Canción: "No Me Doy Por Vencido" de Luis Fonsi
DAVIDAna tiene una forma bien particular de leer la mente. Nuestra conversación fue de lo más extraña, pero sus peticiones son más que lógicas y acertadas, debo mantener secreta esta platica hasta el día que abandone de forma física éste mundo. Ese día hablaré con Kathleen y le contaré todo lo que ocurrió aquí, hoy y en este momento.
Estamos en la cafetería del hospital. Su mirada pesada no se retira de mi cuerpo ni por un segundo. Tiene una taza de café con un plato de galletas, algo que no ha tocado. Yo en cambio solo pedí una soda.
Su inminente suspiro y su voz interrumpe de manera abrupta aquello que navega por mi mente.
—No me vas a decir nada, ¿o me equivoco?
Niego en respuesta, así que asiente lenta y pensativa. Se muerde un poco el labio inferior y sin pensar mucho en lo que va a decir interviene:
—¿Pero ustedes dos creerán que yo soy tan tonta como para no darme cuenta de que estaban hablando de mí, o me lo piensas negar? —Niego con la cabeza una vez más, no tengo ni debo decirle mentiras, y menos cuando intentamos tener algo más que una simple amistad— David, ¿entonces por qué no me lo dices? ¿Por qué tanto misterio? —Su tono es de verdadera suplica, sin embargo, le hice una promesa a Ana que no romperé por nada en el mundo. Mi palabra de hombre selló nuestro acuerdo.
—Gata. Ya está bueno... No te tortures ni me tortures preguntándome cosas, en su debido momento lo sabrás.
Kathleen abre mucho los ojos y sé que está molesta. Reconocería esa mirada hasta debajo del agua. Se levanta, toma las llaves del auto y sale disparada. Saco mi billetera para dejar el pago de lo que estábamos consumiendo cuando ella gira y bastante fúrica refuta,
—Sabes qué, David. ¡Vete a la mierda!
No respondo nada. La explosividad de su personalidad no ha menguado en ningún nivel desde que la conozco. Eso no impide que intente sujetarla del brazo, pero su mal humor es más grande, así que se escabulle con suma habilidad y se larga como siempre.
Todos los presentes nos miran atónitos. Ella es demasiado explosiva, no mide sus emociones, expresa lo que le da la gana sin importarle el lugar o el momento.
Debemos tener una larga charla sobre sus reacciones. Sobre todo las impredecibles, esas que están envueltas de súbitos arrebatos.
Salgo disparado, no sé para donde agarró, supongo que está con Ana.
Bajo dos niveles en el elevador, y al llegar al área de la emergencia la veo que está afuera del cubículo hablando por su teléfono, camina de un lado a otro así como mueve las manos enérgica, imagino que le explica algo a la persona que está del otro lado atendiendo su llamada.
Me observa y sigue molesta. Me retira la mirada en un gesto antipático para mantenerse enfrascada en su conversación. No sé de que habla, ya que no estoy tan cerca como para escucharla.
Decido abordarla y en ese momento se despide, lógicamente la llamada ha terminado ya que guarda su móvil en el pequeño bolsillo de su lycra deportiva.
La encaro e interrumpo su paso con mi cuerpo, la bordeo con mi brazo por la cintura y estando pegada a mi persona busco la forma de apaciguar tanta molestia. Una que solo posee ella.
—Gata. Tú no puedes seguir teniendo esos arrebatos y salir así corriendo, me dejaste allá arriba sólo como un imbécil y te fuiste. —Levanta su mirada avergonzada— Sé, y estoy consciente qué quieres saber lo que pasó allá adentro, pero nunca me negué a decírtelo, solo te expliqué que lo haría en su momento, y así será.
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Tan Solo Tú © En edición.
RomanceElla: Inglesa Él: Mexicano Ella: Artista Él: Diplomático Ella: Alegre, carismática, sensible... Él: Tímido, sereno, observador... Tenía tan solo 19 años cuando él regresó, cuando David volvió a mí, cambiando mi mundo y transformando mi alma, haciénd...