Capítulo 36

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Agua, agua... Llevo caminando horas en este desierto y todavía no he encontrado ni un rastro de agua. El sol resplandece en mi cara con demasiada fuerza y el calor es cada vez más sofocante. Si pudiera quitarme este peso de encima...

Abro lo ojos y los rayos de sol que entran por la ventana me ciegan unos segundos, cuando trato de moverme noto que mi cuerpo no responde. Hasta que me doy cuenta de que tengo la cabeza de Hugo apoyada en mi pecho, su brazo rodeado a mi cintura y su pierna cruzada con la mía.
La resaca, el calor y mi cuerpo cansado me piden salir de aquí, así que trato de moverme lo más cuidadosamente posible para no despertar a Hugo mientras salgo de la cama.
A pesar de ser primavera parece un día de verano y mi cuerpo se encuentra empapado de sudor, además todavía llevo el maquillaje de anoche, así que sin pensarlo ni un segundo voy directa al baño y me doy una ducha fría. Al salir me enrollo en la toalla y advierto que no tengo ropa limpia que ponerme, busco por la casa y por un momento se me ocurre ponerme algo de su madre pero esa idea inmediatamente desaparece de mi mente, seria demasiado. Por suerte encuentro tendida en la terraza ropa que parece ser de Hugo, de modo que me pongo una camiseta ancha suya que tapa los calzoncillos también suyos que he tomado prestados, no creo que le importe.
Como al asomarme a la habitación lo veo durmiendo plácidamente y no quiero irme de su casa sin antes asegurarme de que está bien, decido preparar algo de desayuno.
Con lo primero que encuentro por la cocina le hago unas tostadas y le exprimo un zumo de naranja, no creo que tenga mucha hambre pero necesita comer algo para tomarse el anti inflamatorio.

Todavía con el pelo mojado y su ropa puesta me acerco con la bandeja del desayuno y se la dejo en la mesita de su cama, hago un mínimo ruido y eso parece despertar a Hugo del leve sueño en que se encontraba. Entreabre los ojos y me mira con el ceño fruncido durante unos segundos tratando de analizar y recordar por qué ahora mismo estoy en su habitación.

-Buenos días -le digo en un tono suave.

Él por su parte tan solo emite un ruido grave de su garganta y se incorpora mirando el desayuno y luego a mi. Lo primero que hace es mirarme a la cara fijamente, pero luego parece advertir algo extraño y comienza a bajar la mirada por todo mi cuerpo. Me quedo paralizada por miedo a que se enfade por haberle cogido la ropa sin permiso, no sé como es él en estos asuntos así que no digo nada. Sin embargo, sube y baja la mirada por mi cuerpo un poco más hasta que lentamente esboza una sonrisa en su boca.

-Por favor, dime que no te has puesto mi ropa interior -lo cual dice sin esperar respuesta ya que me coge del bajo de su camiseta y me atrae hacia él hasta que su cara se encuentra a la altura de mi cadera y me sube la camiseta- no puede ser.

-Necesitaba ropa limpia -digo inocentemente y todavía sin saber muy bien cómo interpretar su reacción.

Hugo rompe en una carcajada profunda y grave que le hace tumbarse otra vez en la cama sin parar de reír. No sé qué le hace tanta gracia, pero nunca le había oído reírse así y me encanta.

-Oh Vanessa, eres de lo que no hay.

-Te he preparado esto para que te lo tomes con la pastilla, ¿te duele mucho la cara?

Observa brevemente el desayuno con una cara de sorpresa y curiosidad- Hacía mucho tiempo que no me preparaban algo así- lo dice en voz alta pero como si fuera un comentario para sí mismo con un tono de nostalgia.

No me responde a la pregunta y se dedica a devorar el desayuno sin decir nada más, así que se la vuelvo a plantear.

-Me duele un poco, pero nada que no haya soportado antes -dice entre bocado y bocado de tostada.

-Bien, necesitarás curarte eso un par de veces más y bueno... -miro alrededor encontrándome algo desubicada- será mejor que me vaya a casa antes de que lleguen mis padres.

Ese último comentario parece pillarle por sorpresa y por fin aleja la mirada del desayuno para mirarme a mí, aunque practicamente ya se lo ha acabado.

-¿Te vas? -eso que noto en su cara es... ¿tristeza? ¿no quiere que me vaya?

-Emmm sí bueno, ya no necesitas nada más, ¿no?

-No no, pero tampoco hay prisa -parece que quiera pedirme que me quede pero no sabe cómo.

Se levanta hasta estar a mi altura a unos pocos centímetros y comienza a tocar mi pelo todavía húmedo. Sin apartar su mirada de la mía me coge la cabeza con las dos manos y me besa, yo por mi parte le agarro la cintura hasta deslizar mis manos por su espalda desnuda. Hugo se aparta un momento pero mantenemos esta posición.

-Sabes... Me gusta mucho como te queda mi ropa.

Lanza una mirada por todo mi cuerpo y yo me enciendo a modo de respuesta, le tengo tan cerca y tras haber creído que ya nunca volvería estar así con él siento un calor por todo mi cuerpo que creía apagado.
Me vuelve a besar, ahora más fuerte, con más intensidad. Quita las manos de mi cara para agarrarme del culo y subirme encima suyo hasta dejarme lentamente en la cama mientras él se desplaza encima mío entre mis piernas.
Sus manos recorren mis piernas hasta llegar a los muslos, sube por su calzoncillo que llevo puesto hasta mi barriga metiendo la mano por debajo de la camiseta.
Y yo noto un cosquilleo cada vez más intenso, recorro toda su espalda con mis manos hasta alcanzar su nuca y agarrarle del pelo, no lo tiene muy largo pero me permite cogerlo ligeramente. Luego accedo a su cara con la dos manos y se la cojo con cierta ansiedad como con miedo de que se pueda escapar, de que no sea real y le beso fuertemente.

-Nena, nena -dice apartándose y haciendo muecas de dolor- me vas a joder todavía más la cara.

Me quedo mirándole un momento a todas sus heridas y ante ese comentario lo único que hago es reírme en su cara. Suelto un carcajada inesperada que no puedo finalizar y Hugo me mira extrañado.

-¿Qué te hace tanta gracia? -dice sacando las manos de mi barriga.

-Tú, o sea tu cara, quiero decir...  No me esperaba ese comentario -digo todavía con risa tonta.

-Eres muy idiota -responde mientras se vuelve a inclinar sobre mi para retomar lo que habíamos dejado.

Así que vuelvo a besarle pero esta vez trato de no tocarle la cara, sus manos se deslizan hasta mi culo y juguetean con la goma de la ropa interior tratando de acceder dentro de ella. Comienzo a darle besos por el cuello ante lo que responde con unos sonidos profundos que me vuelven loca, cada vez cojo más y más ritmo y le beso con más intensidad, por el hombro, clavícula, vuelvo a ascender por el cuello, cara...
Trato de buscar un sitio donde besarle que no le pueda hacer daño y ante este ridículo pensamiento se me vuelve a escapar una risita.

-¿En serio? -dice Hugo mirándome fijamente.

-Vale vale, ya paro -contesto como lo haria un niño al que la profesora le riñe.

Seguimos besándonos un rato más pero mi cabeza va a mil por hora.

-Sabes, esto te pasa por hacer tonterías, es un castigo por lo de ayer -digo sin poder dejar el tema tranquilo.

-No puede ser -dice Hugo con un suspiro de exasperación y quitándose de encima mío para tumbarse al lado.

-Esque ahora mismo tu cara es un cuadro -me excuso sin poder quitar la sonrisa de mi cara.

Hugo al principio parecía molesto por no poder continuar enrollándose conmigo pero ese enfado fingido se va desvaneciendo y es reemplazado por mi risa pegadiza.

-Ahora mismo debo parecer muy ridículo la verdad.

-Ya te digo -contesto, y nos empezamos a reír.

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⏰ Última actualización: Jul 30, 2017 ⏰

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