Tentación apocalíptica.

Capítulo 32

POV Rick.

Transcurren los días en la prisión; hemos perdido varias vidas, pero debo decir que no todo es gris, también hay buena noticia, logramos controlar la infección y las personas que lograron sobrevivir están mejorando, debo admitir que sentí mucho miedo de perder a Lori, no es que la ame aun, pero es la mujer que me dio dos hijos y  también fue mi primer amor. Estoy retomando mis labores de agricultor, con Lori ya mucho mejor puedo volver a mis labores diarias, estoy trabajando en unos cultivos y siento la inconfundible risa de ella, levanto mi vista para poder observarla mejor, es lo único que eh podido hacer estas semanas; mirarla desde lejos, está cada día más hermosa. La extraño tanto, sentir sus labios, sus caricias, su hermosa sonrisa que iluminaba mis días grises. Amaral se alejó y la entiendo, ella no podía esperarme toda la vida.

Ella sonríe otra vez, hace mucho que no lo hacía y no puedo evitar que los celos me consuman por dentro, cuanto daría por ser yo el hombre que la haga feliz, muy tarde me di cuenta de lo que siento, pero es tarde y ella se merece ser feliz no puedo ser tan egoísta.

Me fijo que Daryl viene caminado hacia mí, me hace un gesto con la mano como saludo.

— ¡Hey!­—me dice, colocándose al frente de mi —. Saldré a cazar ¿Necesitas algo?

—Claro, ¿Puedes revisar las trampas?

—No hay problema— me contesta dándose la vuelta —. Se me olvida algo, iré con Amaral— y se va caminando hacia donde esta ella esperándolo.

Termino mi trabajo y me voy al interior de la prisión a descansar un poco, mi rutina últimamente es esa, trabajar todo el día, dormir un poco y hacer la guardia en las noches, así puedo mantener mi mente ocupada.

La noche cae y es hora de hacer mi guardia, subo la torre y ahí se encuentra ella, Amaral, está sentada con la mirada perdida en la nada.

—Hola— le dije, para llamar su atención. Ella me observa sorprendida, a mi también me sorprende verla acá—. ¿Creí que le tocaba guardia a Michonne?

—Sí, pero no se sentía bien y me pidió que la cubriera.

— ¿Está infectada?

—No tranquilo, solo está cansada.

Asiento con la cabeza y me acomodo en el suelo de la torre, me siento nervioso hace semanas que no estaba a solas con ella, no puedo evitar mirarla — ¡Demonios! — maldigo para mí mismo, no la puedo tenerla tan cerca, sin sentir esas ganas locas de besarla.

El silencio reina entre los dos, Amaral se abraza a sí misma, debe ser para proporcionarse calor, me levanto del piso me saco mi campera, ella me mira solamente, me acerco a ella y se la entrego.

—Ten — le digo entregándole mi campera —. No quiero que te enfermes.

—Gracias— susurra, y se colocándose mi campera.

Nos miramos fijamente, en sus ojos puedo notar tristeza.

— ¿Estas mejor? Digo por lo de Andrea.

—Sí, pero debo admitir que la extraño mucho, después de Woodbury hicimos lazos fuertes.

No le digo nada, solo me dedico a mirarla.

—Te extraño, no sabes cuánto— digo, en un casi inescuchable susurro.

Siento la necesidad de ir y abrazarla con todas mis fuerzas, necesito saber porque se alejó de mí. Me armo de valor y la enfrento.

—Amaral— ella levanta su cabeza y me mira expectante — ¿Por qué te alejaste?

—Creo que sabes la respuesta.

— ¿Es por Lori?, tu sabes que entre ella y yo no hay nada.

—Siempre me dices eso, pero yo veo todo lo contrario— me dice bajando su mirada — ¿Sabes? Yo realmente pensé en esperarte el tiempo que necesitabas, te podría esperar siglos si me lo pidieras, pero me di cuenta que realmente tú nunca hubieras tenido nada serio conmigo y ¿Por qué? Porque tú amas a Lori y realmente yo no quiero interponerme entre ustedes dos, tienen una hermosa familia y la vida les dio una segunda oportunidad lo más sensato es aprovechar esa oportunidad.

Me levanto de mi lugar y me acerco a ella, le ofrezco mi mano para que se levante, ella me mira confusa pero acepta, se levanta y quedamos frente a frente, tan cerca que puedo sentir su aroma, me pierdo unos segundos en su mirada, antes de hablar.

—Tienes razón— digo, ella despega su mirada de la mía y baja la cabeza, tomo su mentón y hago que me vuelva a mirar —. Tienes razón, la vida me dio una segunda oportunidad, pero esta segunda oportunidad no quiero aprovecharla con Lori, si no a tu lado, sé que mis acciones te confunden.

—Claro, me confunden y mucho— Amaral me interrumpe.

—La cuide porque es la madre de mis hijos y si ella le pasara algo mis hijos sufrirían.

—Eso lo sé, lo entiendo muy bien, es lo otro, son tus actitudes un día me tomas en cuenta otro día no, el día del matrimonio por ejemplo, no dejaste de abrazar y tener demostraciones de cariño con ella.

—Ese día me dio un poco de melancolía solamente, pero mis sentimientos son claros, te quiero y quiero vivir mi segunda oportunidad junto a ti.

La tomo con ambas manos la cabeza y la acerco a mí para besarla, al principio Amaral no me corresponde el beso, pero después de unos segundos me corresponde, me agarra de mi ramera y me acerca a ella para profundizar el beso — ¡Dios! — Pienso — Como la extrañaba.

Nos alejamos lentamente, dejando nuestras frentes unidas, ella me sonríe.

—Por fin.

— ¿Por fin?

—Si, por fin me vuelves a sonreír, tu sonrisa me complementa, ahora puedo volver a decir que soy feliz — ella da una carcajada — ¿Me darás un tiempo más? Prometo que esta vez va ser diferente, pero antes que contestes necesito saber algo.

—Claro, dime.

— ¿Tienes algo con Daryl?

Ella me mira desconcertada por mi pregunta.

—Rick... yo estoy... — ella no me alcanza a contestar por que unos gritos nos interrumpen de nuestro momento.

Nos separamos rápidamente y bajamos a ver qué es lo que sucede, logro divisar a dos personas detrás de las rejas matando a unos cuantos caminantes.

— ¡AYUDA! — nos gritaban las personas, mientras mataban caminantes.

—Rick, debemos ayudarlos— me dice Amaral.

Le hago una señal a Sasha que se encuentra en la otra torre, ella entiende mi señal y me cubre la espalda.

Comencé a correr hacia el portón para abrir la cerca y ayudar a esas personas, pero me di cuenta que ya era demasiado tarde, los caminantes que están devorando. Amaral llega a mi lado y se lleva sus manos a la boca de la impresión.

—Es demasiado tarde— digo dándome la vuelta caminado de vuelta al interior de la prisión.