Capítulo 10: Descontrol

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Minato Namikaze

Todo lo que veía era oscuridad... la más absoluta de las oscuridades. Mi cuerpo no se movía, estaba demasiado rígido y mi mente no podía pensar en nada. Escuchaba ruidos en mi entorno, a gente hablando, gente diciendo que iban a revivir mi cuerpo pero mi mente se rehusaba a pensar en eso, era imposible para mí... yo estaba muerto y nada cambiaría.

Recordaba la Villa de Konoha... recordaba que mi conciencia estaba en Naruto, la había dejado allí para poder guiarle cuando llegase el momento adecuado, para que al menos tuviera el padre que nunca pudo tener cuando me sacrifiqué para salvar la Villa... yo era Minato Namikaze, cuarto Hokage y por mi familia siempre había hecho cualquier cosa, pero ahora sentía como todo lo que creía ser... todo lo que podía recordar perfectamente, desaparecía.

¿Cómo podía ser? Veía claramente a mi hijo Naruto frente a mí, entre toda esta oscuridad su recuerdo me iluminaba, sonreía pero aunque yo levanté el brazo intentando alcanzarle, se alejaba de mí hasta que llegó un momento... en que ya ni siquiera le podía reconocer, llegó ese momento en que empecé a dudar si realmente había tenido un hijo o no, si había tenido esposa... si había enseñado a alumnos... toda mi vida pasaba delante de mí pero les olvidaba, empezaba a perder todos mis recuerdos.

Abrí los ojos de golpe cuando dejé de escuchar aquellas voces que se clavaban en mi cabeza y sólo pude hacer un gesto de dolor cogiéndome la cabeza. Me dolía demasiado la cabeza, no sé qué es lo que ocurría. Estaba tumbado en la hierba, en un campo bajo una cúpula de hojas, ramas y árboles. Miré al cielo entre las hojas, era azul como mis ojos... yo era un Namikaze. Alcé la mano mirándola, ¿Qué me había ocurrido? ¿Me había dormido? ¿Había peleado? ¿Dónde estaba? No recordaba nada.

Miré a mi lado la bandana tirada en el suelo y la cogí elevándola hacia el cielo para verla. Era de Konoha... yo vivía en Konoha, eso lo recordaba y sé que tenía que volver pero... a parte de que me llamaba Minato Namikaze y de que era de Konoha... no recordaba nada más.

Me quedé unos segundos allí tirado esperando un milagro, el milagro de que mis recuerdos regresaran de golpe y me dijeran quién era realmente, porque ahora mismo sólo sabía que era un Ninja de Konoha. Tenía que moverme... no podía quedarme aquí, tenía que moverme antes de que anocheciera por completo.

Intenté incorporarme pero lo máximo que conseguí fue quedarme sentado y tuve que volver a agarrarme la cabeza por el dolor. Me dolía demasiado ¿Por qué tenía este maldito dolor de cabeza? Los oídos me pitaban un poco y no podía escuchar nada, solo ese maldito pitido que me taladraba y me hacía daño. Esperé un tiempo hasta que dejó de doler y entonces me levanté y empecé a caminar por el bosque buscando algo... buscando algún poblado porque me moría de hambre.

Tras caminar casi dos horas llegué a una pequeña aldea y en ella conseguí que me dieran algo de comer. Era gente amable, vivían de lo que tenían y al final decidí pasar allí la noche. Cuando me desperté a la mañana siguiente estaba confuso y el dolor era más intenso que el día anterior. ¿Cómo era posible? ¿Qué me estaba ocurriendo?

Me levanté y bajé a desayunar para reponer fuerzas antes de marcharme a Konoha, ya no quedaba mucho viaje para llegar, pero al bajar me di cuenta de que todo estaba demasiado silencioso. Bajé las escaleras y entonces me di cuenta... todo estaba lleno de sangre, las mesas, las sillas y los muebles estaban volcados ¡Había habido una pelea! De eso no había dudas pero ¿Quién? Aquí no había nadie, era gente humilde y decente. Me sorprendí muchísimo y aterrado eché un paso hacia atrás agarrando con mi mano la barandilla de las escaleras. Cuando miré mi mano... estaba llena de sangre y supe que había sido yo quien los había matado ¿Por qué? Yo no me acordaba de esto. ¿Qué había hecho? ¿Qué me estaba pasando? Me asusté hasta que vi como alguien salía del suelo.

Desesperante Sumisión (Sasuke-Naruto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora