de toda la vida o incluso más porque ni con mis amigos me sale hablar tan profundo.
Por eso mismo me asusté, en ningún momento quise hacerte daño pero a la vez sí para que te mantuvieras al margen. Todo lo que te dije no lo sentía, nunca podría odiarte pero me jodió cuando estabamos hablando y te fuiste con ese tío a besarle, me entró algo que, que...-¿Qué Hugo? -le incito a que siga casi en un susurro.
Me mira y me mira los labios, me sumerjo en sus ojos al instante, muestran tanto que me encantaría decirle que le creo con solo verlos. Le creo, lo tengo muy claro, esos ojos verdes nunca me engañarían aunque él pretenda hacerlo. Se acerca lentamente, muy lentamente, está tan cerca que incluso puedo rozarle, es más, si me incorporo un poco...
¡Ring, ring, ring! <<Joder, otra vez no>> pienso. Siempre en el momento justo, ni que esto fuera una telenovela. Es mi madre.
-¡Vanessa! ¿Se puede saber dónde estás?¿Has visto la hora? -no, la verdad es que no la he visto, pero tampoco debe de ser muy tard... ¡¿Las doce de la noche?!¿En qué momento existe una máquina del tiempo que lo acelere tanto? Bueno sí que existe y la tengo sentada a mi lado mirandome con atención.
-Ostras mamá lo siento mucho, estaba ayudando a Karen con matemáticas y se me ha pasado, subo ya.
-Pero tu no te das cuenta que...
Le cuelgo, Hugo debe de estar riéndose de que tenga unos padres que me llamen porque es tarde, que patético.
-Me tengo que ir -le digo en tono de pena.
-Sí, yo tambien debería, por tu culpa me voy a constipar, estoy muy mojado.
-¿Mi culpa? Te recuerdo que has sido tú el que ha decidido sentarse a mi lado -nos levantamos y me va acompañando a mi portal- si soy tan irresistible solo tienes que admitirlo.
-Eres muy irresistible -me vuelve a poner el mismo mechon detrás de la oreja pero deja la mano apoyada en mi cara, se queda mirandome pero a la vez veo que está en su mundo, ojalá saber que piensa en este momento.
-Lo sé -digo para cortar esta tensión y que despierte de su mundo.
Sonríe y me quita la mano.
-Bueno rubia, cuidate. Piensa que ese tío ya ha sido lo suficientemente afortunado por haberte tenido aunque fuera solo un poco, ya les gustaría a muchos -dice y se marcha.
-Hugo -le llamo cuando se está yendo, se gira y se me queda mirando- Gracias.
Le sonrío, me sonríe y se va. Cuanto más lejos está más rápido va volviendo el dolor y el motivo por el que estaba así, estas pocas horas a su lado han sido como un lavado de cabeza, no me acordaba ni de que estaba mal, ojalá fuera así siempre.
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Caos
عاطفيةA los 10 años Vanessa se enamora de un niño con solo verle una vez. Durante los siguientes años tiene claro de que le va a costar encontrar a su alma gemela ya que tan solo es una chica sencilla y ordinaria. Pero todo su mundo se vuelve patas arriba...