Capítulo 38

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Capítulo largo....

Canción: "Mi Eterno Amor Secreto" de Marco Antonio Solis en la voz de Olga Tañón
KATHLEEN

―No ―le digo a David sin pensar en absolutamente nada de nada, su ceño se frunce de forma profusa.

Pasados unos segundos, que para mí son eternos, él relaja la mirada y sus ojos se llenan de esa suplica inminente que me hace declinar y ceder. Acepto que debo acompañarlo a ese lugar, que él ha estado para mí en los últimos meses, que me apoyó en todo lo que le paso a Ana, que sería la peor perra del mundo si no le diera mi compañía en este momento, todas esos sucesos y muchas cosas más, que rondan mi cabeza, son las razones por las cuales acepto que debo ir con David a ese maldito viaje.

Pero ¿Qué es lo que le ocurre a la rubia? Esa pregunta atormenta mi mente desde que escuché cuando David mencionó su nombre. ¿Por qué necesita volver a Estados Unidos? ¿Qué está sucediendo en el otro lugar del mundo?

Suspiro profundo, mis ojos se están empañados, no se que sucede y si soy sincera, no quiero saberlo, pero tengo la plena seguridad que él me lo dirá.

―¿Qué día debes estar allá? ―Le preguntó a David.

―Lo más pronto posible ―contesta rápidamente David.

Me suelto de su agarre y tomo asiento en el sofá, en el mismo asiento que he ocupado desde hace un momento. Apoyo mis codos de mis rodillas y con mi barbilla descansando en una de mis manos flexionadas le pregunto.

―¿Qué le pasa a Brooke?

Su silencio hace girar mi vista a la derecha y observarlo. Tiene la mirada perdida, no sé si observa la televisión o a un punto fijo en la pared del frente, estas cosas las odio, el silencio siempre te da muchas respuestas, pero es este momento debo estar bloqueada porque no llega nada a mí.

Espero con algo de paciencia a que hable, pero como no hace ni siquiera un ademán de que va a comenzar la conversación bufo exasperada y me levanto algo molesta del sofá.

―¡Está embarazada! ―Dice David― De seis meses.

Mi mundo se acabar de detener por completo, las imágenes de todo lo que hemos vivido pasan a la velocidad de luz por mi cabeza, el pecho me duele, la respiración se me acelera, no sé si llorar o gritar, no sé si negar o asentir.

Pero algo viene a mí como desde el fondo de mi subconsciente, de ese lugar que almacena todos y cada uno de los más recónditos sueños, deseos, anhelos, esperanzas y lo más significativo, recuerdos.

Desde que tengo uso de razón siempre he escuchado una frase repetitiva que mi madre pronunciaba y que aún dice en todo momento "En el fondo nosotros siempre sabemos en que nos estamos metiendo", y esa frase hoy, martes, en una fría, gris y cotidiana tarde de Londres se vuelve totalmente transparente y clara para mí... Siempre supe en que me estaba metiendo y los más importante las consecuencias que esto que estábamos haciendo pudiesen tener.

―Gata habla, di algo por favor ―dice David sin levantarse del sofá.

Giro mi cuerpo ya que estoy a espaldas a él, observo su rostro, la preocupación se hace notable, sus ojos están vidriosos, parecen dos pozos profundos, su mirada sigue suplicándome que lo acompañe, pero la molestia sumada a mi culpa me hace estallar.

―¿Para qué quieres que vaya? ―Le digo en un tono bastante elevado― ¿Para qué de verdad rectifique que ella está embarazada de ti? ¿Para qué me sienta peor de lo que ya estoy? ―Sus ojos se abren como platos, no creo que estoy hablando ¡No! En realidad estoy gritando― ¡Habla David!

Tan Solo Tú © En edición.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora